CAPÍTULO 4

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Sentada en un costado de la cama sin poder dormir. Reviso el celular y me di cuenta que eran las 1:15 am. Me levanté sin prisa alguna sintiendo el frío del piso en mis pies descalzos y me dirijo hacía la cocina con la intención de beber un poco de agua tratando de que el sueño llegará rápido a mí, pero de camino mi audición sale a relucir de repente y puedo escuchar como alguien está forzando la manija de la puerta provocando que todos mis sentidos queden alerta. Todas las luces estaban apagadas y la única luz que podía entrar a través de las ventanas era el de la luna.

Avanzo dando pasos lentos con la intención de que el quien estuviera forzando la manija pensará que nadie en el interior se había dado cuenta de sus intenciones.

Veo como dejan de forzar la puerta, cada músculo de mi cuerpo se encontraba tenso y la situación causaba que mi respiración estuviera entrecortada. De repente la puerta es abierta abruptamente, a la vez que mi cuerpo se debilita. Caigo al piso frío de rodillas, sin entender que me estaba pasando.

-Fue error que vinieras aquí- dijo el tipo, mientras acercaba una especie de mineral específicamente de color verde.

-¿Qué... estás haciendo...?- pregunté con la poca fuerza que tenía.

A pesar de mi estado, puedo oír cómo los pasos de Eric y Abraham se acercan de manera rápida, y justo en ese momento entran dos tipos más. Estos últimos comenzaron a lastimar a mi única familia, podía escuchar sus quejidos causando que por mucho tiempo mis ojos se nublaran un poco por la amenaza de lágrimas en salir. Esto me recordaba perfectamente de cuando me arrebataron a mi madre y yo solo me quedé de pie observando todo, sin hacer nada.

Nuevamente oigo cómo entran más personas pero estos parecían que eran distintos, ya que lo primero que hicieron fue quitarme al primer tipo que logró entrar y el cuál me dejo en tal estado. Cuando lo alejaron sentí cómo si mis pulmones fueran liberados pudiendo respirar con normalidad, pero a pesar de esto, todavía podía sentir mi cuerpo un poco adolorido. Desde el piso frío busque con mi mirada a mi pequeña familia, los cuáles estaban siendo ayudados por hombres desconocidos para mí.

-Somos parte de Lillian- dijo uno tomándome del brazo para que me pusiera de pie- la llámanos y pronto estará aquí. Perdón por no darnos cuenta desde el principio.

Solo asentí sin llegar a entender el todo. Los supuestos cómplices de Lillian, se encontraban en mi hogar. Dos se encontraban retirándose tomando de manera brusca a tres tipos los cuáles supuse que fueron lo que causaron todo y el que me ayudo a ponerme de pie tomó aquel mineral verde entre sus manos, para finalmente marcharse.

Me acerqué rápido a Eric y Abraham, dándoles un abrazo que demostraba lo asustada que estaba. Todavía sigo siendo aquella niña asustada y lastimada que se marchó de Krypton. 

-Lo siento mucho, debí protegerlos- dije separandome de ellos.

-No te preocupes, pequeña- Abraham acarició mi rostro mientras mantenía esa sonrisa alegre, típica de él.

Los ayude a que se acomodaran en el amplió sofá, para luego yo sentarme en uno de los sofás individuales. No podía quitar mi mirada de ellos, se encontraban muy lastimados y me reclamaba a mi misma de no ser lo suficientemente fuerte.

La puerta nuevamente fue abierta apareciendo la misma Lillian Luthor con un semblante de preocupación. Me puse de pie enseguida.

-¿Estás bien?- caminó rápido hacía mi, para luego tomarme de los hombros.

-Si, pero ellos resultaron heridos- con mi cabeza señale hacía dónde estaban mis padres, haciendo que ella mirará y seguidamente ella les diera una sonrisa de compasión. 

Lena Luthor y Tú | Mi MisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora