CAPITULO XVI

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Acomodó sus cosas, abrió las ventanas y el aire entró, fresco, lozano, los pocos muebles, las hierbas, todo estaba en el mismo lugar.

Entró al dormitorio de Alba y su perfume la invadió, al sentarce en su cama, los recuerdos la invadieron, presentía a su abuela, su energía, su luz.

Inmediatamente, buscó una vela blanca y la encendió junto a la ventana, cerró los ojos y la buscó, el aire se perfumó, su espíritu se serenó, y con los ojos aún cerrados, tuvo la visión de la bola de energía, se le acercó y tuvo la certeza de que era Alba.

Escuchó una vos, y esa vos la quería tranquilizar, le hablaba del daño que estaba ocacionando, le pedía que desista de sus planes, que solo terminaría por " destruirlos ", palabra que creyó escuchar mal.

"Somos la luz que te guía, somos los que estuvimos antes y los que te esperaremos despues, somos tu sangre, la tierra que pisas, somos tu historia, no busques venganza, busca redención, pide y te será dado, recuerda."

Las lágrimas corrían por sus mejillas, esa luz tenía a su abuela, a su madre, su gente. Y le pedía que tomara otro camino, pero eso ya no era posible, se despreciaba por quien era, en lo que se convirtió, en como le dio la espalda a su felicidad, y esto por cuenta propia.

Por supuesto, si ella no los hacía pagar, nadie lo haría, era su deber, y ya lo había decidido.

Abrió los ojos y se sintió agotada, quería que todo terminara de una vez.

Acomodó la mesa, la silla, y el grimorio, unas velas, de los colores adecuados, trazó el pentágono y comenzó el ritual.

Repitió las palabras, invocó al innombrable, el aire se puso frío, pesado, era el principio....

Como en una pesadilla el sonido de lamentos, susurrados, arrastrados ; lamentos arrugados por el paso de los siglos, esclavos cautivos de la mas pura maldad.

Aurelia se dominó, aterrada, solo esperó a que él, le hablara ; y así fue.

"Como es que me invocas? Como es que debo atender esta .... reunión?  Soy el dueño de este pueblo maldito, soy el amo de estas almas que me acompañan, mi séquito, y pronto tendré la tuya."

"No puedo negarte nada de lo que has dicho, pero esta en camino quien te destronará, yo lo se."

"Eres arriesgada mujer, sabes que conmigo esta tu madre y tu abuela?

Si lo que dices es mentira le haras compañía en este momento! "

"Pyros es mentiroso, lo se, pero tú?  Mi madre y abuela sin espíritus libres, no estan contigo.

Y con respecto a lo demás ; no miento, alguien de tu reino, quiere verte destruido, y acaba de engendrar un heredero, y esto le dará tanta fuerza que tendrás que irte del pueblo y del lago."

"PYROS .... ese maldito.

Que tienes planeado? "

"Por ahora destruir a la mujer embarazada, y luego a Pyros, pero debes ayudarme, ambos nos beneficiaremos, pero debes cumplir tu palabra, ya que el grimorio es mi seguro de vida."

"La vieja te enseñó bién bruja, pero no te olvides quien soy, y sobre todo que cumplido el trato, no volverás a invocarme ".

Todo estaba saliendo bién, Aurelia sentía que tenía una copa de cristal en sus manos y amenazabas con quebrarce de un momento a otro.

Pactó con el mismísimo diablo, solo le dijo que tenía su apoyo y que vigilaría todo de cerca, pero que Pyros era suyo.

Terminó la cesión, pronunció las palabras del grimorio y sintió alivio cuando entró el aire fresco de la noche y todo pareció normal.

Esa noche, no durmió, el sueño la abandonó, se sentía anesteciada, salió al frente de la casa y allí se sento.

El amanecer actuó como un aguijón en Alma, abrió los ojos, se vistió, salió, todo de manera automáticamente.

Alma ya se había despojado de el último vestigio de humanidad, hacía tiempo que fue dejando jirones de su espíritu, desde que se embarazó, no era ella.

Era la carcaza que sostenía un monstruo, se dio cuenta, casi sin querer que el embarazo no era normal, su vientre se inflamaba, en ocaciones parecía que la devoraba por dentro, un dolor insoportable, las pesadillas ; mezcla de sensaciones e imágenes sin sentido.

Y poco a poco, le comenzó a temer, pero ya era tarde, cuando estuvo con Pyros, fue todo una ilusión, una alucinación, se dejó llevar por el momento, por la ambición de poder, las ganas de ser temida y envidiada.

Pero cuando eso acabó, Pyros era el demonio inmundo, el mentiroso, que taladró su cerebro con espejitos de colores.

Ahora era el momento, no dudaba mas porque el se lo impedía, debía nacer su hijo y no importaba ni ella, ni nadie.

En su camino se cruzó con Alonso, estaba parado, hablando con alguien que ella no lograba ver desde donde se encontraba.

Solo pudo escuchar murmullos raros, frases incoherentes.

Aurelia despertó de un sueño liviano y lleno de sobresaltos, supo que Alma venía en camino, lo supo por una visión, y era el momento de poner en marcha el plan.

Llevó un amuleto, y todo su odio al lago.

Estaba en lo profundo de las cavernas cuando llegó Alma, sus venas se llenaron de poder, su cuerpo se tenso para una batalla.

"Aurelia, no puedes evitar el nacimiento de mi hijo, ya ves, puedo liquidar a quien quiera, lo comprobaste con Alba.

Es inminente que suceda y tu no puedes quedarte, Pyros te dio poder y secretos, pero yo soy su instrumento, tu no lo hubieras hecho bien."

"Ni siquiera voy a discutir contigo, eso no va a suceder, ni en un millón de años, Pyros esta loco y tu como el. Yo me encargo de que pagues por mi abuela, Murillo, Vitorio y su novia. "

Rio estruendosamente, "y como lo harás? Acaso piensas enfrentarme? "

Solo se adelantó y Alma saltó como un gato, siguió avanzando y algo había en su mirada que Alma temía, y que la puso mas histérica.

Grito y se abalanzo sobre Aurelia, le arañó la cara, la tumbó al piso y le pego hasta que vió sangre, Aurelia estaba sorprendida, pero a pesar de su sorpresa, la ira la fortaleció, cerró los ojos y la cabeza le estaba por estallar, ahora si

EL LAGO DE LAS ALMASWhere stories live. Discover now