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Parecía que ya nada podía solucionarse, que sólo quedaba esperar a ver cual moriría primero, pues ninguno tenía intenciones de ceder ante el otro, eso estaba más que claro.

Ella ya lo tenía acorralado, apretándole el cuello con una mano y apuntándole con la otra en llamas. Entonces se miraron por última vez.

- Pensaba que tu definición de siempre nunca sería tan literal – dijo él, jadeando. Ella se detuvo por un momento, por si tenía algo más que decir. – Pero hay algo que pasaste por alto. – trató de respirar forcejeando contra la mano de ella. – El verdadero significado de algo eterno.

Las llamas que lamían su mano cesaron. Su rostro se paralizó y soltándole el cuello, retrocedió un par de pasos. Entonces el tiempo se detuvo. De la nada aparecieron helicópteros y hordas de hombres que unieron fuerzas contra ella. De todas maneras no se defendió, no se resistió. Una vez inmovilizada con gruesas cintas de piel, sólo gritó.

- ¿De verdad me quieres? – las lágrimas invadieron sus ojos. Sus sentimientos seguían ahí, ocultos en algún sitio por culpa de la ambición durante tanto tiempo. ¿Y ahora me quieres muerta o viva para torturarme?

Él la miraba impasible desde su posición mientras ella desaparecía en la oscuridad del viejo laboratorio, entre aterradores, desgarradores y ensordecedores gritos.

HurricaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora