Capítulo 43

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JUSTIN.

Ver una chica de buen cuerpo provoca cosas dentro de un hombre, pero cosas físicas, lo mismo que cuando mueven sus cuerpos sobre ti mientras bailan, todo es físico. Había escuchado un millón de veces a otras personas hablar de amor, de sensaciones en el estómago, el corazón acelerándose y esa falta de oxígeno cuando no esta a tu lado, todo eso me parecía algo cursi y totalmente lejano a lo que yo pudiera sentir por alguien. Pero ahora es cuando recuerdo como vi llorar a Miley la noche antes de su viaje.

-Lo amo Justin, quiero quedarme, no quiero que Dylan se enamore de otra chica en mi ausencia -me había dicho entre lágrimas.

-Si él te quiere te esperará -había dicho yo solo para consolarla, porque en realidad nunca pensé que él la esperaría.

-Tengo miedo de perderlo -seguía diciendo.

-Si eso pasa lo olvidarás Miley, somos jóvenes, tendrás mil amores más.

-No -ella negó muy segura-, cuando te enamores me entenderás, no querrás estar ni un segundo sin ella, sentirás que te quema el cuerpo el miedo de perderla y no te importará ser joven al momento de asegurar que no quieres a nadie más. Los grandes amores están en la adolescencia, cuando luchas por conseguir un beso, cuando eres inexperto y todo es más que sexo, todo es cariño de verdad.

-Tranquila -la abracé en ese momento y la consolé sin saber que más decir.

Ella era mi única prima y la única mujer con quien había sido tierno además de mi mamá, hasta que apareció Mía.

Ahora pienso en todo lo que me dijo Miley, en todas esas cosas que puede provocarte alguien, cosas más que físicas, cosas emocionales, cosas que me asustan. Y pienso en la pregunta de Mía, por qué ella?. La observo dormir mientras siento su mano aferrada a la mía y pienso en la respuesta. Cuando la vi solo quería llevarla a la cama, a pesar de que no era una chica con un gran escote y que estuviera mostrando sus piernas definitivamente ella me pareció hermosa desde que la vi, sus ojos te atrapaban al segundo en que te miraba y su sonrisa tan difícil de conseguir era realmente bella cuando por fin podías verla. Ella me provoca unas infinitas ganad de protegerla, de abrazarla y de hacerla sonreír a cada minuto. Besé su frente mientras dormía y ella se movió un poco, su mano seguía aferrada a la mía, llevo observándola unos largos minutos y me llena de paz poder mirarla y tenerla a mi lado en estos momentos.

-¿Me estas mirando? -susurró ella de repente con sus ojos cerrados y yo sonreí.

-Sí -susurré también.

-Deja de hacerlo, me voy a sonrojar -rió y abrió sus ojos lentamente-. ¿Hace cuánto despertaste?

-Unos cuantos minutos -jugué con su cabello.

-Odio que me vean dormir -sonrió avergonzada-, no sé si babeo o hablo dormida, eso sería vergonzoso.

-No babeas ni hablas -reí-, solo luces hermosa, como siempre.

-Deja de decir eso -se sentó liberándose de mi mano-, iré a preparar desayuno.

-Mía -sostuve su brazo y ella me miró detenidamente a los ojos-, este fue el mejor despertar que he tenido.

Ella sonrió sin decir nada y se acercó a besar mis labios, se puso de pie y salió de la habitación, enseguida la seguí y la ayudé con el desayuno.

-¿Haz hablado con tu papá? -le pregunté mientras desayunábamos.

-Le envié un texto, está todo bien -asintió ella-. ¿Y tú hablaste con Ryan para que solucionara lo que dejaste pendiente con Derek?

Dulce Tormento © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora