"ушанка" or "ushanka"

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Los días habían seguido su curso.

Chuuya aún sonreía cuando miraba las fotos que había tomado con su celular, cuando fue hace unos días a Corea del Sur porque su novio quería "almorzar".

"Puedes pedir el vino que quieras"

"¿En serio?"

"Si, por supuesto. Todo irá a la cuenta de Mori-san"

Soltó una pequeña risa al recordar lo excéntrico que podía llegar a ser Dazai.

— Nakahara-kun — se escuchó la voz del profesor — Estoy recibiendo los ensayos. ¿Hiciste el tuyo?

— ¡Ah! Si, enseguida voy sensei.

Tomó el pequeño montón de hojas entre sus manos y se dispuso a caminar hasta su profesor de literatura universal. 



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Chuuya caminaba de regreso a las instalaciones de la mafia. Sabía que Odasaku le seguía el paso unos metros más atrás.

Ya no le molestaba del todo. A veces aceptaba la compañía de Oda, y hablaban de cosas triviales. Y otras veces, como ésta, prefería caminar solo, a pesar de saber que el mayor le seguía los pasos.

A Odasaku tampoco le molestaba; él prefería el silencio y respetaba el espacio personal de los demás. Cumplía con la misión de vigilar a Chuuya, y de paso estiraba las piernas y daba un paseo al aire libre.

Sí... definitivamente los días del pelirrojo habían estado demasiado tranquilos.

Tal vez le dolía un poco la cadera y debía esconder algunas marcas de los besos que había dejado su prometido, pero nada muy molesto realmente...

Su prometido...

Sin frenar sus tranquilos pasos, observó su mano izquierda; en su dedo anular reposaba un brillante y delicado anillo de oro blanco. En el centro relucía un singular diamante color coñac.

El anillo de Dazai era del mismo modelo, exceptuando el hecho de que la piedra preciosa que portaba, era un zafiro.

Osamu había obviado el cliché de que cada uno portara el color de ojos del otro. Y aún así a Chuuya le había parecido realmente tierno y romántico.

Aquellas joyas habían permanecido en los anulares de ambos desde sus 17 años.

Sí, llevaban cinco años de haberse comprometido.

Chuuya ya estaba por terminar la universidad... Ellos... ¿De verdad finalmente se casarían?

Con tan solo pensar en ello sintió sus mejillas arder y sus labios inevitablemente se curvaron en una genuina sonrisa.

— ¿Mmh? — Odasaku se preguntó por qué el pelirrojo que iba unos metros más adelante de repente tenía un aura tan dulce.

Chuuya siguió caminando mientras pensaba algunas cosas y recordaba otras.

Estaba justo bajo los grandes rascacielos que resguardaban a la Port Mafia, y hubiese seguido su camino hasta alguna de las cuántas entradas secretas, si no fuese porque vio a un extraño hombre parado en su camino.

Chuuya enarcó una ceja.

Él solo estaba ahí; era una persona extremadamente pálida. Era alto (tal vez como Dazai), su cabello lacio y azabache podría ser considerado como largo para un hombre, y lo que más resaltaba, era su vestimenta y aquel sombrero de invierno color blanco...

𝚁𝚎𝚌𝚒𝚙𝚛𝚘𝚌𝚊𝚕 • Soukoku • FinalizadaWhere stories live. Discover now