25: Fiesta

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CAPÍTULO 25: Fiesta.

Las clases terminan y salgo huyendo. He tratado de evitar a Lauro a toda costa, al igual que Catalina lo ha hecho, creo que nos estuvo buscando un rato, pero después se cansó. Catalina se fue hace minutos, nos encontraremos en casa de su mamá para preparar algunas cosas, mi mamá también ha ayudado, en estos momentos se encuentra en casa de Lauro con Natalia y Ana haciendo la comida. El plan, según esto, es que, cuando Lauro esté por llegar a casa, Natalia se lo llevará por ahí mientras nosotros terminamos los últimos detalles.

—Entonces, huila, como le estaba diciendo su hermana, comenzó a llorar. —Cuando entro a la casa de Lauro, ya que la puerta está abierta, veo a Lorenza hablando con Catalina, que le sonríe con ternura—. Yo creí que ese era su nombre, hasta que se enojó cuando le dije "ya no llores, huila" me dijo que eso era una grosería, que su hermana le decía así porque caminaba despacio.

—Pues la hermana de... ¿Cómo se llamaba en realidad?

—Wendy.

—Bueno, pues la hermana de Wendy es una grosera, porque debe querer a su hermana y no hacerla llorar.

—¡Mamá me dijo lo mismo! —La niña se ríe y sale corriendo, Catalina niega con la cabeza, riéndose de que la ha dejado sola. Luego se da cuenta de que estoy ahí y me sonríe más amplio.

—Hola, amor. Qué bueno que ya llegaste... ¿Vamos por unas cosas a mi antigua habitación?

Asiento y la sigo hasta el pasillo de la otra vez. Cuando abre la puerta, el olor a encierro me invade. Ahí hay un sinfín de herramientas, trastos viejos y dos bicicletas llenas de polvo.

—Cuando me fui, mi papá dijo que lo convertiría en oficina, mira que tiene un porcentaje altísimo, pero no de oficina, sino de garaje abandonado. —De entre un montón de cajas, saca, lo que parecen ser, unos adornos navideños y los arroja a cualquier lugar, continúa buscando hasta que saca hilo.

La siguiente media hora nos la pasamos acomodando entre globos y unas cartulinas con escritos como "Feliz cumple, anciano", "Mi viejito cumple años". Natalia no escatimó en gastos, por lo que parece, hay demasiadas cosas, incluso hasta un barril de cerveza.

Natalia se lleva a Lauro con la mentira de que quería comprar unas cuantas cosas para la alacena, nosotros nos quedamos esperando a que los invitados se presenten. Y cuando lo hacen, mamá comienza a atenderlos al igual que nosotros. Pronto llegan el tío Horacio y la tía Sarah, también otras tías y primos con los que Catalina me presenta como su profesor y mejor amigo de Lauro. Solo un par insinuaron sobre nuestra relación secreta, a la cual ella ni se negó y me sentí tan contento.

—Ah, y mira, esta es mi prima Lucero, y él su esposo Gabriel. —Mientras me lo dice, yo termino de saludar a una tal Macaria y su hija Mercedes—. Es un gusto conocerlo en persona al fin, Gabriel. Él es Darío, mi...

Cuando me doy la vuelta y veo, dejo de escuchar a Catalina, la sorpresa y la rabia me han dejado sordo. Gabriel también está de la misma manera que yo.

—¿Cómo está el pequeño Dylan? —Catalina aún habla. La tal Lucero le responde sonriente que lo ha dejado con la niñera—. Debieron traerlo, me hubiese gustado verlo en persona.

Ahora se dirige a él, quien tampoco le contesta porque me sigue observando. Yo me pongo a verlos a ambos, uno después del otro. Ella es joven, mínimo debe tener como unos veinticinco años, o no sé, y él, un viejo cuarentón que ahora quiere actuar como adolescente.

—Ven. —Le tomo el brazo a Catalina y me la llevo lejos, hasta aquella habitación llena de polvo. Siento que estoy entrando en una especie de ataque de pánico, como aquel día en el que Esmeralda le hizo daño a Catalina. Pero siento que esta vez es peor.

El virgen que llamaba a la línea erótica© [AYOD #1]Where stories live. Discover now