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Detuvo su andar justo en cuanto un semáforo se puso en verde, los autos comenzaron a avanzar con rapidez llenando las calles con el horrible tráfico que siempre había en el centro. El edificio departamental del alfa era de los más lujosos, era un heredero adinerado de una poderosa familia, era la única explicación que le encontraba a su cantidad de dinero y demostraciones en sus pertenencias.

Tomó con fuerza su corbata y la lanzó al suelo, recordando la indiferencia de aquel gran imbécil que solo le reventó el trasero, ¡Claro que iba a ser así! ¡Es un maldito alfa! ¡Todo lo que ocurrió fue culpa de su maldito celo!

Maldijo internamente aquel estúpido alfa, su celo lo descontroló a tal grado de dejar que un idiota insignificante le quitara la virginidad y lo tratara como alguien que no es, ¡se trataba de Uchiha Sasuke! El capitán del equipo de la preparatoria, el más varonil que siempre trataba a los demás con poca atención, no le importaba mucho enseñar lo que sentía y también, hacia sentir a los demás como vil basura insignificante.

Odiaba a todo mundo y quien lo viera temía enfrentarlo, nunca demostraba su debilidad ante las feromonas de ningún alfa y ahí estuvo, en el departamento de un tal Naruto gritando y exigiendo que lo penetrara. Se cubrió la cara avergonzado y fastidiado, no deseaba ser uno de esos omegas exigiendo por un alfa y por algo de atención.

Se convertiría en aquello que siempre odio de los de su tipo.

Levantó su mano en cuanto un taxi pasó por el lugar y se subió en cuanto este se estacionó a un lado de la carretera para ayudarlo, estaba confundido, no sabia como sentirse luego de todo lo que pasó. El haber sido llenado le gustó cuando estaba en su celo, pero no estaba seguro de si le gustaría al no estarlo, ¿acaso de eso se trataba ser un omega? ¿Soportar ser alguien que no eres durante el cegamiento de tu celo?

— ¿A donde se dirije? —preguntó el señor con una pequeña sonrisa amistosa y el chico reaccionó.

—A la mansión Uchiha, por favor —murmuró y miró hacia la ventana.

El hombre asintió y dirigió su vehículo a esa dirección, movimendose entre el trafico tratando de ser lo más servicial posible. Así que luego de quince minutos estacionó su vehículo en la entrada donde habían dos guardias vigilando como si fuesen águilas.

—No tengo dinero, así que le entregaré este reloj como pago, creo que es costoso. Para lo que me importa —explicó, saliendo del auto de muy mala gana.

El hombre abrió levemente los labios en cuanto se dispuso a analizar aquel magnate reloj que lucia sumamente costoso, observó al chico dándose cue ts de que los guardias de su hogar comenzaban a examinarlo con debido detalle, cerciorándose que se encontraba en perfecto estado y después de unos segundos, los tres se adentraron a la enorme mansión. El hombre miró la escritura que tenía el reloj dándose cuenta de que las iniciales eran "U.N." y la emblema era de la familia Namikaze, algo que no le pertenecía a un miembro de la familia Uchiha entonces, ¿por qué ese chico la tenía?

El azabache miró una última vez a quienes eran los guardaespaldas de su padre y les sonrió castamente en cuanto lo liberaron, lo interrogaron bastante preguntando una y otra vez con quien se había quedado durante varias noches.

Entró a su hogar y pudo darse cuenta que estaba todo vacío, demostrando que todos estaban en el edificio haciendo su trabajo, al menos no tendría un sermón durante algo de tiempo y podría prepararse mentalmente para el regaño de su padre o familia en general. Desaparecer durante una noche no era digno de aplaudir y mucho menos que las llamadas y mensajes no fuesen respondidos.

Sentimientos recónditos. Where stories live. Discover now