CAPÍTULO 25

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*Pov ________*

Mis ojos se abrieron y al instante se cerraron al ser deslumbrados por una luz roja. Me sentía desorientada. Abrí nuevamente mis ojos, poco a poco acostumbrandome a la luz y minutos más tardes solo podía seguir observando aquella luz roja en un intento de que todo se ordenará.

Pronto comenzaron a llegar recuerdos a una velocidad que me hacían cerrar los ojos con fuerza y a la vez haciendo que mi corazón estuviera latiendo a una velocidad apresurada.

Mi mente logró recordar aquella noche fría y lluvioso, podía llegar a recordar la batalla que se dio esa noche. Las escenas pasaban una y otra vez en mi mente, como flashes. Después parece que en mi cabeza se había creado un espacio en blanco y luego aparecieron escenas que no tenían ningún sentido para mí, pero que por alguna razón estaba consciente de haber estado presente en ellas.

Mi respiración comenzó a ser acelerada haciendo que mi pecho subiera y bajará de una manera no tan coordinada, y a pesar de ello mi mente no dejaba de trabajar. Escenas tras escenas pasaban por mi mente, pero el espacio en blanco todavía no llegaba a tener sentido hasta que algo hizo clic. Ese clic era Lillian.

Tomé asiento de una forma brusca y cuando miré a mi alrededor me di cuenta que estaba encerrada en una especie de... ¿prisión?. Ésta se encontraba en medio de una habitación, iluminada por la luz roja y las paredes eran transparentes dejando ver a dos hombres custodiando la puerta de toda la habitación. Fuera de la presión también estaba siendo iluminado por aquella luz roja. Me di cuenta que estaba sentada en una especie de cama y cuando dirigí nuevamente mi vista a aquellos hombres pude notar temor en sus ojos haciendo que sintiera cierto desconcierto, pero nuevamente mi cabeza se centró en Lillian y seguidamente ella con un mineral de color rojo.

Me coloque de pie de inmediato al haber llegado a comprender todo. Sabía muy bien lo desastroso que podía ser para un kriptoniano estar bajo el efecto de la kryptonita roja, la misma Lillian me lo había explicado en esos cuatro años de estar bajo su "tutela". Ahora todas las escenas tras ese espacio en blanco tenían sentido. Lillian me había puesto bajo el efecto de la Kryptonita roja al no haberla obedecido.

Puede ser que estuve bajo su efecto, pero al fin de cuentas era consciente de todo lo que había pasado.

La desesperación comenzó a apoderarse de mí haciendo que comenzará a caminar de un lado a otro. Lillian había seguido con el plan, había hecho daño, le había hecho daño a Lena...

Mis pasos se detuvieron cuando los ojos de la pelinegra aparecieron en mi mente.

-No puede ser...- susurre en voz baja, llevando mis manos a mi cabeza.

Si todo se había dado, claramente Lena estaba al tanto. Todos estaban al tanto...

Las palmas de mis manos chocaron contra la pared transparente, haciendo que los guardias se pusieran en posición, pero observando la luz roja supe que no había rastro de poder en mí. Sabía que aquella luz roja no estaba solamente de adorno para aquella prisión, esa luz roja estaba simulando el sol rojo de Krypton haciendo que me mantuviera como un humano más. Otra maldita lección por parte de Lillian.

Miré nuevamente hacía los guardias y enseguida uno de ellos salió de la habitación, mientras que el otro se quedaba aún en la posición de querer disparar por si algo sucedía.

-Todo se ha ido a la mierda...- susurre en voz baja nuevamente.

De pronto la puerta de la habitación fue abierta, entraron cuatro guardias más y enseguida mi cuerpo cayó nuevamente en pedazos cuando los vi ingresar a la habitación. Mis manos dejaron de posarse en la pared transparente para darme la vuelta. No tenía el valor para mirarlos a la cara, tenía miedo, estaba asustada. Recuerdo haber experimentado esta oleada de sensaciones durante la adolescencia y aunque no lo demostrará, luego con Lena, y ahora en esto.

Lena Luthor y Tú | Mi MisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora