CAPÍTULO 2

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*6 años después*

Me encontraba almorzando en la cafetería de la Universidad, saboreando gustosamente el emparedado de mantequilla de maní hasta que siento como alguien me toma de mi camisa sin cuidado alguno, haciendo que el emparedado caiga al suelo.

-¿Quién te crees para estar hablándole a mi novia?- sus manos arrugaron el cuello de mi camisa. Sabía que solo lo hacía para buscar problemas, ya que para él su única preocupación era él mismo.

-No sé amigo, tampoco es que ella me lo impida- sonreí de lado, logrando mayor frustración en él.

-Alejate de ella bicho raro- susurró cerca de mi rostro con asco.

-Dile a ella que se aleje de mí- susurre de vuelta cerca de su rostro de igual manera, ganandome un golpe en la cara.

Su puño impactó en mi mejilla derecha y me deje caer al suelo fingiendo que su golpe había sido lo suficientemente fuerte, para lograr tal cometido. Sabía que si me quedaba ahí parada sin mostrar alguna queja, notarian algo más raro en mí, además, solo era un niño inmaduro, no me rebajaria a tanto.

-Espero que aprendas fenómeno- escupió en mí haciendo que mis ojos comenzarán a arder, pero me controle. Sabía que si me descontrolaba podría acabar con su vida en un segundo, o al no saber controlar mis poderes aún, acabar con la vida de alguien más.

Estaba poniéndome de pie después de que ese cavernícola se fuera, pero fui ayudada por una chica que estaba en mi clase llamada, Samantha Arias, sino mal recuerdo. Unas de las chicas con familia más adinerada en toda la ciudad.

-Ese estúpido- me dio una sonrisa tímida como siempre.

-No pasa nada, Samantha- cogí mi mochila y pasé por su lado.

Sin mirar hacia atrás me dirigí a mi siguiente clase.

A pesar de que la voz del profesor se escuchará en cada rincón del aula, mi mente como siempre estaba en otro mundo. La Universidad en la tierra era un nivel superior a la escuela, pero no se me hacía tan difícil como a los demás. El único humano con que he podido establecer una amistad es, Maggie Sawyer, una chica de estatura pequeña, cabello ondulado que le llega a los hombros, su piel era un poco morena, ojos curiosos y personalidad valiente. Recuerdo haberle contado de mi otra identidad con tan solo haber pasado tres días de habernos conocido, es alguien en quien puedo confiar.

La chica era muy inteligente y astuta, pero debo confesar que aveces salíamos de la rutina haciendo cosas que nadie se imaginaria. Se me era difícil aparentar todo el tiempo ser una humana y a ella le aburría estar en una misma rutina día tras día.

Estaba sumergida en mis pensamientos hasta que oigo a alguien susurrando detrás de mi.

-¿Quieres que te consiga otra pelea?- me di cuenta que era Maggie, así que le preste atención - se que disfrutaste partirle la madre a Johnson el otro día.

Peleas clandestinas. Ese era el secreto que tenían unos de los bichos raros de esta Universidad. De vez en cuando solemos aprovecharnos de mis habilidades para tener un poco de diversión y a la vez ganar dinero al estar apostando en qué peleador ganaría. Ella no se dedicaba a pelear, pero le gustaba ese ambiente.

-Me parece bien - le di una sonrisa y luego me giré para seguir aparentando prestar atención.

-Esta bien, yo te aviso- susurró entusiasmada.

...

Al llegar a casa con pasos lentos y pesados, dejé la mochila en mi cuarto y después me dirigí a la cocina a beber un poco de agua. Cuando terminé, me dirigí a la pequeña sala y encendí el televisor.

Lena Luthor y Tú | Mi MisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora