P2: Capítulo 19

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Las horas pasaban y debía admitir que no extrañaba el aroma de la humedad, los frondosos árboles que nos rodeaban parecían entrelazar sus ramas con los más cercanos, creando así un hermoso camino que nos protegía del sereno de la noche. Caminando detrás de mi dragón podía observar lo callados que estaban todos; inclusive Alhaster no molestaba como era de costumbre.

En otras circunstancias habría hecho algo para animarlos, pero estaba tan concentrada en detallar cada parte de mi anillo, obsequio de los elfos, que ni siquiera había sido consciente de que ya no caminaba sola.

—Sabes... cuando hacen tanto silencio, me es difícil evitar saber lo que piensan. Es como si me dejaran la puerta abierta a sus cabezas y, aunque quisiera, no puedo inhibir lo que soy... —volví mi vista hacia Cassie, que caminaba a mi lado presa de sus propias cavilaciones.

—¿Intentas no leer nuestras mentes? —pregunté recelosa.

—En el reino de las hadas, leer las mentes es tan normal que a veces olvidamos hablar. Lo ideal es no tener secretos y si los tenemos, debemos hacer lo posible por olvidarlos. Si tú no lo sabes, nadie más lo hará —concluyó, volviendo su mirada a la mía y ofreciéndome una sonrisa—. Con ustedes me pasa que quiero permitirles privacidad, pero no me hacen fácil el trabajo. A ti te enseñé a evitarlo, pero eso no evita que, cuando bajas la guardia, yo sepa lo que estás pensando.

No pude ocultar mi asombro, incluso estuve a punto de preguntarle qué tanto sabía de mí. Porque, si ella supiera lo que sucedía con Faedra, de nada valdría el que escondiera mi secreto con tanto esmero. Abrí mi boca para hablar, pero ella se me adelantó.

—Necesito pedirte un favor especial —dijo precavida, al tomarme de la mano y evitar que continuara avanzando. Pude notar como su rostro pasaba de calmado a serio en cuestión de segundos; lo que aumentó mi estado de alerta.

—Claro —aseguré con un poco de nerviosismo, notando que los demás seguían avanzando, sin percibir que habíamos dejado de movernos—. ¿Qué ocurre?

—Es sobre Brennan —rodó los ojos, pero más que frustración vi el pequeño atisbo de risas que trataba de impedir escaparan de sus labios—. Parece que no quiere contarnos, pero dentro de unas horas será trece de marzo... es el cumpleaños del perro sarnoso, ¿entiendes lo que digo?

—¡Oh por Dios, claro que sí! —chillé emocionada. ¿Hace cuánto no hacíamos algo divertido para quitarnos el estrés? —. Haremos una fiesta sorpresa.

—En Umbrarum no festejamos, es suficiente con un presente y...

—Lo haremos al estilo de la tierra —la corté. No quería otra celebración al estilo Umbrarum, porque entonces yo terminaría explotando—. Necesitamos un pastel y velas, además de comida y fuegos artificiales —dije al contar con mis dedos los implementos necesarios.

—¿Fuegos artificiales, Ilora? ¿Cuál es tu obsesión con el fuego? —frunció el ceño, como arrepintiéndose de haberme compartido la información, y recordando el incidente que mis llamas causaron al llegar al puerto—. ¿Para qué tanto?

—Está bien, olvida esa última parte, pero confía en mí. Será una fiesta que jamás olvidará.

—¿De qué hablan? —nos asustó una Haliee animada. A diferencia de los primeros días con nosotros, mostraba una sonrisa y más interés en ser sociable—. Algo me dice que puedo estar interesada.

—Haremos una fiesta sorpresa para Brennan —susurré, caminando más lento con la intención de hacer espacio entre nosotras y los chicos al frente—. A medianoche tenemos planeado traer un pastel y velas, yo quería fuegos artificiales pero...

—He intentado decirle que no es necesario.

—No sé qué es eso de lo que hablan, pero puedo ayudar con el pastel —acotó Haliee—, conozco lugares cercanos donde podemos conseguir uno. Sobre las velas, traigo unas cuantas conmigo.

CDU 2 - El legado de Faedra [GRATIS]Where stories live. Discover now