2. El castigo

154K 13.9K 27.1K
                                    

Capítulo Dos

El castigo

—¿Todo bien? —preguntó Leo.

Solté un fuerte suspiro, antes de abrir mis ojos y observarlo desde la distancia. Me encontraba recostada en el suelo de madera, esperando a que Leo recogiese todos los balones. Al final de cada práctica el entrenador solía escoger a alguien para que lo hiciese y, en esta ocasión, le había tocado a él.

—Sí, ¿por qué?

Sus ojos azules brillaron con diversión.

—Te miré hablar con Alex y salir ilesa —comentó, burlesco—. Me sorprende verte tan tranquila, ¿cómo es que no te desmayaste?

—Ni me lo recuerdes.

—¿Por qué?

—No se quiso disculpar. —Me pasé las manos por el rostro con frustración—. ¿Lo puedes creer?

Leo se detuvo, y la pelota que iba a meter dentro del costal quedó en su mano izquierda.

—¿Estás segura?

—Sí.

—Me parece extraño —comentó.

—No debería.

Me hubiese cuestionado lo mismo, si no fuera porque su estúpida actitud opacaba todo.

Alex era un cretino y punto final.

—No le tomes mucha importancia —sugirió.

—¿Qué no le tome dices? Le demostraré cómo se siente estar de este lado.

Leo arqueó una ceja.

—¿A qué te refieres con «este lado»?

—Sabes perfectamente a lo que me refiero.

Él colocó el balón que tenía entre sus manos debajo de su brazo para sostenerlo mejor.

Volcó los ojos y soltó un suspiro.

—Si lo supiese, ¿por qué preguntaría?

—No tiene mucha ciencia, Leo —enfaticé.

Relamió sus labios y rascó su barbilla.

—No entiendo qué quieres lograr con esto, ¿te das cuenta de que puede que solo pierdas tu tiempo? Dudo que le importe cómo lo trates.

Leo había demostrado ser una especie de hermano mayor en una infinidad de ocasiones.

Y esta parecía ser una de ellas.

—Estaré bien, te prometo que solo será una simple lección y ya.

Percibí con qué suspicacia escondía sus ojos oceánicos bajos sus pobladas cejas negras.

—¿Lección, Mack? No te entiendo. Tú no puedes estar dándole lecciones a la gente.

—¿Por qué no? —pregunté—. Es un simple escarmiento.

Esto no es un cliché, ¿o sí? Where stories live. Discover now