39. Una decisión y un encuentro

75.6K 3.3K 372
                                    

Sin editar





Me sonríe abiertamente y yo trato de no golpear su estúpido rostro.―¿Qué haces aquí―Pregunto otra vez.

Suspira y se sienta sin ser invitado.―Hubo un tiempo que rogabas por mi atención...

―Hubo un tiempo que era demasiado estúpida.―Continúo por él.

―Era divertido tenerte a mi merced, eras tan orgullosa y conmigo tan dócil.―Miro hacia otro lado, porque no soporto escucharlo hablar así.―Muy buenos tiempos aquellos...

―¿Por qué viniste?―Pregunto más enfadada de lo normal.

―Vamos, Lizzy, podemos sentarnos como gente civilizada y hablar, ¿No?

―Con alguien como tú, imposible.

Suelta una carcajada y me observa por unos minutos.―Sigues siendo la misma niña de aquellos tiempos.

Odiaba que me tratara como niñita.―Insisto, ¿A qué has venido?

Niega.―Tu última llamada me ha dejado bastante preocupado.

―Un momento de debilidad.

―Me agrada saber que aún piensas en mí.

Mi estómago se revuelve y el asco me invade.―Olvidaba lo asqueroso que puedes llegar a ser.―Niego al verlo sonreír.―Si solo viniste para esto, es mejor que te levantes y te marches.―Me levanto para guiarlo hacia la puerta.

Él, deja de sonreír, porque acaba de darse cuenta de que no bromeaba.―Has cambiado.―Susurra algo impresionado.

―No me dieron opción.―Hablo severamente.

―Entiendo.―Asiente.―No creo que necesite explicarme mucho.―Me observa.―Sé que al principio no me comporté debidamente pero no tenía opción.―No pestañeo, no hago nada.―Tú no entiendes.―Habla luego de unos minutos de silencio, su tono era completamente acusatorio.―Jamás lo entenderías.

―¿Qué no entendería?―Pregunto con poca paciencia.―¿Qué no tuviste los pantalones para hacerte responsable? ¿Qué tomaste la mejor solución, pero para ti?―Me levanto.―¿Qué, por todos los cielos, no entiendo?

―¡Jamás entenderías lo que es tener una meta! ¡Siempre hiciste la mierda que querías sin importar qué!―Grita mientras se levanta de un salto.―¡Nunca te interesó una mierda! ¡Porque eras una mediocre que sólo pensaba en sí misma y en sus estúpidos sueños!―Exclama mientras se acerca a mí, no me alejo, simplemente, lo observo.―¿Y a dónde te llevaron? A ningún lado, porque alguien como tú nunca iba a llegar tan lejos, tu destino es quedarte a los pies de otros y depender de otros.―Y lo siguiente que hago fue estampar mi puño contra su rostro.―¡¿Qué te pasa?!―Se queja, alejándose de mí.

―Al menos, he sido lo suficientemente valiente como para afrontar mi destino, no como tú... que siempre huyes ¿Y sabes por qué?―Me acerco a él.―Porque eres un jodido cobarde que nunca conocerá la felicidad...―Lo miro de pies a cabeza.―¿De qué te sirvió tener tanto y luchar si al final, estás solo, como la basura que eres?―Río y niego.―Esa es la diferencia entre tú y yo, que tu siempre serás cobarde, pero yo... puedo ser mediocre, pero jamás cobarde...

―Volveré a decirlo...―Me interrumpe.―Eliot es mi hijo, mi hijo mayor y voy a tenerlo conmigo con o sin ti.

―Se puede saber, ¿Qué haces en mi casa?―La voz de Lucian llega desde mi espalda.

Joe levanta la mirada y lo mira.―Vengo por lo que es legítimamente mío, mi hijo, Eliot.

―¿Papá?―Mi corazón se detiene al oír la voz de mi hijo que estaba mirando a Lucian con intriga.

Señora Delacroix (#1) COMPLETAWhere stories live. Discover now