Capítulo 15.

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Max no me dio tiempo de responder. Cuando menos pensé, ya se encontraba rodeando la camioneta.

—¿Cómo le hiciste? —pregunté mientras se deslizaba en el asiento de copiloto.

—¿Hacer qué? —frunció el ceño.

—La puerta tenía el seguro —expresé confundida.

Algo que había aprendido de Alexander, era que siempre tenía que asegurar el auto mientras tramitaba en carretera.

—Necesito que me lleves a Starlight —evadió mi comentario.

Aparté las manos del volante, y lo miré.

—¿Y si no quiero llevarte?

Dudó por unos segundos, y luego arqueó la ceja.

—Estamos solos, ¿sabes lo que podría hacer para obligarte a que me lleves a ese lugar? —advirtió con seriedad.

Un ligero escalofrío recorrió mi cuerpo.

—¿Me estás amenazando? —balbuceé nerviosa.

Una parte de mí quería descubrir lo que haría para obligarme, pero decidí enfocarme en su actitud fría en vez de sus labios carnosos y en su mirada oscura.

—Emily, ¿podrías llevarme a Starlight, por favor? —pidió pacientemente.

Escuchar mi nombre saliendo de sus labios me hizo sentir un hormigueo en el estómago.

—Está bien —comencé a conducir, y luego recordé algo importante—. ¿Starlight no es un bar peligroso?

Por el rabillo del ojo, lo vi sonreír.

—Para mí no lo es.

—Oh, claro. Olvidaba que eres todo un adulto.

—¿Cuántos años crees que tengo?

Lo miré por un momento, y me encogí de hombros.

—¿Treinta? No, espera... ¿eres un vampiro de 180 décadas?

Rió y frunció el ceño mientras desviaba la mirada a la ventanilla.

—Dios, ¿un vampiro? ¿en serio? —sacudió la cabeza—. Además, tengo veinte...

—Bueno, te estás volviendo viejo —aclaré en forma de broma.

—Lentamente —lo escuché susurrar. Lo miré confundida, y carraspeó—. ¿Jordan no se ha contactado contigo?

—No. —me pregunté si Max sabía lo que había sucedido entre él y Kim.

—No lo he visto desde la última clase, necesito hablar con él —lo miré y sus ojos tenían el mismo destello de cuando interrumpió mi conversación con James. Se percató que lo veía y aparté la vista, enfocándome en conducir—. Si aparece en tu habitación de nuevo, tienes que hacérmelo saber.

—¿Por qué? —aceleré y esquivé a otros autos.

Sentí su mirada fija sobre mí.

—¿Estás de acuerdo de que él aparezca en tu habitación sin razón alguna?

—Bueno, no —doblé por algunas avenidas y luego me estacioné frente al bar.

—Gracias por el aventón —abrió la puerta y se volvió hacia a mí antes de salir—. ¿Te veré más tarde?

La lengua se me hizo nudo y las palabras se atascaron. Eran cerca de las nueve de la noche y no creía que Alexander me permitiera salir con él.

—No creo que pueda, lo siento —dije, mientras lo veía bajar de la camioneta.

—Nos vemos cuando estés dormida —sonrió y cerró la puerta.

¿Dormida? ¿con eso se refería a que aparecería en mis sueños? Sacudí la cabeza mientras comenzaba a conducir. Eso era absolutamente absurdo. Tal vez estaba tomándome el pelo.

Atracción Mortal ✅ [ Disponible en físico ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora