El León y la Serpiente. [Draco/Hermione. Dramione. Harry Potter]

Gran Bienvenida.

Hola, y perdón. Soy un desastre u.u

Dedicado a todas las que lo leen ♥ Las quiero!

Gran Bienvenida.

Hermione se estrujaba los dedos contra la palma sudorosa de su mano. Draco, a su lado, se mostraba callado y sereno, pero por una extraña razón había algo en él que lucía diferente.

-¿Te encuentras bien?- le preguntó en un susurro a su novia, quien movió enérgicamente la cabeza, negando para su pregunta. Él ubicó su mano entre las de ella e impidió que siguiera haciendo ese infernal movimiento. - Tranquila, nada malo pasará.

Hermione bufó como un toro como respuesta y prosiguió a comerse las uñas. Draco suspiró derrotado y dejó de intentar hacer algo con ella. Para no aburrirse, entabló conversación con Eric.

-¿Hay alguna novedad de mi familia, Eric? - preguntó como lo hacía cada vez que lo veía. El hombre se aclaró la garganta y negó con la cabeza.

-No tengo noticias de su padre desde que partí, señor.

-¿Hace cuánto lo hiciste? - preguntó curioso Draco.

-Dos días. - contestó simplemente Eric, quien fue interrumpido por un grito de sobresalto de Hermione.

-¡¿Habéis dicho dos días?! - tenía los ojos abiertos como platos y la cara surcada por una mueca de disgusto. Draco la contempló con una sonrisa en la cara, hecho que fastidió aún más a la joven leona.

-¡Contesta! - apremió ella, dándole un leve golpe en el brazo.

-Calma, tardaremos a lo sumo un día nosotros. La carretera a la vuelta no está tan transitada.

A ella poco le importó si estuviese o no transitada, es más: le encantaba la idea de perderse la Navidad con su familia y encontrarse a solas con él, pero a decir verdad le daba miedo la noche.

-¿Tienes idea de donde nos vamos a quedar?- preguntó más calmada, pero con las cejas fruncidas. Draco se echó a reír y no paró hasta unos minutos después. Hermione no soportó ver como de reía en su cara y no le contestaba, por lo que se dirigió a Eric.

-Disculpe ¿puede usted decirme donde vamos a alojarnos? - preguntó con la mayor educación posible. Eric volteó para verla y le regaló una sonrisa, tomando por sorpresa a la chica. El joven era lo más normal y educado del mundo: ella se imaginó a alguien con mal genio, con tres ojos y con una relación fría y distante con Draco, pero aquello fue todo lo contrario. Su rostro lucía como el de un hombre que estaba rondando los treinta años, tenía cabello negro azabache corto y unos cálidos ojos marrones que transmitían bondades. ¿Podía alguien que trabajaba para los Malfoy reunir verdaderamente aquellas cualidades? Era difícil de creerlo.

-No pararemos. - contestó amablemente él, pero con una risa rondando su garganta. Hermione pestañeó incrédula y se guardó sus palabras. Draco paró de actuar como un nene inmaduro y volvió a dirigirle calmadamente la palabra.

-¿Los dementores te han comido la lengua?- preguntó divertido. La chica apoyó su cabeza en el asiento y se sintió desfallecer.

-Odio viajar de noche. - admitió en voz baja.

Draco la contempló en silencio mientras que Eric se daba la vuelta sin emitir sonido alguno.

-¿Quieres que paremos a un lado de la carretera para descansar?- preguntó cálidamente su novio, rozándole los nudillos con la yemas de sus dedos.

-¿No hay hoteles?- inquirió ella disgustada. Él negó con la cabeza. Hizo un puchero y se apoyó en su hombro, permitiendo que los dedos de él viajasen por su espalda y cadera. - Sigamos entonces. - agregó derrotada.