CAPITULO VI

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Sentí un cosquilleo en mi cuerpo, algo que se desplazaba de arriba hacia abajo, abrí los ojos y estaba oscuro, el olor a nicotina y el aire pesado. Ese ser estaba a mi lado y algo irradiaba de sus manos hacia mi,  ese algo, me causaba repulsión y asco, pero a la vez, me daba una energía que me hacía creer que podía volar.

"Por fin, eres un humano que absorbe demasiada energía."

Me erguí y con esa sensación de poder me envalentoné, no soportaba mas esa presencia que no decía que quería pero tampoco me abandonaba, todo se volvió tan natural que ni siquiera me asustaba. "En este momento me dices quién eres y qué quieres, y luego, desaparece ".

Al momento, acercó su cara a la mia, y aún en la oscuridad, pude ver sus facciones, sus ojos dos pozos negros, fríos, su piel seca y pálida, y de su boca, un olor pestilente, al momento, me arrepentí.

"Acaso, crees, que esto es un juego?  Crees que ese calor que sientes, y que te pone tan valiente, es parte de mi propio poder, eres mortal Aurelia, significa, que puedo hacerte daño, soy el gran señor, el del poder absoluto, el rey de la gran mentira, mírate en ese espejo de ahí,  vamos!"

Asustada obedecí, frente al espejo, ví mi cuerpo y ví como las personas me miraban odiosas, burlonas, arrogantes, ví mi casa, mi abuela, mi origen, un hombre que mentía a una mujer, un bebé, la mujer abandonada y luego, muerta en el lago, todos rien, se burlan de mi propia ignorancia, y de como quiero aparentar quién no soy. Las lágrimas corren por mi mejilla, mientras siento una serpiente, enroscarce en mi pierna , aprieta, aprieta, y yo dura como piedra,  mi corazón late tan fuerte, que hasta parece que lo escucho.

Su cara se aproxima a la mia, y es una imagen de pesadilla, ojos de negra noche, su naríz y boca, juntas y demoníacas.

"Sí,  debes temerme, soy tu señor, pero, a cambio, puedo cambiar tu vida, ayudarte, como un buen amigo que te cuida ".

En ese momento, aflojó la presión, casi caigo al piso. "Te voy a decir un secreto Aurelia, debes temerme y servirme, ya que, por revivirme, soy tu amo, pues sé, todos tus secretos, pero también te diré uno, soy PYROS, el gran embaucador, ustedes los humanos, adoran las mentiras, les encanta mentir y que les mientan, y yo, vivo gracias a eso, mi nombre se te ha revelado, y eso no sucede muy seguido ".

Su vos ronca y áspera, se hizo tranquila nuevamente, melosa, como si no hubiera sido él, quien casi me mata del horror.

"Mañana comenzamos, Aurelia ".

Solo dijo eso y desapareció en una mancha oscura en la pared.

Pyros, que nombre raro para un demonio, debía consultar con urgencia a su abuela, tenía demasiadas preguntas, estaba muy confundida a raíz de las visiones de Pyros, todo me causaba una gran anciedad y mucho temor.  A eso de las tres de la mañana, cuando trataba de conciliar el sueño, alguien llamó a mi puerta, asustada, la abrí, me sorprendió encontrar a Alma del otro lado.

"Aurelia, espero no molestarte, abajo la fiesta sigue, pero está muy aburrida, ya te encuentras mejor? "

"Claro, solo era cansancio, nada más, pero pasa por favor ".

"Con quien hablabas Aurelia, hace un momento te escuché y no quise entrar por miedo a interrumpir ".

Su vos era diferentes, me hacía desconfiar de ella, era como si en realidad supiera la respuesta."

Caminó alrededor de la cama, y luego se tiró en ella. Estaba rara, como diferentes. "Tomaste alcohol, acaso, Alma? ". No respondió, me miró y sonrió, "nada de eso, mi padre me mataría, hablando de eso, creo que Lia, en estos momentos se estaría marchando muy ofendida contigo, pero no te alteres, es una mujer muy soberbia y no nos caemos bién, espero que mi padre no siga con la idea de casarse. Sería una pésima esposa y peor madrastra."

Todo parecía fuera de lugar, su comportamiento me sorprendía, nunca escuché a Alma, hablar mal de alguien. "Necesito que me ayudes Aurelia, solamente tú, puedes hacerlo, se que tu abuela te enseñó cosas que nadie aquí puede entender bién, son muy prejuiciosos, pero yo no! 

Y diciendo esto se puso de pie y se fue, como la cosa mas normal del mundo. Asi que eso era, la linda e inocente Alma, quería una bruja personal, pero ... para quién sería el hechizo?  Mis instintos no me fallaron, nadie es tan inocente.

Al día siguiente estaba decidida a hablar con mi abuela de todo esto, era la única en quien confiaba. En el desayuno, Alma no apareció, asi que aproveché y me escapé de la casa sin avisarle a nadie. 

La abuela estaba en el bosquecito juntando hierbas y la esperé un rato. Al llegar se puso felíz, pero su mirada era de desconfianza, "acaso ya te hecharon, Aurelia Castañeda?  "

"Abuela, sin bromas, tengo un grave problema, pero tienes que escuchar la historia completa ".

Preparó té y nos pusimos a hablar, le conté de mi visita al lago, de como quedé dormida en ese lugar y de la ira que sentía, luego el miedo al volver, la esfera de luz y por último aquella presencia llamada Pyros.

La abuela no habló, parecía debatirse entre dos desiciones, "Aurelia, lo que hiciste, estuvo mal, te lo advertí, esa energía del lago te buscó, y no solo eso, te siguió y tiene contacto contigo ". Parecía muy enojada, y molesta. "Pyros es un demonio, es el mayor mentiroso, nunca se te ocurra creerle, quiere sacar provecho de personas como tú, eres una llave, tienes la capacidad de atraer energías y también canalizarlas, pero no sabes como, las bolas luminosas no son malvadas, creo, pero también son energía, no debes seguir teniendo contacto con un demonio, el mismísimo diablo debe estar detrás de esto." Callé, no podía decir nada mas, solo terminé de contarlo todo e inclusive mi hechizo para vengarme, a lo cual respondió con una mala palabra, "te metiste en una grande Aurelia, por algo ese demonio te vino a buscar ".

EL LAGO DE LAS ALMASWhere stories live. Discover now