CAPITULO XIV

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Vitorio Torres estaba agobiado por una empresa familiar que no pidió, una novia que no quería y una familia que lo presionaba.

Todo aquello lo ahogaba ; estaba tan abrumado que no lograba salir de su apatía, estaba enamorado de Alma, desde siempre, su paz, su serenidad, la suave vos que brotaba de sus labios. Esa madurez que, a pesar de ser una joven, siempre presentó. No conseguía dominarse frente a esa otra  chica que tampoco entendía,  y  era diez años mayor que el. Esa chica cuyo padre no tuvo reparo en ofrecerla como un botín, y por la cual su propio padre lo obligó a pedirla en matrimonio, a renunciar a sus sueños.

Pero estaba madurando una idea, y esa idea incluía a su hermano y a Alma, lo dejaría todo, no le importaba mas nada, solo sus sueños, irse lejos, dedicarse al campo, formar una familiar, hijos, pero todo esto se volvía realidad solo con Alma.

Le hurgió la idea de buscarla, asi que abandonó la vieja oficina, que pensaba dejarle a su hermano, y caminó hacia la casa del doctor.

Llamó y salió su padre , luego de los saludos de rigor, preguntó por Alma, no se hallaba. Frustrado caminó,  sin pensar por el centro del pueblo ; en su caminata se cruzó con un joven que cantaba en el bar, estaba como ido, lo miro sin importancia, pero el joven esquivó la mirada, casi con vergüenza.

No lo entendió y tampoco le importó, debía buscar a Murillo, el tenía que conocer su plan y  ayudarlo, sabia de su amor por Alma y siempre fue su ùnico amigo, siempre Vitorio lo protegía, y Murillo siempre necesitaba de su apoyo.

Cuando cruzaba hacia el bar, se encontró con su prometida, recién salida del banco, no era fea, tampoco ordinaria, solo tenía esa actitud dominante que dejaba en claro quien mandaba. "Donde vas Vitorio?" Lo saludó,  se prendió de su brazo, Vitorio ya no sintió deseos de entrar al bar.

"Estoy estirando las piernas ",mintió,

siguió caminando hacia las oficinas y ella lo acompañó hablando sin parar de cosas que no le importaban.

Ella le pedía atención y el solo quería que lo dejara solo, como hacia poco que vivía en Cruz de Papel y  no se le ocurría otra cosa, la invitó a conocer el lago y las cavernas del mismo, esa tarde, antes del atardecer ; solo para que no lo siguiera molestando.

Cuando miró su reloj, le pesaba que fueran las seis, pero cuando sonó el timbre, pensó que sería bueno el paseo para decirle que su amor tenía dueño desde hace rato y Alma lo tenía en sus manos desde el dia que su padre lo llevó al doctor y había una niñita rubia, dulce y alegre.

Salió, la saludo, tomó su mano y comenzó la caminata de "la liberación ",como el la llamó.

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Alma abrió los ojos, esa tarde cayó en un sueño profundo, soñó que se liberaba, que podía manejar lo hilos de la vida de cualquiera, ese niño (sabía que era un niño no podía ser de otra manera) , que llevaba dentro, la haría una mujer poderosa, mas que cualquiera, mas que Aurelia, no le haría falta ni el grimorio, ni el mal de ojo, solo el niño, pero debía volver a la caverna del lago, "este lago lleva tu nombre",

le había dicho Pyros, y ella lo adoró, "serás mi reina, podrás tener el mundo a tus pies ",y ella soñó con ese momento, sabía que tenía fuego en sus venas y le creyó.

Luego vino lo de Lia, la pobre ni se dio cuenta, tan tonta ; rió, primero la llevó al lago, "su " lago, allí, solo le dio una bofetada que sorprendió a la mujer, lo suficientemente fuerte como para que trastabille y, con esas sandalias tan inadecuadas, se quebrara el tobillo.

Lia, la miro asustada, acorralada, histérica, llorando, le imploró que la ayudara, que no diría nada.

Pobre, casi la convence, pero su padre debía seguir siendo suyo, solo suyo, y ninguna mujer podía competir con ella. Desde que su madre murió, ocupó bien su rol, fue lo que su padre quería,  no lo dejaba solo y no se lo imaginaba con otra mujer, llegó a ser tan buena que cuando cumplió los quince años, no dudo en tomar la iniciativa y acompañarlo en cuanta reunión hubiese, las damas eran amables, y se compadecían de ella y los caballeros se cuidaban de como mirarla para no ofender a su padre.

Aquella tarde pudo desatar toda la furia acumulada hacia esa tramposa, la tomó del brazo y la arrastró hasta lo profundo, donde el agua murmura, la luz es ineccistente, y mora Pyros .....

Allí con una roca enorme, le golpeo en la otra pierna, su rodilla sono seca, un crujido y su alarido, Alma estaba tranquila, calculando, disfrutando, saboreando.

Luego se acercó hasta sentir su aliento, sus ojos rojos, desorbitados, sin poder creer, "no eres tu, qué  te hizo esto? "... Lloraba.

Alma percibió la presencia de su señor, allí pudo mostrarle que era capaz de ser un animal salvaje, saltó como una bestia encima de Lia, la inmovilizo, se sento sobre ella y la olió, saboreó el final, con sus dedos, presionó sus ojos hasta hacerlos reventar,  sin hacer caso a sus pobres intentos de defensa, la sensación acuosa entre sus dedos, el olor a sangre, todo, la exitaba cada ves mas, cuando Lia ya no se movió, la soltó, asi, con la tarea terminada, la sumergió aún con un hilo de vida en el lago, donde vió el rostro satisfecho de su señor que recibía el obsequio.

Luego, orgullosa  de si misma, se dirigió a su casa, la sensación de placer, de excitación, la acompañaba, ese poder, esa adrenalina, era lo mejor del mundo.

Esa tarde al despertar sentía la anciedad en su vientre, quería repetir ese momento, y cuanto mas lo recordaba mas anciedad le causaba.

Asi que se levantó y quiso ir al lago para rememorar aquel momento, solo asi lograría calmarse un poco, pero el solo hecho de pensar  en  la sangre era como una urgencia, que la ponía mas inquieta cada minuto.

Al llegar a las cavernas se detuvo en el lugar donde le dio la primera bofetada a Lia, desde ahí, en las sombras, pudo ver una pareja que se acercaba  de la mano, los reconoció, Vitorio y su "querida "novia. Tan patéticos los dos, y el, siguiendo el mandato paterno,  como si fuera un mandato divino. Renunciaría a su vida con ella, a su amor, a lo ùnico sincero en su vida, por una posición social, por dinero.

Vitorio llevó a la chica entre las estalactitas, con cuidado, y buscando las palabras para empezar a dejarla, al llegar a la caverna del medio, se podía ver aún las cintas de la policía, abandonadas, y estando allí sintió un sonido, era Alma! "Que haces aqui? "

"O, nada, lamento interrumpir, es que no puedo creer lo de Lia y vine.... para pensar ".

Odiaba la visión de aquellos dos, de la mano, como amantes, el ni siquiera la quería y ella solo parecía una tonta.

Vitorio la miraba con aire de gran cosa y esa mujer exageraba sus gestos amorosos, como si el fuera un trofeo.

Todo la descomponia, y como una reacción normal, comenzó a narrar la leyenda del lago, y como era sumamente energético. La ingenua, creía absolutamente en todo, Alma,  se fue acercando a el y contando la historia, tomó una piedra para arrojarla al agua, y con velocidad cambió el rumbo de la misma hacia la sien de Vitorio, este cayó atontado, su novia soltó un chillido de miedo, cuando quiso correr, Alma se le interpuso, la tomo de un brazo y ni siquiera tuvo que luchar, la chica estaba paralizada de miedo, la arrastró al borde rocoso y allí la tumbó al suelo, tomó su cabeza y la obligo a hecharse como un perro, en un mísero intento de defensa, la otra arañó su cara, esto la puso mas efusiva, volvió su lado bestial, con un gruñido se monto en el cuello de aquella pobre alma infeliz y golpeó tantas veces su cráneo contra la roca que perdió la cuenta.

Su frenesí acabó al escuchar los gemidos de Vitorio, giro con el rostro salpicado de sangre y sus manos rígidas por el esfuerzo.

"Estas loca, Alma, déjala, ya esta muerta, eras el motivo de mi vida, eras la razón por la cual renunciaría a mi vida sin importarme nada, pero ya no tengo razones para vivir..."

Alma caminó despacio hacia el y con una furia triunfante, desabotono su camisa, "esta es mí razón de vivir y mi razón de matar!"

Anonadado, Vitorio vio su vientre hinchado, su rostro era el rostro de la estupidez, hundido en la agonía, en su alma miserable.

"Crees que te esperaría toda la vida?  Mientras tu jugabas al buen partido con esto? "Dijo señalando el cuerpo de la infeliz.

Vitorio lloraba y solo ahí algo pareció tocarla íntimamente, y fue asi que juntó todas sus fuerzas y le dio un golpe en la cabeza con una piedra manchada de la sangre de su "querida " novia. El se ofreció prácticamente,  su cabeza, dócil, ausente, muerto desde ya hacía mucho tiempo.

Solo se ofreció.

Ahora todo estaba en su lugar, para ella, su destino ya estaba mas que marcado, Pyros, reinaría con ella y el fruto de su vientre ;si, bendita ella entre todas las mujeres.

EL LAGO DE LAS ALMASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora