That day - seventeen (5/5)

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"Y tú ¿realmente lo quieres?"

Dazai, ya con sus 17 años, recordaba la pregunta que Odasaku le había hecho hace unos años atrás. Justo cuando, a grandes rasgos, le había contado lo que había ocurrido entre Chuuya y él.

"Lo amo" respondería ahora, si le preguntaran.

Lo cierto era, que aquellas palabras, nunca en su vida las había pronunciado, ni siquiera para Chuuya.

Es por eso, que en ese mismo momento sentía difícil el respirar.

— Te amo, Chuuya — logró decir en un susurro.

El joven de cabellos cobrizos sentía que todo lo daba vueltas. ¿Aquello no era una broma, cierto?

Ellos dos en la oscuridad de su habitación, Dazai recién llegado de una larga misión, con algunas vendas de más y una pequeña caja aterciopelada que abrió frente a sus ojos para mostrar un juego de anillos casi idénticas, si no fuese por las diferentes piedras preciosas que cada una portaba; una color coñac, y otra color zafiro.

— Si quieres, puedes pensarlo... — comenzó a hablar, nuevamente, con la voz ahogada.

Y Chuuya, en su shock, puede jurar que nunca había visto a un Dazai tan inseguro y sincero como el que tiene en ese mismo momento delante sus ojos.

— Y si aceptas... estar conmigo... — sonrió levemente ante la idea — Cuando termines tus estudios, entonces podremos casarnos. Incluso si decides ir a la universidad, esperaré a que cumplas todas tus metas, Chuuya.

A partir de ese punto, Chuuya recuerda vivamente el torbellino de emociones que inundaron su corazón; el cosquilleo en la piel de sus manos una vez puso aquel anillo de compromiso en su dedo anular; el picor en sus ojos humedecidos cuando se abrazó con fuerzas a Dazai, y la melodiosa risa que salió de sus cuerdas vocales al sentirse tan feliz de aceptar comprometerse con la persona que tanto amaba.

Se sentía tan extraño, y tan dichoso de cada cosa que había ocurrido en su vida.

Había aprendido a superar las dificultades, y a disfrutar los buenos momentos.

También había aprendido a amar y a soportar a la persona más singular que hubiese conocido en la vida...

... Pero estaba feliz de haberse encontrado con él.



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— ¿Chuuya-san?

El nombrado pegó un pequeño salto en su lugar. Miró a través del espejo de cuerpo completo y pudo ver cómo Akutagawa entraba a la pequeña habitación.

— ¿Estás bien? — preguntó el joven pelinegro de mirada estoica pero igualmente, preocupado por el pelirrojo a quien le tiene respeto, cariño, y confianza.

— Ah... sí — sonrió — solo estaba recordando algo. Es inevitable en este tipo de momentos ¿No crees?

El pelinegro asintió. Una imperceptible sonrisa se formó en sus labios. A pesar de todo, Chuuya se veía nervioso. En señal de esto último, el mayor arreglaba sus cabellos una y otra vez frente al espejo; sus manos temblaban.

— Se ve bien — confesó Ryounosuke

Chuuya soltó un suspiro pesado. Acarició su estómago porque no paraba de doler a causa del gran nerviosismo que sentía.

— ¿Tú crees?

— Ambos se ven bien — soltó

Chuuya apretó sus manos en puños con ansiedad.

— Dazai-san y tú, se verán bien en el altar, así que no debes preocuparte, Chuuya-san. — hizo una pausa, y pronunció aquellas palabras que Chuuya tanto necesitaba oír — Es el día de tu boda, todo saldrá bien. 

𝚁𝚎𝚌𝚒𝚙𝚛𝚘𝚌𝚊𝚕 • Soukoku • FinalizadaWhere stories live. Discover now