Capítulo 3

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Dominic la volvía a observar tras un cristal, esta vez más cerca y sin poder ser descubierto. Cuando sus jefes le hablaron de ella, nada le podía dar a entender cómo iba a ser. El alcaide de Blue Montain les recibió tempranamente, haciéndoles esperar poco más que lo que se tarda en abrir la puerta. Lo bueno de viajar con peces gordos.

– ¿Recibió nuestro informe? – Johnson no se andaba con formalismos. Era el jefe directo de Dominic, director de la Patrulla Oscura de Washington. Su vida como humano de clase media, casi rozando ser un resistente, le dejó sin ningún atisbo de compasión. Tuvo mucha suerte de alcanzar un poder y respeto solo apto para privilegiados, dando como precio su humanidad. Ese antiguo joven afroamericano había olvidado por completo sus orígenes, algo que a Dominic le daba mucha pena.

– Por supuesto – comenzó a revolver entre sus papeles. Finalmente, pareció recordar algo y buscó en los cajones de su mesa – sabía que estaba por aquí – le cedió a Johnson una vieja carpeta.

– Interesante – decía mientras leía por alto los papeles de su interior – parece cumplir el perfil.

– Entró aquí tras la muerte de su hermano, hace unos cuatro años. Era miembro de los Noctámbule, una de las pocas resistentes de esa banda que quedan – eso lo dijo mirando a Dominic – en cuanto vi su historial, ya la comencé a preparar para el escuadrón rojo.

– Recuerde que a un resistente se le imputan todos los cargos de su banda – dijo Dominic. El alcaide ya le había colgado el sambenito de asesina en serie, sin saber siquiera cómo funcionaban los resistentes – a esa edad no le dio tiempo a hacer nada.

– Seguro que tú también eras inocente cuando te cogieron, ¿verdad? – le dijo el alcaide con ironía, y varias notas de desprecio. Johnson se interpuso antes de que le diese tiempo a responder, ya fuese con las palabras o con los puños.

– Tenga cuidado al tratar con mis hombres. No pienso permitir que se les insulte estando yo presente – por lo menos le defendía. Era algo –. ¿Cuál es su progreso?

– Según Zack, nuestro profesor de lucha, es la mejor – dijo orgulloso – aunque me imagino que preferirán ver hechos. Vengan conmigo y se lo demostraré.

El alcaide se adelantó, siendo el primero en salir del despacho. Mientras le seguían por los deprimentes pasillos de la prisión, Dominic decidió acabar con una duda que le reconcomía desde que le hicieron salir de su flamante nuevo despacho, acorde a su reciente puesto. Se situó al lado de Johnson y esperó a que este le mirase para comenzar.

– Gracias por lo de antes – le dijo en voz baja. Vio un leve atisbo de sonrisa en los labios de su jefe.

– No lo hice por ti, sino por el equipo. No es bueno que menosprecien a alguien que ya esta reformado trabajando para la comunidad. Además, te conozco y sé que tienes poco autocontrol, me darías problemas si hubiese pasado de sus bravuconerias.

– Pues te los daré igualmente si no me dices qué hacemos aquí. ¿A quién buscamos y para qué?

– Cleo Harper. Va a sustituir a Tim.

– ¿Cómo? – Dominic se paró, obligando a todos a imitarle – no quiero otro compañero.

– Necesitas a alguien para que te cubra las espaldas, Dominic.

– Quedan Eiko, Bruce y Russ. Somos suficientes para patear el culo a los demonios.

– Ninguno de ellos saben pelear lo suficientemente bien, son ratas de oficina. No me valen quejas, si es tan buena como dicen trabajarás con ella sí o sí, ¿entendido?

Oscura Redención (Acabada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora