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Historia paralela

Tercera pareja.











Miró por unos segundos como le quedaba el traje de color blanco, no le gustaba mucho como le quedaba aquel color por el título y poder que poseía en su familia, pero no tenía de otra ya que la familia de la novia debía que estar vestida de blanco mientras que la del alfa de colores oscuros. Así lo habían colocado en la invitación y tenía que ser respetado, obedecer a los novios en su dia importante era la tradición de muchas familias y la suya no iba a ser la excepción.

Entró a la recepción del costoso hotel que el mismo prestó para que fuese la ceremonia y saludó a todos quienes lo conocían, varios betas lo saludaban con una sonrisa sincera mientras que otros bajaban la cabeza para no tener que encontrarse con esa mirada tan intimidante.

Un choque contra su hombro lo hizo desestabilizarse y dio dos pasos torpes, así que miro en dirección al culpable y se encontró con alguien vestido de traje negro, lo que significaba que era invitado del novio.

—Fijate —ordenó malhumorado.

Sus ojos se encontraron con una intensa mirada oscura que lo hizo sentir extraño, había un toque de misterio en él a tal punto de observarlo más detalladamente, pero este siguió con su camino dejando a un lado por completo que tuvo un encuentro incómodo con un alfa de la familia Uchiha.

Vio como ese invitado entró al salón de la ceremonia, asi que decidió seguirlo y en cuanto entró se encontró con sus familiares al igual que con gente que no conocía. Saludó a muchos de los invitados y decidió acercarse a los padres de los novios quienes estaban conversando, aunque en realidad eran los dos padres quienes se reían a causa del alcohol que ya se estaba adueñando de sus sentidos.

— ¡Sasuke, no quería una fiesta! Pero logré convencerlo después de varios intentos. Naruto, me ayudó bastante con eso —comentó el rubio ojiazul con una sonrisa sincera.

Obito negó con la cabeza al imaginarse a su pequeño primo ser hostigado por toda la familia que lo intentaba convencer para que aceotara una gran fiesta. Por su puesto que cedió, sino nadie estaría disfrutando de la música y de los tragos gratis.

La música se detuvo y comenzó a sonar una hermosa melodía parecida a la de un vals romántico lo típico en las bodas. Obito, tomó lugar de igual manera que el resto de los invitados formando una linea recta que le daba espacio a la pareja de casados para caminar sin problema, los invitados del omega miraban a los invitados del alfa y viceversa.

Obito, pudo ver que frente a él se encontraba el pequeño soranosuke que mantenía una sonrisa de total alegria, mientras era sostenido por un invitado del alfa que le hacia resaltar su hermoso traje blanco.

Y decidido, continuó mirando a los invitados hasta que se encontró de nuevo con aquel hombre que aplaudía de igual manera que los demás, la pequeña sonrisa que tenía en el rostro era extraña ya que no transmitía una verdadera felicidad, sin embargo; decidió ver las facciones de su rostro dándose cuenta de que había un lunar invadiéndolo, del lado izquierdo muy cercano a sus labios.

— ¡Que vivan los novios! —gritó un rubio de cabello largo con alegría.

Aquellos voz llamó la atención del azabache de cabello corto, provocando que su corazón diera un pequeño vuelco al ver aquella sonrisa en su rostro, pero todo aquel sentimiento lo obstaculizó el agarre que mantenía con uno de sus primos y de igual manera, aquel bulto en su abdomen que llamaba bastante la atención.

Era feliz, el omega que amó durante tantos años al fin había logrado que su primo sentara cabeza y desafiara a su padre. Obito, no se arrepentía de haberle dado unos consejos para hacerlo reaccionar y aunque este no los tomara del todo bien, al final algo ocurrió entre ellos que los hizo más cercanos; no sabía la historia y no le importaban los detalles, pero aquella sonrisa era más que suficiente para mantenerlo tranquilo.

Sentimientos recónditos. Where stories live. Discover now