Capítulo 27.

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Sentía que el corazón se me iba a salir del pecho cuando vi a Alexander frente a Max. Los dos necesitaban estar distantes a menos que terminaran en el césped, golpeándose el uno al otro.

—¿Qué haces aquí? —escuché decir a mi hermano, mientras me acercaba.

—¿No es bastante obvio? —lo retó Max, sin apartar la mirada de él.

La mandíbula de Alexander se apretó y llegué a él cuando iba a dar un paso más hacia Max.

—Es suficiente, Alex —me posicioné en medio, llamando su atención.

—Te dije que no te acercaras a él —frunció el ceño, molesto.

—Al parecer no hizo lo que pediste —se burló Max y me giré hacia a él.

—¿Puedes irte, por favor? —le pedí, tranquilamente.

Su presencia no ayudaba a aminorar la tensión que estaba a nuestro alrededor. Max me miró por un momento antes de volver a ver a Alexander, como si estuviera esperando a que dijera algo para atacarlo.

Asintió no muy convencido y subió a la Harley para después desaparecer por la calle, sin mirar atrás. Suspiré aliviada. Habría entrado en pánico si se hubieran enfrentado.

—¿Qué diablos estaba haciendo él aquí, Emily? No voy a volver a preguntar —la voz autoritaria de Alexander me puso nerviosa.

No sabía qué excusa inventar, tampoco podía decirle que estaba empezando a tener una relación con Max. Eso lo haría enojar más de lo que ya estaba y de ninguna manera iba a aceptar que estuviera con él. Así que, me puse a la defensiva para evadir su pregunta.

—No tengo por qué darte explicaciones —entré a la casa y me dirigí directamente a mi habitación.

Al poco tiempo, Alexander abrió la puerta y se recargó en el marco de ésta.

—Me preocupo por ti, sabes eso ¿verdad?

—Lo sé —me limité a decir sin hacer contacto visual.

—Max no es un buen tipo.

Fue ahí cuando levanté la vista y lo miré.

—No lo conoces —repliqué con amargura.

—¿Y tú si? —arrugó la frente, sorprendido.

Estaba de acuerdo que la personalidad de Max no daba una buena impresión. Siempre se metía en problemas y por eso nadie de la universidad le dirigía la palabra por miedo a encararlo, pero estas últimas semanas ha estado a mi lado y ayudándome en la situación abrumadora en la que me encontraba.

Sí, aquél día en la cafetería reaccionó de mala manera cuando se dio cuenta que lo estaba mirando y se había peleado con Alexander a causa de ello. Todavía seguía con la duda del por qué había actuado de esa manera descontrolada, pero mis perspectivas hacia Max fueron cambiando cuando supe que de cierta forma, me estaba protegiendo de esa persona que me embrujó y que ahora, estaba involucrado en encontrar una solución y atrapar al responsable de todo esto.

—Max no me haría daño —comenté, certeza.

—No puedes estar segura de eso.

—Lo estoy y confío en él.

Se quedó pasmado y sacudió la cabeza.

—Emily, es un idiota agresivo. ¿Cómo puedes confiar en una persona así? —levantó la voz.

—¿Sabes qué? No quiero seguir hablando contigo —irritada, me levanté de la cama y le cerré la puerta en la cara.

Odiaba cuando se portaba de esa manera. Juzgar a la gente por su apariencia era lo más ridículo que existía. Sacar conclusiones sólo por cómo se veía físicamente no determinaba su forma de ser. Desafortunadamente, yo también pertenecía a ese tipo de personas, así que no tenía por qué sentirme ofendida pero me enfurecía cuando tenía el descaro de afirmar algo de lo que no estaba seguro.

Atracción Mortal ✅ [ Disponible en físico ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora