SUCCUBUS

34 5 8
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sismo 3.3 sacude a Barrio La Concordia

Cuerpos de socorro no reportan emergencias.

Ultima Hora | Por Noé Quijano

Un sismo de regular magnitud fue sentido al finalizar la tarde en los alrededores de la zona occidental de la ciudad. Los técnicos del ministerio de Medio Ambiente, localizaron el epicentro en el distrito cuatro, en el Barrio La Concordia.

La magnitud del movimiento telúrico fue de 3.3 en la escala de Richter y a una profundidad de 3 kilómetros. El temblor fue registrado a las 6:06 de la tarde de este jueves.

**************************

La noticia anterior era leída por Fabiola luego de unas semanas de regresar a Silveria. Todo parecía encarrilarse a su favor, porque además de la posible ubicación de su próxima presa, había recibido un correo electrónico de parte de la directora de Producción de Industrias Sertex, Hortensia Qüehl.

En el mismo se le informaba que habían reconsiderado la oferta recibida y estaban en la mejor disposición de vender la fábrica textil. Debido al accidente sufrido en el sitio y por el incumplimiento de algunas normativas del ministerio ambiental, estaban al borde del cierre. Por lo que requerían una reunión urgente que debía realizarse en el lugar que ellos eligieran. Y cómo lo indican las estrategias de guerra, quién elige el campo de batalla, lleva la delantera.

Debido a eso, la negociación se efectuaría esa mañana en la torre Zahraz, sede de la corporación Mayer, en la ciudad de Silveria.

Todo el negocio había sido canalizado a través de Fabiola, que había ordenado a su marido acerca de cómo abordar el problema e indicándole que se ahorrarían una pequeña fortuna porque la corporación Sertex ya no estaba en posición de definir ningún precio más que el que ellos decidieran.

En aquel momento la joven mujer preparaba un desayuno abundante para su marido, que debía bajar al comedor luego de una noche extenuante.

******************

Julio apareció luego de un par de minutos, ataviado con un traje gris. Dejó su saco sobre el sofá mientras miraba su Tablet la cual usaba para leer los correos acumulados de la oficina. Además revisaba las cotizaciones del Nasdaq y a veces el índice Ibex treinta y cinco.

Pero esa mañana estaba distraído y casi agotado luego de una sesión maratónica de sexo con su esposa. Ella lucía ataviada con una bata de seda color vino, y sin ningún asomo de fatiga se afanaba en la cocina mientras preparaba huevos revueltos con jamón, y un café reanimante.

— ¡Te ves de buen humor esta mañana! – dijo él para romper el silencio.

— Hoy es un día importante...– agregó ella con frialdad mientras le servía la ración del desayuno en un plato blanco de cerámica fina y llenaba una taza con aquel líquido humeante.

Luego la mujer se puso a escudriñar en su celular, todas las noticias referentes a un temblor en la ciudad vecina acaecido unas semanas atrás.

Él se sonrojó al recordar que el encuentro de la noche anterior concluyó en una cuasiviolación; cuando, en un acceso de placer, él exclamó en un jadeo:

¡Quiero hacerte un hijo!

Fabiola pareció entrar en un estado de furia y enojo, y sin que se diera cuenta, se invirtieron los papeles y, de pronto, él estaba abajo mientras aquella menuda joven lo cabalgaba con violencia y le decía una sarta de groserías que él sólo había escuchado entre los obreros de sus empresas. Por un momento se entregó al placer que lo devoró entero, pero al instante siguiente experimentó un acceso de terror puro al sentir como la vida se le iba durante el coito.

Y lo más extraño fue ver cómo los ojos de Fabiola cambiaban tornándose siniestros, oscuros y penetrantes. Luego pensó que se había imaginado aquello, porque entró en éxtasis, y eyaculó con violencia. Después, un frío quemante invadió su interior y entró en un sopor letárgico hasta que había despertado esa mañana sintiéndose poco menos que vacío. Le dolía la espalda y sentía ardor en el área genital.

— ¿Estás listo para cerrar el trato? – inquirió ella sacándolo de sus recuerdos.

— ¿Cómo? – contestó él distraído.

— No sé cómo diriges la empresa si eres tan olvidadizo. Recuerda que hoy comprarás la fábrica de la corporación Sertex. Te reunirás con...

— ¡Llamas!....¡y Qüehl!...Por supuesto que lo sé... - pero entonces Julio con una mirada suspicaz replicó con preocupación:

— No sé por qué insistes en que nos expandamos cuando la situación mundial no es de lo más bonancible.

— ¡Qué poca fe me tienes! ¿Cuándo me he equivocado? – reclamó ella con una sonrisa coqueta.

Y tenía razón, ella era su amuleto de la suerte, parecía tener un sexto sentido para los negocios, desde que eran novios siempre estuvo a su lado ayudándolo a tomar decisiones, por ello la expansión del corporativo no hacía otra cosa que avanzar. Pero ahora la situación era distinta, desde la caída de las bolsas y la crisis mundial, lo más sabio era consolidar y no crecer.

Su padre había sido la personificación de la prudencia, pero la chica tenía un poder especial sobre él que no entendía.

Eso lo llevaba al siguiente pensamiento, moría por tener un hijo para continuar su estirpe cómo sus progenitores siempre esperaron. Pero Fabiola era ajena a aquel programa. Es más, la maternidad no parecía estar en sus planes inmediatos. Posponían ese sueño para un futuro hipotético. De hecho, hasta había notado que a ella no le gustaban los niños, y esto era recíproco. Su sobrina Isabella entraba en estado catatónico y luego en un llanto histérico cada vez que la pareja visitaba a su hermana Yanira.

Algunas veces era fácil saber la dirección de sus consejos, pero aquello que concluiría esa mañana era un misterio para él. No le veía ninguna utilidad en adquirir una operación textil en el país vecino, cuando ellos podían cubrir las necesidades del área sin problemas.

De acuerdo a su información, la corporación "Sertex" ya no era lo que fue en antaño: un competidor fuerte y decidido que estuvo a punto de hundirlos hacía más de una década.

Antes del incendio que acabó con su planta, sus productos rivalizaban con los propios, y el mercado estaba segmentado entre ambas compañías. Ahora era una empresa venida a menos que se estaba deshaciendo de sus activos, entre ellas esa planta textil ubicada en aquel país vecino.

Tal vez podía usarse como distribuidora o desarmarla para venderla en piezas, en definitiva, y de acuerdo a los números solo era un "elefante blanco" que daría más problemas de los que resolvería.

Pero no le quedaba de otra que confiar...ella era a final de cuentas... ¡su esposa!

TRINITATISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora