4. Vacío

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AKEMI

Mi vista se nubla tras lanzarme de aquel acantilado rumbo al océano, cerrándose mis ojos antes de golpear el agua consumiendo mi cuerpo, el cual se vuelve liviano cual pluma percibiendo una extraña sensación de libertad. Un bombeo resuena, tranquilo y seguro a centímetros de mí como si de un cántico se tratará; un dulce aroma se impregna en mis fosas nasales, una exquisita fragancia que aclama por mi atención hasta desvanecerse momentáneamente y presentarse nuevamente de una manera más fuerte, todo ello antes de ser consumida por la calma y oscuridad, aquella anhelante, pero inalcanzable.



Cuando la consciencia se hace presente un dolor agudo se percibe, mi cabeza se inclina hacia arriba, se contraen los omoplatos, mi espalda se arquea levemente, con las manos en puño sobre el soporte que me sostiene intento apoyarme elevando mínimamente la cadera, un sonido de angustia y dolor emite mi garganta. Ardor y punzadas incentivan sollozos, un sabor amargo en la boca me revuelve el estómago y como resorte mi cuerpo se inclina hacia enfrente vomitando sangre. Temblores atacan mi cuerpo, las lágrimas surcan mi rostro y una molestia en el dorso de mi mano me vuelve a la realidad. Una vez más me han traído de vuelta.

Mis puños se aprietan pese a la debilidad que me envuelve, lloro ante la angustia de volver, volver al infierno que es aquella habitación. Con dificultad soy capaz de distinguir un bote frente a mí, más no me atrevo a levantar la mirada para encontrarme a alguno de los dos. Mi estomago se revuelve una vez más, con la otra mano hago el intento de desprender la cinta que sujeta la aguja, pero no poseo la fuerza suficiente para llevarlo a cabo y sin más vuelvo a vomitar.

Una voz desconocida, masculina y tranquila habla a mi lado, una cálida mano sostiene la mía desprendiendo aquello que me molesta y curiosa levanto la vista escapándose el aire de mis pulmones al encontrar aquel par de ojos azul oscuro a centímetros de mi rostro. La sorpresa ante su cercanía desvanece por un instante mis malestares, y su mirada, aquel par de orbes me proporcionan de calma y esperanza como cada vez que los veía. Respiro cuando mi mano es liberada e incapaz de despegar mi vista de aquellos ojos niego tras escucharlo hablar.

—Necesitas hacerlo.

Mi pecho se estruja al escucharlo y agua salada se desliza por mis mejillas, el miedo por obligarme a beber sangre me insta a negar sin cesar, no deseo esto. Mi vista se enfoca nuevamente en aquel par de faroles y deseosa lo pronuncio, le ruego hacerlo.

—Mátame -emiten mis labios en susurro.

Observo como su rostro se desencaja ante mis palabras, sus ojos intactos y a plenitud, sus labios entreabiertos guardan silencio y su cuerpo se ha alejado, así como el bote entre sus manos a nada de escaparse ante algún descuido. Cuando su cabeza se mueve de un lado a otro negando, sus labios emiten el distinguido sonido, decepcionada lloro por ello nublándose mi vista hasta el punto de no verlo más.

ZIA

Con el niño en la habitación observo la bolsa de sangre en espera de alguna respuesta de parte de ella, han transcurrido horas, su piel ha tomado color y el excesivo goteo de la transfusión resuenan con fuerza emitiendo eco ante cada golpe. Un respingo del crío me sobresalta, la respiración de la pelinegra se vuelve agitada a la par que la veo removerse inquieta sobre la cama como si el dolor la atacara, alejo a Drake con suavidad con una mano sobre su hombro cuando repentinamente el cuerpo de la pelinegra se endereza. Reacciono justo a tiempo sujetando un bote de la habitación entre mis manos, colocándolo frente a ella para verla expulsar sangre, su acción me aturde, temblores la atacan y el llanto cubre su rostro. Cuando parece con intenciones de volver a vomitar detallo que intenta desprender la aguja de su dorso, le pido a Sirina quien ha ingresado se lo quite, acto seguido sus ojos conectan con los míos, un par de orbes de iris rojo brillante.

Por un instante me pierdo en el brillo que instantáneamente estos poseen ante la humedad en ellos producto del llanto, la esperanza se refleja, pero lo que sus labios emiten es como un balde de agua fría a mi persona, no reacciono, no soy capaz de hacerlo más allá de observarla y el miedo se instala en mi sistema. Una extraña sensación se percibe en mis ojos, se vuelve difícil respirar, cuando reacciono mi cabeza tan solo se mueve con lentitud negando incapaz de ofrecerle lo que pide hasta que en un murmullo se lo expreso. La veo negar volviendo a llorar y sin poder con esto tan solo me pongo en pie huyendo de la habitación.

Al salir camino por el pasillo de un lado otro con las manos sobre la cabeza, intento pensar, intento buscar respuestas ante su rechazo a la sangre procurando que su única palabra no resuene por mi cabeza sin cesar molestándome, trayendo a mi memoria cada vez que lo veía abusar de ella, enfureciéndome. Sin darme cuenta mi andar se vuelve más apresurado y las ansias de destrozar algo regresan; no obstante, lo reprimo, una vez más no hay manera para descargarme.

En un intento por relajarme la abuela llega a mi mente e intento recordar lo poco que sé acerca de sus conocimientos, pero no hay nada que me indique que hacer respecto a Akemi, logró despertar, pero mientras el vómito persista podría volver a quedar inconsciente y se resiste a beberlo, lo que supongo resultaría el mismo efecto. Mis pasos minimizan, pero no detengo el recorrido de ida y vuelta por aquel pasillo, un llanto resuena y cierro los ojos al recordar al niño. Escucho a la rubia explicarle al alfa Toya lo sucedido a la par que percibo sus miradas en mi persona.

Tras un largo silencio donde tan solo el sonido del castaño se escucha apaciguando su llanto lo distingo acercarse, más no me detengo hasta que consternado mis pasos se detienen.

—Estás enamorado de ella.

No sé cómo interpretar sus palabras, volteo levemente la cabeza para verla, su rostro sereno me observa.

—Apenas la conozco -murmuro, pero algo en mi interior se remueve como queriendo contradecir mis palabras.

Desvío la vista intranquilo y pensativo, las palabras de Karim resuenan en mi cabeza, recuerdos me abruman y una fugaz idea cruza por mi cabeza. Suspiro inquieto ante lo que aquello podría revelarme, pero decidido hacer lo que sea necesario para ayudarla.

Sin ofrecer explicación alguna me adentro a la habitación cerrando la puerta, Akemi con la vista baja respira con dificultad, sus ojos se mantienen cerrados y sus manos en puños como si intentara evitar vomitar una vez más. Con cuidado tomo asiento en la orilla de la cama, levanta su rostro reflejando tristeza y cansancio.

—Necesito que hagas algo.

Muerdo mi muñeca y espero un momento antes de ofrecérselo, tras algunos segundos sus ojos se posan en mi herida, el temor me abruma antes de ofrecerle mi muñeca.

Respiro aliviado cuando sus labios se posan en mi muñeca, su piel además de haber tomado color va adaptándose a la temperatura. Aguanto la respiración cuando una extraña sensación comienza a atacarme, se cierra en puño mi mano libre e intento tranquilizarme evitando me consuma la excitación que pretende instalarse. Desvío la mirada, intento respirar reteniéndolo cuando un jadeo pretende escapar, hago lo posible por contenerme esperando a que termine, pensando en nada más que su bienestar.

Salgo con prisa en cuanto suelta mi brazo recibiendo miradas confusas desde el pasillo.

—Beberá de mí -es lo único que emito antes de huir en su totalidad saliendo del hogar.

Cierro los ojos cuando el sol golpea mi rostro, la impotencia me hace un nudo en el estómago y mis ojos queman ante el intento de evitar fluir aquello que me abrasa quemándose mi piel ante el contacto de la calidez del sol. El brillo del exterior me daña y me enfurece, camino alejándome de la tranquilidad que el ambiente pretende crear en lo que internamente soy un torbellino de emociones. Me dejo caer contra el piso a lado de la casa cubierto por la sobra que esta evoca, mis rodillas se doblan sosteniendo mis codos sobre ellas y frustrado dejo caer la cabeza entre mis manos sujetando con fuerza mi cabeza en lo que agua salada se libera e intento no pensar en nada.

Compromiso roto #dyjawards24Donde viven las historias. Descúbrelo ahora