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Uchiha Sasuke, siempre fue el sujeto popular entre los estudiantes de su preparatoria aún siendo un omega, su carácter tan frío e indiferente, junto aquel cuerpo tan bien dotado y poco característico en un omega provocaba que todos creyeran que se tratara de un alfa, debido a eso, nadie se acercaba a él o trataba de propasarse.

Siempre mantenía sus notas altas al igual que su fuerza en los deportes para mantenerse siendo el capitán del equipo de baloncesto, no le gustaba que la gente lo mirara pero, solo siendo popular podía ocultar su verdadera naturaleza. Ya que los supresores le ayudaban bastante a ocultar sus feromonas de un omega débil y sin Alfa, nadie notaba lo que ocurría detrás de todas esas mentiras —a pesar de que en realidad solo ocultaba algo importante acerca de su naturaleza— de su vida.

Su apellido provenía de los Uchiha, poderosas personas que eran los abogados más solicitados de todo el país y quienes relucían su belleza característica de un alfa, el porte de sus cuerpos, poderosos y autoritarios, provocaban que todos los respetaran. En esa familia todos eran Alfa, a excepción de Sasuke, quien heredó la belleza de su madre que relucía por ser una omega preciosa con aquel rostro inocente y puro. Los ojos grandes del azabache, su fina barbilla en "v" al igual que aquel cabello largo que sujetaba en una coleta; no era algo que un Alfa tendría.

Pero, aquella belleza y aquel apellido ocultaba por completo lo que en realidad era, después de todo, aún no era sucumbido por la lujuria de ser poseído por alguien de una naturaleza superior y muy en el fondo, nunca pensó en ello, porque odiaba por completo a los alfas al no ser uno. No se veía en un futuro siendo poseído y marcado por alguien que lo proclamaría como suyo.

Él, no deseaba ser de alguien.

— ¿Planeas pasar más tiempo de esa manera? —preguntó su compañero.

Lo observó durante un par de minutos, el chico estaba desgastando su cuerpo practicando para mejorar sus lanzamientos libres. Su altura no le permitía muchas cosas en el baloncesto, por ello, se esforzaba en practicar su puntería para que de esa manera el entrenador no decidiera relevarlo de su puesto de capitán.

Su compañero de baloncesto era un hermoso omega de cabello largo y castaño, que siempre señalaba lo muy emocionado que estaba de conocer a alguien que lo tratase como un rey y era el único que sabia la verdadera naturaleza del menor de los Uchiha. Muchas veces intentó convencerlo de que ser un Omega no era tan malo, que lo único que molestaba era aquellos días en los que comenzaba su celo y tenían que ocultarse de los alfas territoriales, pero no lograba su cometido ya que Sasuke, muchas veces mencionaba lo mucho que odiaba a los omegas pero, aclaraba que su odio no era más que lo que sentía por los detestables alfas.

—Tengo que seguir entrenando, tenemos suerte de que seamos parte del equipo de baloncesto. Nuestros compañeros son asquerosos alfas con suerte de tener cuerpos enormes —informó, lanzando de nuevo el balón encestando a la primera—. Algunos tuvieron suerte, son el orgullo de su familia humilde porque son alfas, mientras que yo, soy menospreciado por ser el único omega hombre nacido en la familia Uchiha —suspiró con frustración y pasó su mano por el cuello limpiando su sudor.

Era cierto, algunos alfas de su escuela no eran más que hijos de parejas beta/omega y a parte no tenían en su cargo alguna empresa poderosa, no tenían porque luchar para mantener la imagen de su familia, simplemente vivían el día a día esperando a conocer a un omega y tenían muchas ventajas al emanar las feromonas que los alfas poseían, así se hacían populares o conseguían puestos importantes.

—Conseguiste el puesto de capitán del equipo siendo un omega, ¡eso es digno de alardear! —halagó y el azabache suspiró.

—Es porque todos piensan que soy un alfa, vengo de una familia que solo son alfas y por todo lo que hago con mis habilidades. Tengo mucho dinero, imagínate si hubiera nacido siendo un alfa, nadie podría encararme y hacerme sentir inferior —intuyó, sonriendo levemente ante aquel pensamiento imaginario—. Gracias a mi familia, odio a todos los alfas y puedo asegurarte que preferiría estar soltero el resto de mi vida antes que ser marcado.

Sentimientos recónditos. Where stories live. Discover now