Capítulo 8

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El elegante coche oscuro se detuvo junto a los apartamentos de estilo retro. Johnson no se movió, solo dirigió una mirada a Dominic. Era él quien tendría que subir a por su compañera. Con su traje recién comprado y una camisa morada, Dominic se sentía incomodo. Le gustaba ir elegante, pero sin llegar a tales extremos.

– Estas muy guapo – se mofó Mick, conocedor de los gustos estéticos del detective.

– Voy a buscarla antes de hacer algo de lo que me arrepienta – le amenazó en voz baja antes de salir del coche. Por suerte les acompañaba una noche estupenda. Dominic suspiró antes de llamar a Cleo por el portero automático. No les quedaba otra que intentar disfrutar de la fiesta.

– Ahora bajo – se escuchó la voz de Cleo. Unos minutos después, la Noctámbule apareció por el portal. Llevaba el pelo recogido con un broche discreto. Su vestido largo de un tono rojo pasión compuesto por un corsé y una falda larga holgada era acompañado por un pañuelo del mismo tono que colgaba por sus hombros. Dominic tuvo que hacer un esfuerzo extra para que no se diese cuenta de su estupefacción ante su belleza. Cleo, sin embargo, no lo consiguió.

– Vaya – le dijo al tenderle la mano –, tengo que reconocer que eres bastante atractivo cuando te arreglas. Muy elegante.

– Ya lo sé – le abrió la puerta del coche – tú tampoco estas mal. ¿Cómo has conseguido ese vestido en tan pocas horas?

– Veo que mis chicos tienen buen gusto – Johnson respondió por ella –, estáis perfectos los dos, no parecéis de vuestra calaña. Tomadlo como un cumplido – el coche arrancó, rumbo a una no deseada fiesta para Cleo y Dominic. Pero eran asuntos de trabajo – . Os informaré de nuestra situación.

– Se agradece.

– Cállate, Dominic. A pesar de que confío plenamente en vosotros y vuestra eficiencia, he decidido situar a varios de mis hombres en el museo. Vosotros sois mis infiltrados, así que espero que sepáis comportaros. Y va por los dos, no quiero ninguna mala palabra a cualquier privilegiado. Os juro que no seré el único que lo pasará mal, ¿entendido?

– Lo intentaré – Dominic miró a su acompañante – ¿Tú que dices, Cleo? – esta le devolvió la sonrisa.

– No prometo nada. Bueno, me esforzaré por ser buena.

– Me imaginaré un si, ya estoy bastante alterado – el coche continuó su camino mientras tres almas silenciosas divagaban, cada una en un sentido. Johnson solo pensaba en evitar que los dos le pusieran en evidencia algo que, conociendo a Dominic y con los antecedentes de Cleo, era bastante probable. Ella, por su parte observaba detenidamente el paisaje evitando la mirada de Dominic. Esa fiesta le desagradaba, sin embargo una parte de ella estaba bastante excitada, su primer acto después de tantos años entre rejas. En su mente tenía la idea de no ayudar a corroborar a los mimados privilegiados una fama de ignorancia y falta de elegancia de los demás. La embargaba el miedo de no saber poder estar a la situación o, por lo menos, disimularlo. Probablemente Dominic supiera algo, aunque el experto seria Johnson. Decidido, sin que se diese cuenta haría lo que Johnson hiciese.

La tercera ánima, Dominic, ni siquiera pensaba en esa dichosa fiesta. El tatuaje de Cleo se lo impedía, había reaparecido bajo el chal, esta vez de forma completa. No se equivocaba, era un tigre de bengala sin color que le amenazaba desde su hombro. Antes de darse cuenta sus dedos perfilaban suavemente el contorno del minino. Cleo al notar su tacto le miró, instintivamente Dominic quitó su mano y contempló la ventana opuesta a Cleo. No quería que nadie viese como volvían a encenderse sus ojos. Por suerte Mick, sentado frente a él, ojeaba el periódico del día así que su escape tuvo éxito. Antes de llegar al centro de la ciudad su mirada volvía a ser tan fría como siempre. Esta era la única zona de Seattle segura para cualquier ser humano a altas horas de la noche, gracias a su constante ajetreo. Pocos seres del portal se atrevían a cazar a una gran manada de humanos yendo de un lado para otro. Los patrulleros oscuros rara vez tenían alguna emergencia en ese lugar, por eso la sede se mantenía un poco más alejada del centro, sin llegar a la periferia. Su seguridad personal no estaba mermada por esta ubicación, nadie se atrevía con un buen patrullero.

Oscura Redención (Acabada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora