Capítulo 24: Huellas

12 1 0
                                    

Mientras el éxito del Boulevard  continuaba llenando las arcas de Bernarda Solar, Adán estaba finalizando el balance de Diciembre y fin de año de la galería de Carmen Basaure, y con excelentes cifras. No había vuelto a tener noticias ni tiempo de conseguir información sobre la artista, pero en lo que a él respectaba, era mucho mejor no tenerla en el país mientras estaba colmado de trabajo con Boulevard y los proyectos relacionados con el hotel; parecía muy poco tiempo, pero en realidad habían pasado muchas cosas desde la inauguración de la galería y ahora sus ojos se encontraban en cosas mucho más grandes; había  cerrado la galería por ese día 19 de Diciembre para poder disponer de ella y las obras, y sabía que estaba solo, por lo que le llamó mucho la atención que alguien llamara a la puerta.

– ¿Quién puede ser?

Dejó el trabajo en la oficina que  había improvisado en el taller de Carmen, y se acercó a la recepción; en la captura de la cámara de seguridad no había nadie. Retrocedió  un poco el registro, pero aun así no encontró a la persona que hubiese tocado; alguien que sabía bastante bien cómo moverse.

–Un momento...

De pronto recordó que aún no había tenido respuesta de sus investigaciones con respecto a la persona que dejó los mensajes en su departamento, y pensó que en realidad todo eso podía estar relacionado y por lo tanto ser más importante de lo que había supuesto en un principio. Salió de la recepción caminando lentamente, solo para encontrarse con una visita en el taller.

–Buenos días Adán.

Era Samuel, el genio informático que lo había ayudado en el pasado y al que no había podido localizar últimamente. Contuvo la sorpresa y las preguntas, deduciendo que había entrado allí usando  sus conocimientos de tecnología, y solo entonces comenzó a comprender.

–Al fin apareces, estuve tratando de encontrarte todo este tiempo Samuel.

El otro frunció el ceño. Esta vez algo había cambiado en ese hombre, porque el tono amistoso y cercano de Adán no había hecho ningún efecto.

–Me ausenté durante estos días. Estaba haciendo investigaciones y descubriendo muchas cosas; hice un viaje al pasado.

Adán se quedó inmóvil mirando al otro hombre. ¨Dejaste un cabo suelto¨  ahora tenía todo el sentido. Por eso Samuel desapareció repentinamente, por eso no habían rastros del origen de los mensajes en su departamento, por eso es que se veía tan distinto.

–Así que hiciste un viaje. ¿Y cómo estuvo?

–Interesante. Educativo. Y a la vez intrigante.

Lo fulminó con la mirada. Samuel ya no era el mismo, ahora todo era completamente distinto.

– ¿Por qué, que descubriste?

–Te descubrí a ti Adán. Y a la vez no. Por eso me parece buen momento para hacer una pregunta. ¿Quién eres Adán Valdovinos?

Mientras tanto, Eva estaba en su oficina en la Constructora Del Mar y Alzarrieta ordenando unos asuntos cuando sonó su teléfono celular, indicando en él un número desconocido. Contestó mientras se acercaba a la cafetera.

La traición de AdánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora