17. Cicatrices

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AKEMI

Zia, ¿Quién es Zia? Es alto, muy alto. Sus ojos son lo más bello, lleva el cielo nocturno en ellos. Mirarlo me proporciona de calma y su aroma, posee una exquisita fragancia que no solo me provee de seguridad, sino que me impide desear alejarme de él, es..., es como un imán, su simple presencia me lleva querer acercarme a él, a estar cercas. Al contrario, Kyle era el otro lado de ese imán, lo repelía, pero por más que deseaba no sucedía, siempre forzaba la unión.

Respiro centrándome en alejar aquellos pensamientos, trayendo a mi mente a aquel de hermosos ojos, invadiendo su rostro mi mente. El color de su tez es otra de las cosas que me agradan, su blancura, tan suave y ese tono rojo que de vez en cuando lo envuelve. Cuando sucede suele evadir la mirada, guardar silencio, lo hace ver lindo. Pero también suele ser temerario, sus ojos parecen oscurecerse aún más reflejando determinación en ellos. La primera vez que lo vi así, temí. Fue inevitable no pensar en Kyle, cuando esa mirada surgía nada bueno ocurría, aún más tras su sonrisa, Zia por el contrario, él es diferente, lo ha demostrado, aunque me niegue a aceptarlo.

Es fuerte, alto, imponente, pero cuando estoy a su lado o el crío, no sé, es... Es como si fuera otra versión de él, me agrada. Es bueno para dibujar, también sabe mucho. Sonrío, tan solo pensar en él me llena de calma. No olvidemos su sabor, es único, el sabor de su sangre es embriagador. Al acariciarlo es como si una corriente eléctrica se instalara en la punta de mis dedos, en mis labios cuando bebo de su muñeca, cuando ocurre extrañas sensaciones me embriagan, disfruto su cercanía.

El niño, él es Drake, es... No comprendo lo que siento respecto a él y ahora menos, es confuso. Es pequeño, aún recuerdo cuando tuve su pequeña mano entre la mía, casi diminuta, su temperatura es elevada, pero diferente. Antes su cercanía me repudiaba, no podía mirarlo, quizás sea su tez, no lo sé. Antes no poseía aquella cicatriz, aun así, siempre rechace cualquier contacto, pero ese día fue diferente y la curiosidad ha aumentado tras aquel extraño sueño, ese que ya he redactado aquí, pero aún no le menciono a Andrómeda. Sus ojos por el contrario son hermosos, puros como seguramente él lo es. Le gusta estar con Zia, preguntarle acerca de todo, lo he escuchado reír, suele ser contagiosa produciéndome sonreír, otras me ponen melancólica abrumándome esa fea sensación de soledad que incrementa al escucharlo decirle papá, pero ya me acostumbré. No solía agradarme, supongo que no quería que Zia me hiciera a un lado, sentía que me lo arrebataría, pero no ha sido así.

¿Yo? ¿Quién soy? Sinceramente no lo sé, me llamó Akemi y me marcan estas feas cicatrices. Estoy rota, diría que no soy nada, no soy nadie...

Kyle..., él está muerto. ¿Quién es? Un monstruo tal vez, con su sonrisa retorcida, su tez morena a juego con el pelaje café que lo cubre cuando se transforma, el solo pensarlo me produce escalofríos, es el autor de mis pesadillas. Mi piel siempre quema al contacto con la suya donde una caricia es simplemente el comienzo de la tortura. Su voz me repugna y causa escalofríos a mi persona, su único fin es él mismo, decía amarme, adorarme, pero no hacía más que causarme dolor.

Su presencia infunde temor, verlo ingresar a la habitación es incierto, era incapaz de verlo a los ojos, siempre esperando lo peor, incluso cuando nada ocurría, cuando dejaba una simple caricia la alerta estaba ahí en espera de su acción. Todo estaba dicho una vez se despojaba de su vestimenta, su mirada fija en mí como si cazara a su presa, esa era yo. Nunca pude hacer nada, intentarlo solo lo empeoraba, siendo mucho peor cuando se molestaba. No solo lo odio a él, sino lo que me hacía, dolía, asqueaba; escucharlo era denigrante siendo peor cuando ni siquiera yo podía evitarlo, cuando esos sonidos eran emitidos, cuando él transformaba mi dolor en gemidos.

¿Quién soy? Nada, no soy nada, no soy nada... Solo un cuerpo, un cuerpo lacerado, una muñeca rota a la cual manipulan a su antojo, no tengo utilidad, ¿qué más podría hacer alguien que tan solo tiene el propósito de satisfacer carnalmente? Soy solo una muñeca de porcelana, un cascarón vacío, roto.

—Antes de retirarnos quisiera mostrarte un ejercicio.

Curiosa la sigo con la mirada, remueve en uno de los cajones del escritorio mostrándome los objetos que ha traído consigo, una llama nace de uno de ellos y por arte de magia se transmite al otro.

—Esta vela emite calor y brilla con mucha intensidad.

Veo la flama en la superficie, los colores, alucinada por su simpleza, cuando sopla esta se extingue, desconcertada veo cuando lo rompe confundiéndome cuando vuelve a encenderlo.

—Ahora está rota, pero aun así brilla con la misma intensidad y emite el mismo calor.

Vuelve a soplar para acomodar lo que ha roto creándose una vez más aquella magia.

—Después de rota he vuelto a unirla, la vela sigue brillando tal como lo hacía en un inicio y su calor sigue siendo el mismo. ¿A qué quiero llegar con esto? Lo que quiero es que entiendas que tú eres esta vela, me dices que estás rota, pero aún rota eres capaz de brillar.

Compromiso roto #dyjawards24Where stories live. Discover now