Capítulo 21.

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Percibí un olor familiar a especias y a canela mientras estaba inconsciente. Abrí los ojos de golpe y me incorporé de inmediato. Estaba acostada en una enorme cama. Miré a mi alrededor y me di cuenta que estaba en una habitación. Era oscura y un tanto espeluznante.

A mis lados, había un par de lámparas que daban una iluminación clara de mi entorno. Encima de la comoda que estaba en un rincón, había varios recipientes de diferentes tamaños fabricados de vidrio. No quise acercarme a averiguar qué era lo que contenía. En vez de eso, me levanté y exploré cada cuadro que estaba colgado en las paredes. Las imágenes eran antiguas y un poco confusas. Había demasiadas personas vestidas de una manera extraña e inadecuada. Trajes largos y peinados extravagantes era lo que usaban.

Seguí el recorrido de los retratos hasta que encontré una que me llamó la atención. Era Max, usando el mismo atuendo de las personas anteriores, solo que a él le quedaba justo a la medida. Se encontraba en un bosque al juzgar por la vegetación y los grandes árboles que habitaban detrás de él. Estaba sentado sobre una roca, mirando directamente hacia la cámara. Era como si su mirada atravesara la lente para observarme fijamente. Sacudí la cabeza y dejé el retrato en su lugar.

La puerta se abrió de repente y me giré, sobresaltada. Jordan frunció el ceño al darse cuenta que estaba mirando la foto de Max, y luego sonrió.

Sujetó la puerta con las manos y asomó la cabeza fuera de la habitación.

—Ya despertó —avisó.

En cuestión de segundos, escuché pasos hasta que Max apareció en mi visión. También frunció el ceño al verme cerca de los retratos pero me mantuve quieta en mi sitio. No tenía nada de malo ver unas cuantas fotos. No es como si fuera un delito o algo parecido.

—¿Tuviste alguna pesadilla mientras estabas durmiendo? —cuestionó, adentrándose a la habitación.

Lo último que recordaba, era esa inmensa punzada en mi cabeza. El mismo dolor que sentí justo antes de aparecer en aquella y rara caverna.

—No, solo me desmayé. ¿Quién me trajo aquí? —pregunté, sentándome en la cama.

—El dueño de la casa —respondió Jordan, señalando a Max con la cabeza.

—¿Es tu habitación? —dije, desviando la mirada. Estaba más que segura que lo era, pero necesitaba escucharlo de sus labios.

—Sí, las demás habitaciones no están en muy buenas condiciones. Así que no tuve otra alternativa que traerte a la mía —expresó con un ligero toque de nerviosismo.

—¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? —quise saber ya que aún no amanecía.

—Dos horas más o menos —comentó con normalidad.

Haciendo un gesto de sopresa, me levanté de la cama y fruncí el ceño. ¿Dos horas? Tenía que regresar a casa lo antes posible. Alexander podía enterarse que no estaba en la habitación y esta vez no creería en mis excusas.

—Tengo que irme.

—Yo te llevo —Jordan sacó las llaves del bolsillo.

—No, yo lo haré —intervino Max, volviéndose hacia a él.

Rodeé los ojos. No necesitaba una pelea por eso en este momento.

—Iré a Starlight, puedo dejarla a su casa antes de llegar ahí —comentó Jordan, un poco molesto.

—¿El bar está abierto a estas horas? —interrumpí.

—Son las tres y media de la mañana, ellos cierran hasta la seis del día siguiente —contestó Max, sin mirarme.

Atracción Mortal ✅ [ Disponible en físico ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora