Lo inevitable

5.7K 315 27
                                    

James me cargo hacia la oficina de los directores, tenia sueño y estaba cansada pero quería reunirme con la directora Rowan lo más pronto posible así que obligue a James a que me llevara.

—¿Estás bien?— me pregunto él.

—Si— le dije mientras lo volteaba a ver y le sonreía, él me sonrió y sin percatarme comencé a llorar.

—¿Anya qué ocurre?— me pregunto él mientras se detenía a medio camino.

— Es que… yo…— no podía dejar de sollozar, las palabras no salían, me estaba asfixiando en el pensamiento que acababa de pasar por mi cabeza.

—Anya me estas preocupando— dijo James con voz seria.

Tire mis brazos sobre su cuello y lo abrace con fuerza— no quiero que mueras— dije al final.

—¿Qué?— dijo James sin entender lo que acababa de decir.

—Maerwen es poderosa James y ya te dije que no quiero que mueras— dije al final, sabía que ya habíamos tenido esta pelea pero aun así no quería dejar ir el tema, era demasiado importante, podía cambiar mi vida y podía acabar con la suya.

—No otra vez con esto— dijo él, su tono volviéndose serio.

—No voy a dejar que cambies mi opinión, esta vez no… ni aunque tengamos sexo vas a hacer que cambie de opinión— le advertí, sabiendo que aquella idea ya había pasado por la cabeza de mi novio.

—Anya mírame— me pidió él, a regañadientes solté su cuello y lo mire directo a sus perfectos ojos azules y por un segundo me quede sin palabras.

—Hemos pasado por demasiadas experiencias como para que estemos separados, ¿no crees?— su sonrisa se ensancho y sus ojos se iluminaron.

Por ese pequeño segundo le hice caso y comencé a pensar en lo mucho que habíamos avanzado de manera individual, así como compañeros, en los últimos meses.

Me acordaba la primera vez que lo había visto bajo la mortecina luz del amanecer, era increíble, recordar cómo sus ojos era distante en aquella época, ya que yo era para él nada menos que una niña que estaba jugando a ser una híbrida en el campus, en el cual habían trabajado tanto sus padres.

Y ahora que lo pensaba, tenía toda la razón porque en los primeros meses yo me había codeado con otros híbridos, había abrazado demasiado rápido mi nueva identidad y por ello era que me había metido en tantos problemas.

 Y por eso es que también había muerto, aunque había pasado mucho tiempo desde aquel día en el río, yo aun podía acordarme de mi último respiro, de mi último grito y del último palpitar de mi viejo corazón.

—Tú no comprendes lo que paso aquel día, el día de la conferencia cuanto yo te grite y me enoje contigo tu viste una parte de mi verdadera forma, y aun peor, fuiste victima de mis instintos de daempiro que simplemente te quisieron herir con palabras sin que realmente te lo merecieras, luego de que te fuiste no podía dejar de pensar en ti y no entendía el porqué,  tomo aproximadamente una hora y una ataque de los Lupdaemones, de los cuales nos alertaste, y del cual sobrevivimos, para que yo me percatara que tú eras mi elegida—

Habían pasado tantas cosas y todo había sido rápido, muy rápido pero de lo más satisfactorio, fue en ese segundo que me di cuenta que James tenía razón, no le podía pedir que me dejara sola… éramos una sola entidad en este momento, si él moría, yo moriría, y si yo moría, él moriría, tal vez no de una forma tan literal pero nuestras almas se harían añicos.

—Tienes razón— dije al final mientras me echaba a reír, él me quedo viendo como si estuviera loca, y tal vez lo estuviera— James bájame— dije mientras él enarcaba una ceja— bájame— dije mientras me movía en sus brazos hasta que él me coloco suavemente sobre el suelo, mis rodillas me comenzaron a temblar pero por suerte me pude mantener en pie.

Escuela de híbridosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora