18. Tinieblas

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NARRADOR

Día 61, sábado

Bajo el cielo nublado sentados en una banca, a lo lejos el ojiazul observa cada movimiento del castaño apreciándolo jugar entre niños humanos. Con el fin de despejarse cada sábado sin falta permanecen en el parque, Akemi disfruta del paisaje y la presencia de algunas madres que se acercan a charlar no le incomoda, por el contrario, se muestran comprensivas aun sin conocer el origen de su rechazo hacia los varones.

Mientras corretean, de un instante a otro alguien pasa con velocidad llevándose consigo al infante, Zia de pie llama a Akemi, sin comprender lo toma de la mano percibiéndolo no solo en alerta, sino molesto. Acto seguido en un sobresalto lo suelta cuando el arma de ambos hombres resuena entre sí al primer golpe. Ansioso por recuperar a Drake por primera vez se muestra molesto por un enfrentamiento mientras a la par intenta cuidar de Akemi.

Habiéndose alejado ante la presencia del hombre, otro sobresalto congela su cuerpo en su sitio y con el miedo recorriéndola el llanto anuncia su presencia mientras una mano la sujeta.

—No digas nada -murmuran a su oído.

Pero cuando los hombres parecen retomar la huida excepto por quien lucha con el príncipe, molesto lo evade corriendo detrás de los otros, subiendo al techo de los edificios mantiene a ambos en la mira deduciendo el lugar al cual se dirigen.

Mientras tanto en el parque con el hombre infundiendo terror con su simple presencia, sonríe.

—Cayo.

Con tranquilidad envaina y camina rumbo a su destino.

Una vez los hombres que sigue ingresan al reino pierde totalmente de vista al par, diversos pares de ojos recaen en él en cuanto pone un pie en el Reino de la Perdición. Ingresa sin ningún gramo de temor analizando cada minúsculo sitio con la mirada, todos ahí saben quién es.

Impotente ante su descuido, por la expresión de las féminas que ahí habitan, en ningún momento baja la guardia mientras cada hombre que pasa lo mira ansioso y listo para una contienda. Un grito basta para saber la ubicación de su pequeño.

Mientras tanto, lejos y del lado contrario sueltan a la pelinegra. Con su cuerpo agitado producto del miedo distingue a un hombre robusto y mucho más alto que Zia en la estancia, otro hombre ingresa. Con más de dos metros tan solo observa de brazos cruzados, cabizbaja Akemi retrocede cuando los otros dan pasos hacia ella, un muro detiene su cometido.

Con la respiración agitada pretende evadir cualquier contacto, pero aquel que la ha raptado tomándola del mentón gira su rostro.

—¿Hermosa no crees?

—Con esos ojos cualquiera diría que pertenece aquí.

—¿Tú que dices Kaan?

El aludido desvía la vista restándole importancia a lo que ocurra con la chica durante su estadía, mejor no meterse en problemas pues famosos son los rumores que hablan acerca del Príncipe de Luna Gris.

Acorralada y sumisa lágrimas descienden cuando una mano la acaricia, la respiración del joven contra su cuello y temblores la atacan ante la mano que incursiona bajo la tela de su blusa.



Entre gritos y patadas el crío se remueve en brazos del hombre que lo sostiene, gruñidos suelta a la defensiva y una mordida causa insultos además de ser lanzado cayendo con brusquedad contra el piso. A nada de ser pataleado Zia no lo piensa cortando al hombre en dos, pero antes de siquiera tomar en brazos al castaño más hombres lo sujetan reteniéndolo contra la pared más cercana.

Compromiso roto #dyjawards24Donde viven las historias. Descúbrelo ahora