Capítulo 9

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Así era, todas las jaulas situadas en las esquinas de la sala se habían roto. El lobo que teníamos delante había conseguido morder el cuello del hunter. Querría haber podido ayudarle pero Christian, convertido en lobo, venía corriendo hacia mí. Venía a tal velocidad que casi no consigo esquivarlo. Aproveché esos pocos segundos que me dió para poder analizar mi situación. Mi compañero estaba defendiéndose del lobo que tenía delante como podía, y los otros dos igual.

El lobo volvió al ataque, aunque esta vez consigue herirme. Con sus garras me había rasgado la piel en la parte derecha del vientre. Otra vez en el mismo sitio. Por suerte fue solo una herida superficial y no me supuso ningún problema. Se oyó a alguien gritar pero no tuve tiempo de averiguar quién era, ya estaba bastante ocupada. Antes de que el lobo volviera a atacarme, conseguí alcanzar la bolsita y le espolvoreé la “plata en polvo” al lobo en la cara. Con esto conseguí que se quedara medio ciego o que al menos le escocieran los ojos. Cuando vino tambaleándose hacia mí, lo derribé de una patada, me quité el cinturón, tire los cuchillos a un lado y le até la pata delantera derecha a la izquierda, así no podría moverse.

Cogí de nuevo los cuchillos y corrí a socorrer al otro hunter al que el lobo le estaba clavando sus colmillos en una de sus piernas, le lancé uno de los cuchillos, se lo clavé en una de sus patas e hice que soltara al hunter.

El lobo vino corriendo hacia mí, pero conseguí esquivarlo con facilidad y se estampó contra el resto de pared que quedaba después de que Christian la destrozara. Me acerqué al hunter, se había desmayado. Le quité el cinturón. Mi plan era el mismo que utilicé con Christian solo que no podría dejarle ciego. Aunque se me ocurrió otra idea y como tenía todavía bastante poder mágico decidí hacer un conjuro de manipulación, así que me deshice del cinturón. Tanto los hunter como los magos tenemos poder mágico limitado.

El Lobo se acercó de nuevo a mí, solo que esta vez con más cautela. Se apoyó en las patas traseras y de un salto intentó venir a por mí. Yo di otro salto solo un poco más alto que el suyo, formulé el hechizo a toda prisa. Desde el aire, con el dedo índice y corazón, le rocé el hocico al lobo completando el conjuro.

Los dos aterrizamos. El lobo se veía un poco aturdido y se giró hacia mí.

-Siéntate.- Le dije y así hizo, me acerqué un poco más a él.- Ahora, dame la patita.- Le dije con una vocecilla aguda.- Buen chico, eres un lobito muy listo eeeh.-

Volví a por el cinturón y le até las patas tal y como las tenía Christian, ya que el hechizo no duraría para siempre. Los otros hunters ya habían terminado con sus respectivos lobos. Solo pude mirar a los lobos, estaban en el suelo llenos de sangre, no han podido matarlos, ¿o sí?  Mis compañeros  se acercaron. Uno de ellos se llevó al hunter herido, tuve la impresión de que no iba a sobrevivir. El hunter que quedó miro a los dos lobos que había atado.

-¿Has hecho tú esto?- Me preguntó, la verdad es que daba bastante miedo.

-Pues… sí-

-Pss, no está mal para ser una novata.- me dijo en un tono de superioridad, ¿Pero qué se ha creído?- Buen trabajo.

-Ya sé que ha sido un buen trabajo, al menos yo he intentado hacer el menor daño posible.-

 Tal vez estaba siendo un poco arrogante pero es que este tío me estaba poniendo de los nervios. Me miró enfadado.

-Hice lo necesario, si no ahora estaría muerto.- Me respondió.

-¿De verdad? Pues será que no eres demasiado bueno en esto.- Le dije yo. Vale, a lo mejor me pasaba de listilla.

-Oye mira, tú no eres quien para…-

-Yo he conseguido inmovilizar a dos de ellos sin utilizar apenas la fuerza, aunque claro, a lo mejor tú sabes utilizar la fuerza pero no el cerebro.-

Ahora se cabreó, me miró con rabia. No sé que me estaba pasando pero me divertía esta situación.

-Pero también saliste herida.-  Se notó que se sentía orgulloso de su comentario.

-Y tú también.-

Estaba en lo cierto, este tío no sabía utilizar el cerebro, no se había dado cuenta de que él también sangraba por unos de sus hombros.

-Oye mira, mocosa…- dijo mientras se abalanzaba sobre mí.

Yo ágilmente me apoyé en sus hombros y sin quitar mis manos salté por encima de él. Cuando aterricé, cogí el cuchillo del suelo, y para cuando él se giró yo ya lo tenía apoyado en su garganta.

-Te lo advierto, ten cuidado con quién te metes.- Aparté el cuchillo y lo guardé en una de las fundas libre del cinturón.- O podrías acabar mal.

Hunters (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora