18: El fiel amigo de papá

21K 2.9K 757
                                    

CAPÍTULO 18: El fiel amigo de papá.


C A T A L I N A

Me limpio las lágrimas de nuevo y le doy un sorbo a mi café. Hoy no quise ir a la universidad por lo que pasó con Darío. Seré dramática, pero no quiero verlo, porque sé que usará cualquier excusa para que hablemos y estoy demasiado estresada para eso. Los constantes mensajes de Esmeralda —que, por cierto, no han cesado para nada—, solo me hacen sentir más miserable. No quería admitirlo, pero la odio, por molestarme y por provocarme un mes de frustración.

Apagué mi teléfono anoche, no paraba de sonar como loco. Y no lo encenderé por el momento, quiero estar sola y callada, pensar en todo esto. Quiero estar con él. Carajo, me encanta estar con él, pero no quiero tener problemas con esa desequilibrada, creo que está algo obsesionada, y, por eso mismo, prefiero mantenerme lejos de su desquicie, capaz hasta termine haciendo el drama de querer abortar si yo no dejo a Darío, qué sé yo. No estoy para cargar con esas culpas.

Paso toda la mañana leyendo. No puedo concentrarme ni un poco, por lo que siquiera puedo entender nada, así que lo dejo. Para entretenerme, me pongo a limpiar, aunque eso me sirve porque encuentro cosas que debí tirar hace rato. Hasta termino encontrándome con el teléfono que utilizaba para el trabajo, que, ahora que lo recuerdo, tengo que devolverlo. Me había olvidado por completo de él, de todo ese trabajo en el que les decía cuanta majadería sucia a extraños.

Ahí lo conocí a él, ahí comencé a embelesarme con un completo desconocido que alegraba mis noches y no solo por sus minutos que me pagaba, sino por ser él mismo, hablándome sin filtro de tonterías sin sentido. Aquel desconocido que me hacía tocar cada parte de mi cuerpo, imaginando que mi mano era la suya y el misterio de quién podría ser no existía.

Mis lágrimas vuelven. Maldita sea. Lo amo. Amo a Darío, pero no creo soportar el que siempre va a estar unido a ella, que se va a meter entre los dos con mentiras, aprovechándose que tener un hijo de él, que incluso pueda que le llene la cabeza a ese niño de mil cosas. No, gracias, prefiero llorarle a lo que pudo haber sido, y no sufrir por estar cerca de una loca que intenta a arruinarme la vida.

—Deberías decirle cómo te sientes realmente, y juntos la denuncian y le ponen una orden de alejamiento, qué sé yo, esto es denunciable, Cata, Esmeralda está exagerando absolutamente todo. —Brenda se mete a la boca un puño de frituras, enojada—. Darío es culo si no agarra la onda.

Me río y chillo. Ella vino hace un par de horas, según ella, cuando no le contesté sus diez llamadas. Además de que ha estado conmigo en todo el mes y lo sabe —incluso José que ha guardado mi importante secreto —, vino a alegrarme el día.

—Y luego. —Sorbo por la nariz, metiéndome también un bocado de frituras—, ese día, no conforme con llenarme el buzón de mensajes, estaba afuera, Brenda. Esa vieja me da mucho miedo.

—¡Pues rómpele su madre! Ah, no, está embarazada... Mmm... Bueno, hagamos un plan B. —Se pone a pensar, seria, muy en su papel, y me río. Brenda es todo lo contrario a lo que aparenta en clases; se mira seria y conservadora, un pan con miel, pero es una hija de su mamá, le encanta el desmadre.

—¿Con B de barco o con V de virgen? —le pregunto, tratando de reírme de mi mismo chiste, odio estar triste.

—Con B de Darío —me responde, rodando los ojos y luego se ríe a carcajadas cuando le muestro mi cara de duda—. De baboso, bruto y burro, aunque sería P por pendejo. No entiendo cómo es que no le pone un alto a esa loca. Si te amara de verdad ya hubiese marcado raya con Esmeralda.

El virgen que llamaba a la línea erótica© [AYOD #1]Where stories live. Discover now