Capítulo 11.

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La forma apresurada e inquieta en que pidió que hablara con él fue suficiente para despedirme de James, quien no protestó en absoluto. No estaba del todo contenta ya que no me había dicho nada en concreto en el salón de Audiovisual. Sin embargo, no protesté cuando Max me cogió del brazo y me llevó a uno de los pasillos que se encontraban despejados.

—¿Qué quieres? —pregunté una vez que estuvimos solos.

Me miró y pareció haberse arrepentido de haberme interrumpido porque se quedó en silencio, como si estuviera pensando en algo qué inventar.

—¿Has visto a Jordan?

Confirmé que no tenía prisa para hablar conmigo. Solamente quería apartarme de James.

—¿Esa era la urgencia? —reí, sin poder creer que había caído en su trampa—. Además, ¿cómo iba saber dónde está Jordan? Es tú amigo, no el mío.

Se encogió de hombros y se quedó pensativo, mirando algún punto de la pared detrás de mí.

Su actitud realmente me confundía. Era absurdo creer que había sentido celos de James. Era imposible y patético.

—¿Algo más que tengas qué decirme? —pregunté, impaciente.

Se rascó la barbilla y no pude apartar la mirada de sus ojos cuando se encontraron con los míos.

—Por ahora no.

—¿Qué se supone que significa eso?

Logré apreciar la tonificación de sus brazos cuando los cruzó en su pecho.

—Significa que hay una probabilidad en el futuro de decírte algo más.

Rodeé los ojos y suspiré.

—Bien, ya que no hay nada de qué hablar, me voy —acomodé el lazo de la mochila en mi hombro y comencé a caminar.

—Espero que sueñes conmigo esta noche —sabía que no lo decía en serio, pero sí con la intención de hacerme sentir vulnerable.

Lo miré sobre mi hombro, y una ligera sonrisa se asomaba en sus labios.

—Y yo espero que la próxima vez tengas pensado una mejor excusa —y con eso, me sentí poderosa.

Salí del edificio y llegué al estacionamiento. Tuve una asquerosa y babeante escena de Alexander con Karen cuando me acerqué a la camioneta. Apartaron sus bocas y ella se sonrojó mientras sonreía en modo de disculpa.

—¿Por qué tardaste tanto? —cuestionó Alexander.

Inmediatamente mentí.

—Fui al baño.

En ese momento, Max pasó junto a nosotros y me sonrió justo antes de dirigirse a su Harley. Mis latidos dieron un salto y el pulso comenzó afectarme las neuronas.

—¿Qué diablos fue eso? —exigió Alexander con extrañeza.

Abrí la puerta de la camioneta.

—Nada —alcé el hombro y me deslicé en el asiento trasero.

Escuché el ruido de su moto y me contuve a no mirar por dónde se alejaba. Karen subió al lado pasajero al mismo tiempo que mi hermano se puso a conducir.

—¿Estabas hablando con él? —sabía que no se quedaría tranquilo.

Dudé por unos segundos antes de responder.

—Tal vez.

—Necesito una respuesta clara, Emily —sentía su mirada por el retrovisor, pero me aferré a mirar por la ventanilla.

Atracción Mortal ✅ [ Disponible en físico ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora