Capitulo 25

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Zoey no se movió. Y cuando Lucas volvió, lo hizo solo.

—Le dije a uno de los chicos que fuera por la profesora, ya se alejaron mucho.

Zoey movió un poco la cabeza a su alrededor y se dio cuenta de que el grupo no estaba allí. Dos empleados del zoológico se acercaban a ellos, pero nadie más.

—Ah, bueno—murmuró—. Pero creo que ya me siento mejor, me sentaré.

—No —dijo Lucas. La empujó hacia abajo, inclinándose demasiado sobre ella.

Zoey lo miró a los ojos por un breve instante. Él tenía una mirada profunda y un rostro atractivo. Pensó que, si no fuera tan callado, muchas chicas podrían sentirse atraídas por él. A pesar de su extraña personalidad, tenía cierto encanto.

—Zoey... —empezó a decir él.

—¿Sí? —preguntó la chica, entre rápidos parpadeos. Notaba que Lucas estaba cada vez más cerca de su rostro y que eso no le gustaba nada. Que lo considerara atractivo no significaba que lo quisiera tan cerca.

Entonces, en el preciso momento que Lucas acortó la distancia y la besó, en su cabeza una explosión de gritos la hizo jadear. Le gritaban dentro de su propia mente. Empujó a Lucas con las manos y se sentó de un golpe.

—¡Hey! —chilló, tapándose la boca con una mano mientras sostenía la otra contra el hombro del muchacho—. ¡No vuelvas a hacer eso!

Lucas no respondió; la miró intensamente a medida que sus ojos se oscurecían.

—Scott...

—Creo que te has confundido —murmuró ella. Logró ponerse de pie y apartó las manos del chico para sujetarse de la reja de la jaula de los conejos. Justo llegó un empleado del zoológico, que la ayudó a sostenerse.

—Te llevaremos a la enfermería.

Zoey asintió al notar la debilidad de sus piernas y dejó que los empleados la ayudaran a caminar. Se alejó y no volvió a mirar a Lucas. Ya no sentía ganas de ser tan amigable con él. Al llegar a la enfermería, se sentó en la camilla y se frotó la cabeza con las manos. Ahora se le partía el cráneo de dolor. Con ese beso y la desesperación por apartar a Lucas de ella, no le dio demasiada importancia al resto.

—Carajo —murmuró, apretándose la sien.

Un hombre bajito con delantal blanco apareció para tomarle la presión y ella le expresó en voz baja que le dolía mucho la cabeza. El enfermero le recomendó que se quedara acostada, y así lo hizo. Suspiró varias veces, hasta que la profesora ingresó al cuarto seguida de cerca por Jessica.

—Estoy bien, lo juro —les sonrió, pero el gesto le arrancó otra puntada aguda en la cabeza.

—¿Te golpeaste la cabeza?

—Tal vez —dijo Zoey, aunque no sentía dolor por contusión, la molestia era más bien interna, estaba dentro de ella.

—Vamos a tener que llevarte al hospital, si te golpeaste la cabeza.

—No me la golpeé —se corrigió entonces—. Me duele del desmayo, de la baja presión.

—¿Ah? ¿Segura? —La mujer le pasó una mano por la frente—. Lo mejor es estar seguros.

Frunció los labios y tuvo que soportar la espera de la ambulancia, mientras pensaba en qué explicaciones iba a darle Jessica y a Zack una vez pudiera regresar al micro y recoger la mochila. En el hospital más cercano, que resultó ser el mismo que visito por una acuchillada en la pierna, le hicieron radiografías para descartar alguna contusión.

El Alma [El dije #2] en FísicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora