That day - Nine (2/5)

9.1K 1.2K 454
                                    


— ¿Qué significa esto? — preguntó un Dazai de nueve años, sintiendo la furia acumularse en el pecho.

El flequillo pelirrojo era sostenido con firmeza por la mano del castaño (tal vez, con un poco de brusquedad), dejando la frente de Chuuya al descubierto, donde, al costado derecho, tenía una herida sucia con algo de tierra y con sangre ya seca.

Chuuya chasqueó la lengua con fastidio al verse descubierto.

Desvió la mirada.

— Me caí.

— ¡Dime la verdad! — Exigió Dazai.

— ¡Ya! — Se zafó del agarre de Dazai y llevó su mano a cubrir su herida — Fue una pequeña piedra.

Por primera vez, Chuuya vio cómo los ojos de Dazai sufrían un cambio de matiz; uno casi carmesí, que le hizo sentir inquietud.

— ¿Por qué? — Preguntó, con la voz temblando de ira.

— "¿Por qué?"... Bu-bueno... — Bajó la mirada — Estaban jugando... creo...

— ¡¡LA VERDAD, CHUUYA!!

— ¡¡NO LO SÉ, IDIOTA!! ¡¡AL PARECER ES MUY EXTRAÑO QUE ALGUIEN TENGA EL CABELLO Y LOS OJOS COLOR RARO!!

¿"Color raro"? ¿De qué mierda hablaban?

Dazai, sintiendo la sangre hervir, cogió la mano del Chuuya y lo arrastró con él.

— ¡Ya! ¡Suéltame, tonto!

Sin embargo, el castaño siguió su camino, tirando del pelirrojo hasta llegar frente a la oficina de Mori, empujándolo y obligándole a entrar a tropezones.

— ¡¿Qué te pasa, estúpido?!

Mori, quien conversaba con Kouyou, quedaron estupefactos ante la presencia de ambos niños que llegaban haciendo alboroto.

"Perfecto" Pensó Dazai al ver a ambos adultos en el mismo lugar.

Kouyou lo miraba con desaprobación por la brusquedad ejercida en el pelirrojo, y Mori estaba extrañado por la mirada peligrosa que portaba el castaño.

— Chuuya necesita clases de defenza personal. — fue lo único que dijo.

— ¿Qué significa todo esto, Dazai-kun?

El castaño jaló del pelirrojo desde el brazo hacia sí, y nuevamente tomó con firmeza su flequillo, levantando las hebras y dejando a vista el feo rasmillón en la lechosa piel del niño.

— ¡Chuuya, querido! — Se escuchó la voz de Kouyou espantada.

La mujer se acercó rápidamente a examinar la herida con preocupación.

— ¿Sabes qué ha pasado, Dazai-kun? — Preguntó Mori con el entrecejo fruncido.

Contra todo pronóstico, el jefe de la Port Mafia, había pasado de tratar a Chuuya como objeto de capricho de Dazai, a tratarlo como si fuese parte de la familia. No iba a negarlo, el niño era realmente adorable, y había hecho reír a Dazai y a otros miembros de la mafia inesperadamente, incluyéndose.

— Una "pequeña" piedra — Observó a Kouyou evaluar la herida del pelirrojo — "Al parecer es muy extraño que alguien tenga el cabello y los ojos color raro" — repitió las palabras que había dicho Chuuya con anterioridad.

Kouyou soltó un suspiro. El entrecejo de la elegante y joven mujer estaba fruncido, pero al ver al pelirrojo con las manos apretadas en puños, y mordiéndose el labio inferior, decidió calmar las tensiones.

Con una sonrisa, acarició el cabello de Chuuya, llevando un mechoncito detrás de la pequeña oreja.

— No es raro, querido.

— Pero nadie es así.

— Los niños a veces son muy crueles, porque no entienden muchas cosas, son impulsivos y actúan por instinto. No es que ellos sean malos, solo está fuera de su entendimiento que seas distinto a ellos. Eres precioso Chuuya, eres el niño más lindo que he visto.

— No es cierto — murmuró.

— Claro que lo es, mi amor. ¿Cierto, Dazai?

Y por primera vez, el castaño sintió un revoltijo en el estómago que le quería hacer ¿vomitar? y un cosquilleo en las mejillas.

Chuuya lo observaba esperando su respuesta y por alguna razón su pequeño corazón empezó a bombear sangre rápidamente por la presión que sentía.

— Yo... s-sí... —Tragó con esfuerzo. Carraspeó la garganta e intentó recuperar su neutralidad y seriedad — Son bonitos colores. — Concluyó, refiriéndose al cabello y ojos de Chuuya.

Ese día, Dazai vio la sonrisa más hermosa de su vida, y se prometió a sí mismo protegerla costase lo que costase.

Desde aquella vez, Chuuya tomó clases de artes marciales. Y Mori puso una decena de guardaespaldas a vigilar al niño cuando fuese a la escuela, y cuando volviese de ésta. 

𝚁𝚎𝚌𝚒𝚙𝚛𝚘𝚌𝚊𝚕 • Soukoku • FinalizadaWhere stories live. Discover now