Capítulo 10: Presentación

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Lo primero que hizo Carmen la noche anterior a la inauguración, fue ir a la galería; ya se encontraba completa mente recuperada, y tal como anunció el abogado Izurieta, su estado de salud era espléndido. Adán despachó a todo el personal en cuanto ella le dijo que iría, y la esperó en la recepción; de lo que sucediera en esa jornada dependía mucho de sus planes para el Futuro, por lo que no podía cometer errores.

–Adán, quiero ver el cuadro.

Era evidente que ella había regresado por completo, y su actitud era consecuente con eso; en su galería, estaba en su ambiente, y se sentía a sus anchas ahí.

Ahí estaba la gran oportunidad, el momento perfecto en que el hombre daría el golpe indicado; hasta ese momento, sólo él tenía conocimiento de lo que se ocultaba en los dos cuadros, y darlo a conocer tenía que asegurarle un paso más en sus planes.

–Carmen, como te dije antes, conseguí el segundo cuadro, pero hay algo más importante que debes ver.

La artista asintió con cautela.

–Eso me tranquiliza de momento, pero no ayuda con la amenaza que significa Bastián Donoso ahora mismo.

–Lo sé -replicó, mientras entraban en el taller -, pero algo me dice que no tendremos ningún escándalo, o ya habría pasado algo. De todos modos, eso aún no es lo más importante, descubrí algo que es lo primordial, tiene que ver con el segundo cuadro.

Una vez dentro, Adán sacó los dos cuadros de la bodega secreta, depositándolos en atriles previamente preparados para ello; Carmen lucía tranquila, y el hombre, por un instante, se preguntó si sería apropiado darle la sorpresa que tenía junto a él. Pero ya no iba a cambiar de parecer, el paso ya estaba dado.

–Necesito saber si estás totalmente repuesta de lo que te pasó.

La mirada de ella se hizo un poco más aguda; estaba sospechando de que había algo más en esa historia.

–Claro que sí. ¿No me ves? Fue un malestar nada más, estaba ansiosa y preocupada cuando estabas fuera y comencé a maldecir y protestar, me sentía abrumada y supongo que me subió la presión, pero eso es todo.

–De acuerdo –replicó él, suspirando-, porque necesito que estés bien para lo que vas a ver, descubrí algo importante para ti.

–No le des más vueltas.

Estaba como de costumbre. Adán celebró la buena salud de la artista, pero tenía claro que lo que pasara de ahí en adelante sería dado en gran parte por el azar, todo dependía de la reacción de Carmen. Ya no podía esperar más, así que dispuso los cuadros en el ángulo perfecto, los descubrió, y se ubicó a un lado de ellos para que ella pudiera verlos en toda su magnitud.

–Oh...

La artista, que en ese momento estaba sentada en uno de los taburetes, se quedó inmóvil, muda de asombro ante lo que estaba viendo.

Adán estaba concentrado en su reacción, pero no pudo evitar desviar la mirada hacia lo que estaba viendo. Al colocar las pinturas una al lado de la otra en cierto ángulo, la conjunción de formas y colores engañaban a la vista, haciendo que la obra cobrara vida; en la imagen seguía estando el hombre perfecto, separándose de las raíces de la Tierra y elevándose hacia un cielo magnifico, repleto de colores y formas que evocaban la paz y la armonía eternas, y con la presencia de ambas pinturas, cada milímetro de tela se veía no solo en relieve, sino que además en movimiento, haciendo que el espectador viera un cuadro vivo, donde las nubes en el cielo tenían una textura que casi podía tocarse, las hojas de las plantas se mecían suavemente, y parecía que la turgente piel del hombre casi podía tocarse. La creación de la tecnología mostraba imágenes en tercera dimensión con muchos avances, mientras que la mano humana y los colores reales habían dado origen a una maravilla que jamás dejaría de impresionar, tal era el encanto hipnótico de El regreso al paraíso.

La traición de AdánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora