El León y la Serpiente. [Draco/Hermione. Dramione. Harry Potter]

El León y la Serpiente.

El León y la Serpiente.

Habían pasado semanas desde lo ocurrido entre Draco y Hermione. Ambos seguían sin hablarse sutilmente y, cuando lo hacían, se dirigían con sarcasmo y desprecio fingido en su voz.

Malfoy volvió a optar por ser aquél antiguo suyo y pasaba más tiempo con Pansy, mientras que Hermione se refugiaba en el silencio de la biblioteca, rodeada por la paz que emanaban los libros. Pero si de verdad hay que hablar, bien podría decirse que ambos fingían su felicidad para ocultar su dolor.

Fue en uno de los últimos días con los exámenes finales cerca y la última prueba del Torneo de los Tres Magos que Draco irrumpió en el antiguo salón de libros.

Paseó sus ojos grisáceos por la habitación hasta que hallaron lo que estaban buscando: a Granger, quién cabe aclarar que lo estaba fulminando con la mirada.

Sonrió con aire de suficiencia y se acercó a ella. La chica se puso tensa de inmediato y observó cada movimiento que hacía con cautela, a medida que iba avanzando. Draco dejó caer los libros que sostenían sus delgados dedos con un estruendo en la mesa.

-¿Qué quieres? - preguntó ella primero, con cansancio en su voz. No estaba para uno de sus juegos.

-Y pensar que aquí fue donde comenzó todo. - comentó, exhalando un suspiro dramático. La miró con nostalgia, haciendo que ella se removiera en su asiento incómodamente.

-Sí - concordó- hasta que la realidad nos chocó y nos dimos cuenta de que somos absolutamente incompatibles.

-Querrás decir hasta que tú nos chocaste. - corrigió él, con demasiada ternura fingida en su voz. Ella suspiró y cerró el libro que había estado leyendo, para retirarse a otra mesa y poder continuarlo allí.

-No te vayas. - pidió él, rompiendo con su acto. Hermione lo miró apenada y comenzó a negar con la cabeza: era mejor que se mantuvieran a distancia. - Necesito de tu ayuda.

-La última vez que lo dijiste nos llevó a otra situación. No deseo volver a pasar por lo mismo.

-Por lo que a mi me concierne, fue una linda situación. La disfruté, ¿o acaso tú no lo has hecho? - ¿Por qué hacía esas preguntas? ¿Cuál era su propósito?

La chica se cubrió la cara con las manos y trató de no llorar. Era mejor que se largara de allí, o terminaría haciendo alguna locura.

-Basta, por favor. - le pidió. Draco puso los ojos en blanco y volvió a retomar su compostura.

-Pararé si me ayudas. - negoció. Ella levantó la mirada y apoyó la cabeza en su palma.

-Te escucho.

En un abrir y cerrar de ojos, Draco se paró, rodeó la mesa en cuestión de segundos y quedó a su lado, apoyando un brazo en la antigua madera y mirándola desde su altura. Se agachó un poco para quedar a su par y le murmuró en su oído:

-Necesito que te quedes lo más cerca que puedas de mi en el Torneo. Es por tu seguridad.

Granger lo miró sin comprender y, sin que fuera su propia voluntad, un ataque de risa histérica la embargó, haciéndola reír a carcajadas.

-Me mantendré lo más lejos posible de ti. Ni modo que acepte tu propuesta. - comenzó a incorporarse del asiento, pero Draco le puso una mano en el hombro y la obligó a sentarse.

-No estoy jugando. - dijo él. - Corres peligro.

-Si, contigo a mi lado corro peligro. - insistió testarudamente ella. Trató de levantarse pero no pudo. Refunfuñó y lo miró de mala manera.