Conociéndolos

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Luego de lo ocurrido nuestro recorrido paso sin ningún percance, ahora caminábamos a paso raudo por los pasillos del edificio principal del campus.

La vergüenza aun no se me había pasado, así que enfoque la mirada en las ventanas, la lluvia estaba comenzando a caer sobre el bosque – Septiembre— pensé con amargura, era fresco pero no nevaba, solo llovía y eso me frustraba desde que era una niña, siempre me resfriaba en esta época.

La voz de Derek hizo que volviera al momento— parece que ya llegamos, los esperare aquí afuera— comento él. No comprendí su comentario así que decidí ver a lo que se refería.

Nos encontrábamos al final del pasillo. Frente a nosotros estaba una puerta francesa de pintura roja y ventanales tintados que no permitían ver el interior de la habitación.

—Esta es la oficina de los directores— comento Derek— el padre y la madre de James.

— ¿Ah?— no podía creer lo que estaba escuchando, James era el hijo de los directores, en otras palabras James les podía contar sin ningún problema él numerito que había armado en el pasillo minutos atrás.

—Lo que escuchaste cariño, James es el hijo de los directores del campus y son amigos míos— aquel último comentario sí que no me lo esperaba.

— ¿Qué  son tus amigos?— dije casi atragantándome con las palabras, estaba enojada, no podía creer que me estuviera ocultando aquello.

—Sí, lo son— dijo ella un poco enfadada de cómo lo había comentado— ahora pórtate bien y se educada.

—Si tía— conteste mecánicamente, Derek me sonrió como diciendo— se por lo que estas pasando— por otro lado James me miro sin ninguna expresión en su rostro. Le sonreí ligeramente pero él solo me dio la espalda y comenzó a abrir la puerta de la oficina.

—Grosero— pensé, antes de erguirme, cuadrar mis hombros y caminar lo más relajadamente posible a la habitación.

El lugar era espacioso, un vitral enorme se erguía al fondo de la habitación, mas al centro se encontraba un sofá junto a un decorado escritorio el cual estaba poblado de montañas de papeles desordenados— ¿en realidad es la oficina de los directores?— dirigí mi mirada a la derecha y me encontré con un closet más o menos grande. A la izquierda solo había una ventana que estaba tapada por unas cortinas de color rojo que hacían juego con las paredes de color blanco. Para realzar la gran habitación había una hermosa lámpara colgante que iluminaba tenuemente todo el lugar.

—Padre no te he dicho que dejes más ordenado el escritorio— volví mi atención hacia James, lo encontré segundos después. Estaba de pie junto al escritorio organizando la pila de papeles.

—Tu padre nunca cambia— comento mi tía, Celene me estaba ocultando más que una cosa, parecía conocer de sobre manera a los padres de James.

—No nunca lo hace ¡Papá donde mierda estas! ¡Dama Celene llego!— en mi vida se me ocurriría gritarle a Celene de tal manera, me hubiera ganado una buena bofetada y una semana sin televisión y sin internet. En ese momento tuve un momento de pena ajena así que aparte la mirada y la fije en otro punto de la habitación como el closet.

Cuál fue mi sorpresa cuando el mueble se comenzó a mover— un temblor— fue mi primer pensamiento lógico pero luego de unos segundos comprendí que no era eso, además del closet nada se estaba moviendo; ni la lámpara, ni el escritorio, ni las cortinas.

 Titubee un poco antes de apuntarlo— tía el closet se mueve— señale el mueble de madera.

Luego todo paso en cámara lenta, Celene volvió su cuerpo hacia el closet justo cuando este abría sus puertas para permitir, en lo que mi mente registraba como, la entrada de directores más extraña de la faz de la tierra.

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