Tinta

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No podía creer lo que estaba pasando, mientras subía escalón tras escalón hacia el ala mayor no podía dejar de pensar en lo fría que se sentía la bienvenida por la cual había estado esperando tanto.

James caminaba y yo lo seguía casi automáticamente, mis piernas se movían solas mientras mi mente vagaba en miles de pensamientos.

—¿Qué había pasado? ¿Cuánto tiempo había pasado inconsciente? ¿Por qué James actuaba de esta manera?—

—James— lo llame cuando llegábamos al pasillo que se dirigía a mi aula— ¿Qué paso?— pregunte, mi voz quebrándose mientras pronunciaba las palabras, no podía creer que esto estuviera pasando.

James me ignoro completamente y siguió caminando, nos estábamos acercando a mi aula, desde donde estábamos ya podía ver la gran ventana que separaba el pasillo del interior de la habitación.

—No pienso caminar sino me dices que pasa— dije mientras me detenía. Estaba decidida a no dejarme llevar por lo que él me dijera, no después de la forma en la que me había tratado. Tampoco era como si no lo pudiera vencer en una batalla, no ahora que tenía poderes.

James se detuvo en medio del pasillo y me miro detenidamente— ¿no escuchaste lo que te dije cuando veníamos para acá?— pregunto.

—Dijiste que me matarías si me intentaba escapar, y no lo estoy intentando, solo estoy deteniéndome para que me expliques lo que está pasando— dije con firmeza.

Él me sonrió, de una manera casi de asombro ante mi carácter, era algo dulce de su parte luego de lo que había sucedido afuera—Has cambiado— escuche que decía casi en un susurro, agradecía que mis poderes hubieran afinado mi oído— ya te lo vamos a explicar así que por favor entra— dijo mientras señalaba mi aula.

Había acertado… aunque no entendía porque me llevarían a un aula de clase en estos momentos.

—Está bien— dije mientras caminaba hacia el aula, tan pronto pude ver a través del gran ventanal a las personas que estaban dentro del lugar, sentí mi sangre tornarse helada de los nervios.

Dentro se encontraban los directores y mi tía de pie viendo fijamente a un muy golpeado Johan que estaba amarrado a una silla.

—¡Johan!— nunca me había preocupado mucho por ese hombre pero verlo en esa condición era inaceptable.

Entre en mi aula e ignore por completo a todos los que se encontraban ahí, lleve mis manos a la herida abierta que Johan tenía en su mejilla, era profunda y para mi sorpresa, una cortada impecable y recta.

—¿Qué te paso?— dije de primero, él no contesto por lo que tuve que dirigirme a las personas que en este momento veía como desconocidos—¡¿Qué les pasa?!— les grite con todas mis fuerzas—¿Por qué le hicieron eso?

Mi tía mostro una expresión de dolor y preocupación pero no hablo, en cambio los directores tomaron el control— Anya siéntate— yo los mire por unos segundos, ambos tenían la mirada fija en mi rostro lo cual los hacía ver intimidantes.

Pero no lo suficiente como para que les hiciera caso—Lo que quieran decirme lo pueden hacer mientras estoy de pie— dije mientras llamaba mis poderes, chispas azules comenzaron a salir de mis palmas segundos después.

—Cálmate niña— la voz de Johan se escuchaba como un susurro al final de mi rango auditivo.

—¡Quieres que me calme!— dije mientras me volteaba a verlo, los demás quedaron totalmente olvidados— ¡Acabo de cumplir una meta que no creí posible!— las chispas se convirtieron en llamas que oscilaban cada vez que una palabra salía de mi boca— ¡y ellos simplemente ignoran que todo lo que hago es por el bien de todos!... y de colmo tu no haces nada al respecto— cuando dije lo ultimo la lámpara del aula se hizo trizas, no estaba controlando bien mis poderes, y en realidad no me importaba.

Escuela de híbridosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora