Capítulo 64

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No dije nada y solo me senté frente a ella, nos miramos por tantos segundos que solo quería seguir haciendo eso, mirarla, mirar sus ojos claros con sus pestañas negras por su maquillaje, su piel que siempre me pareció perfecta, quería tocarla y recordar lo suave que era. Sus labios eran rosados naturalmente y sus dientes pequeños, pero mirar sus ojos era lo que más me gustaba, porque intentaba adivinar su estado de ánimo en sus pupilas, ahora eso era fácil, porque estaban cristalizados y sabía que en cualquier momento lloraría, también sabía que posiblemente había pasado todos estos días llorando.

-Te he llamado -le dije rompiendo el silencio y ella asintió al mismo tiempo que bajó la mirada.

-Lo sé.

-Mía, ya no sé de que manera decirte que lamento todo esto.

-Sé que lo lamentas -volvió a mirarme.

-Te amo -dije intentando tocar sus manos y ella no me rechazó.

Sentir sus manos con las mías me provocó algo en el estómago, sobre todo cuando noté que aún llevaba el anillo que le regalé. Me quedé mirando sus manos que ahora las sentía suaves nuevamente, sus dedos delgados y sus uñas largas. El esmalte de sus uñas estaba gastado, pero aún así el anillo seguía viéndose perfecto en sus manos.

-Por eso estoy aquí, porque sé que me amas y me imagino que no haz estado bien en estos días -apretó mis manos mientras yo negaba con la cabeza.

-¿Y tú? ¿Cómo haz estado? -pregunté mirando nuestras manos unidas.

-Pensé en las posibilidades de seguir contigo y las posibilidades de terminar con esto -me dijo ignorando mi pregunta-. Creo que lo que haría una persona razonable sería terminar y creo que al terminar contigo me evitaría muchos problemas.

-Estas siendo sincera -dije mirándola a los ojos nuevamente y ella asintió.

-Sí, pero también soy sincera al decirte que ya es tarde para que yo sea razonable -suspiró-. Es tarde para querer huir de ti, porque cuando pude hacerlo no quise. Sabía que no sería fácil estar contigo, pero no imaginé que esto pasaría, sabía que tenía que aceptar un Justin con problemas como todo el mundo, pero no sabía que sería un Justin con un hijo y además con problemas.

-No sé leer entre líneas -le dije a un volumen bajo, sin despegar mi mirada de la suya.

-Es tarde para ser razonable, demasiado tarde, porque me enamoré de ti como una tonta -me dijo al mismo tiempo que unas cuantas lágrimas caían de sus ojos-. Solo basto esto, tres días sin ti para darme cuenta que te amo y te necesito.

-Eso quiere decir que... -me quedé en silencio y ella suspiró mientras entrelazaba sus dedos con los míos.

-Eso quiere decir que estoy y estaré contigo, pase lo que pase, si ese niño es tu hijo quiero que te hagas responsable por ello, yo te apoyaré en esto.

-Te amo Mía -sonreí emocionado y me acerqué a besar sus labios, esos labios que extrañaba tanto. Sus besos seguían provocando en mí lo que provocaron la primera vez que los besé.

-No quiero que te aproveches del amor que te tengo para pensar que puedes hacer cualquier cosa y te perdonaré -me dijo luego cuando se alejó para mirarme a los ojos.

-Jamás me aprovecharía de tu amor -rodé los ojos, como lo hacía ella siempre.

-Si estoy aquí es porque te amo, sí, pero además porque sé que lo que pasó no fue mientras estabas conmigo, si me hubieras engañado no te hubiera perdonado a pesar de que te amo.

-Me encanta como suenan esas dos palabras en tus labios -la miré ilusionado-. "Te amo".

-Sigo hablando seriamente -rodó los ojos.

-No te engañaré, jamás te engañaría, te lo juro por mi vida -besé su frente-. Te amo Mía y agradezco que estés siendo tan comprensiva, jamás me aprovecharía de ti, solo quiero lo mejor para nosotros y quizá no soy lo mejor para ti, pero por dios cariño, te extrañé tanto, ni siquiera podía dormir.

-Puedo verlo, tienes un aspecto del demonio -rió levemente.

-Ven aquí -abrí mis brazos recostándome un poco en el sofá y ella se unió a mí-. No sabes como te he extrañado -dije acariciándola.

-Lo sé, porque te he extrañado de igual modo. Y no vuelvas a decir eso de que no eres bueno para mí.

-Sabemos que es cierto.

-Sabemos que nos amamos -dijo ella mientras pasaba su dedo por mi mandíbula-. Deberías afeitarte -rió un poco.

-Lo haré, pero después, no quiero despegarme de ti ahora -presioné su cuerpo contra el mío.

-¿Dónde está Ryan?

-No sé, me imagino que en casa de Derek, haciendo alguna entrega quizás, no hemos hablado durante estos días.

-¿Pero no está aquí? -preguntó nuevamente y negué con la cabeza.

-Si estuviera ya habría venido aquí a cualquier cosa, solo para saber que pasa -reí.

-Entonces estamos solos -dijo al momento en que comenzó a besar mi cuello y pasó una de sus manos por mi abdomen-. Hazme el amor y dime que me amas -pidió mientras continuaba besando mi cuello.

Me puse de pie y ella rodeó mi cintura con sus piernas mientras yo la sostenía, caminé hacia mi habitación besándola y deseando que el tiempo se congelara ahora que la tenía conmigo. Le quité todo lo que llevaba puesto y solo la besé por infinidades de minutos, mientras no dejaba de repetirle "te amo" la mayor cantidad de veces posibles, mientras ella me respondía lo mismo.

No sé cuantas veces he tenido sexo, ni con cuantas chicas, pero sé muy bien que la mejor experiencia es con Mía, amándola, y quizá estoy loco por pensar esto ahora pero solo quiero esto para mi vida... Amarla y acostarme cada noche a su lado, sintiendo sus brazos a mi alrededor, sintiendo su piel con la mía.

Mía se puso una de mis camisetas y yo solo un bóxer, estuvimos hablando un buen rato mientras continuábamos acostados. Yo tenía mis piernas abiertas y Mía estaba en medio, yo dibujaba lineas en su piel con mis dedos mientras ella me hablaba.

-Durante estos días pensé tantas cosas que jamás pensé que estarían en mi mente -me dijo de manera tranquila-. Si ese niño es tuyo, desearía que algún día me quisiera, porque seré buena con él y lo trataré como un hijo más cuando vaya a nuestra casa.

-Eso de nuestra casa me gustó, un hijo más -reí un poco-. ¿Te proyectas conmigo? -pregunté y ella asintió sin complejidad-. ¿Cuántos hijos quieres tener?

-Siete -dijo seria y la miré sorprendido, ella rió enseguida-. No, dos estaría bien, y tienes que quererlos del mismo modo que querrás al hijo de la chica, los niños no tienen la culpa de los errores de los padres.

-Lo sé -dije tragando con dificultad-. Amor, no me siento cómodo hablando de esto ahora.

-Ok, no lo hablemos entonces -asintió comprensiva.

Escuchamos la puerta abrirse y cerrarse muy fuerte, en segundos Ryan estaba en mi habitación con una expresión entre rabia y preocupación, iba a hablarme aceleradamente en cuanto entró pero vio a Mía y se quedó inmóvil. Mía se cubrió con las sábanas riendo avergonzada.

-Lo siento, lo siento por entrar así, no sabía que estabas ocupado. Mía, me alegra verte, pero necesito hablar con Justin algo serio -habló algo preocupado.

-¿Tú no dejas de darme malas noticias?

-Lo siento bro, desearía no ser yo quien tiene que decirte todo, pero ya haz estado bastante incomunicado, necesitamos hablar ahora.

-Me daré una ducha -dijo Mía poniéndose de pie y dirigiéndose al baño-. También me alegra verte Ryan -gritó desde el baño.

Ryan me miró serio y su mirada me dejaba en claro que no era nada bueno lo que iba a decirme.

-¿No se acaban las malas noticias? -bufé y él negó con la cabeza.

-Al parecer no -se sentó a mi lado.

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Dulce Tormento © #1Where stories live. Discover now