23. Deseo

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ZIA

—Aquí te alcanzo.

Sonrío al escucharla encontrándola descalza de pie sobre el sillón, casi lo hace, aún es baja por algunos centímetros. No me es imperceptible cuando muerde su labio antes de pronunciar mi nombre en un susurro, simplemente la observo, no puedo hacer más, cada día es más hermosa, amo el brillo que proporciona su sonrisa e intentar estar lejos de ella es cada vez más insoportable. Duele resistirse, duele tenerla tan cercas y saberla lejana a la vez, su esencia es adictiva, es peor cuando me muerde, aunque he logrado controlarlo, pero no limita el deseo de hacer lo mismo, probar su sangre.

Mis pensamientos se disipan cuando su mano entra en contacto con la mía percatándome de que me he acercado a ella y con su pulgar acaricia mi parpado, es costumbre suya, suelo sostener su mirada, aunque me encuentre de los nervios, su cercanía es abrumadora, peor fue su ausencia durante meses, su tacto es el límite, sus dedos en mis parpados, los míos sobre su mejilla, nuestras manos unidas o un cálido abrazo.

Hay veces en que reprendo mis pensamientos, desear más siendo egoísta, desear más cuando Drake sueña con una simple sonrisa. Cuando su mirada desciende me pongo tieso, su mano llega a mi mejilla y prácticamente dejo de respirar.

Observo su cercanía incapaz de comprender lo que ocurre, sin contacto alguno más que su mano sosteniendo la mía y la otra descendiendo más allá de mi mejilla percibo estática. Confundido miro sus parpados, sus ojos permanecen cerrados, los míos pican. Extrañamente mi cuerpo parece relajarse cuando sus labios rozan los míos, vuelvo a respirar mientras mis ojos se entrecierran viendo como aún sus orbes se ocultan tras sus parpados.

Sus labios, carnosos y suaves rozan los míos a la par que su pulgar deja leves caricias, cuando finalmente cierro los ojos nada más importa, simplemente mi cuerpo reacciona correspondiendo aquel delicado beso. Internamente brinco de emoción, deseo, sueño con más... Reprimo disfrutando el ínfimo contacto entre nuestros labios, reprimiendo sonrisas ante el contacto son sus carnosos y apetecibles labios.

Mis ojos se abren una vez concluye el contacto distinguiendo una fugaz sonrisa antes de encontrarme con sus faroles rojos. Aún no me creo el haberla besado, mientras la observo mi pecho eufórico grita, mi mente niega, ahora más que nunca no deseo que se aleje, temo que lo haga si lo digo, no es momento, no debo... Pero las palabras salen por si solas.

—Akemi...

Su mirada parece opacarse, confundido intento buscar la razón sin comprender lo que ha ocurrido, ¿por qué repentinamente parece triste? Me alarmo creyendo que he sido la razón, por un lado, mi mente grita que su estado ha sido culpa mía, quizás no debí... A su vez, mi corazón suplica que le diga. Lo que sienta o no es irrelevante, es ella quien importa, lo que menos quiero es causarle daño y una vez más pierde la razón.

—Me gustas.

Un gesto se asemeja a una sonrisa mientras sus ojos se empañan, aun confundido la recibo cuando me abraza incomodo cuando oculta el rostro entre mi cuello, percibiendo cierto cosquilleo. No tardo en envolverla perdiéndome en su fragancia, su aroma, su cercanía suele tranquilizarme.

Cierro los ojos disfrutando de su contacto, sintiendo su pequeño cuerpo debajo de aquellas angostas prendas, tan pequeña y con una enorme fortaleza.

—Zia...

Sonrío al escuchar su susurro soñoliento, ella y Drake son muy idénticos.

Con sus piernas apenas rodeando mi cintura la guío hasta la cama, sus pies descalzos tocan la colcha y distingo que ha derramado lágrimas una vez retira la cara de entre mi cuello, acaricio su mejilla antes de volver a la sala. De regreso dejo sus zapatillas en el piso perdiéndome en su silueta, en su lento respirar mientras duerme, al salir cierro la puerta.

Extasiado sonrío, todo ha sido tan irreal. No me sorprendería si mañana actúa con normalidad, no espero que esto se repita, lo deseo, pero..., por una extraña razón algo en mi interior lo niega. A veces es como si nos contradijéramos, innumerables veces he escuchado al par despreciarse a sí mismos, decir que el otro lo odia, mirarme como si fuera la gran cosa mientras por mi parte me ocurre lo mismo, he llegado a pensar que ambos son demasiado para mí, nunca en dejarlos, no me gusta pensar lo que sería de ellos si no hubiera insistido en apoyarlos, pero creo que a veces me ven como si fuera..., superior cuando no es así.

Cargo con un título que no pedí, durante siglos intenté ser digno, otros más pensé en dejarlo en alguien más, ahora más. He pensado en no volver, vivir en otro lugar lejos de cualquier reino, lejos del peligro. En ocasiones sueño con volver, lo que más extraño es a mi madre, los imagino contentos con gente del reino, imaginarme lejos de alguno es doloroso. Posiblemente sea buen padre, pero se lo mucho que Drake la ama, cuando intento imaginarla creo que estará mejor con alguien más. Pienso en la posibilidad de algún día ser rey, nunca he llegado a imaginarlo realmente, quizás ante el hecho de que para ello antes se requiere de una futura reina, no solo no me veo con nadie, ahora no puedo hacerlo si no estaré con Akemi. El par son mi todo.

Sonrío recordando lo que parece tan irreal, tomo el block e incapaz de dormir plasmo en una hoja lo que durante mucho evite mirar, pero siempre desee, sus labios.

★★★

Percibo olor a quemado una vez me levanto, arrugo la nariz cuando el olor incrementa al abrir la puerta.

—¡Papá! -lo escucho emocionado.

—¿Por qué huele a quemado?

—Estabas dormido, mamá quiso calentar la carne, pero no funciono, mamá se quemó con la sartén, nos volvimos locos con el fuego, le echamos agua y se apagó. Se escuchaba raro, pero mamá apago el gas y el ruido ceso -sonríe mientras lo observo con la ceja arqueada.

Akemi me mira desde el sillón.

—Me hubieran despertado.

—Te veías lindo -murmura Akemi con la mejilla apoyada en el cojín.

Drake encoje los hombros.

Compromiso roto #dyjawards24Where stories live. Discover now