16

500 41 5
                                    

1 semana después.

¿Cómo la pasaste?— reí.

— Me encantó la salida, gracias Richard— me dio un beso en la mejilla.

— ¿Y por qué en la mejilla si ya no hay vergüenza entre nosotros?— crucé los brazos.

— Tranquilo— me pegó en el brazo.

Se metió en la cocina porque tenía planes de hacer un pastel para celebrar junto a Noah.

— ¿Te acompaño a buscar al niño?

— No— le respondí—. Puede ser que me demore mucho saludando a mis amigos y eso. Mejor adelanta el pastel, amor— le besé en la boca y ella se sonrojó.

— Cuídate.

— Vale.

Tomé un taxi hasta el hotel. Cuando llegué nadie me contestó ni abrió la puerta, lástima que se me había perdido mi tarjeta y la llave de precaución.

— Hola— Noah abrió la puerta—. ¡Espera papá!

Movilizó una silla detrás de la puerta que utilizó para abrir.

— ¿Dónde están los chicos Noah?— lo cargué.

— Hoy los he dejado dormir— sonrió.

— ¿Qué hiciste con los chicos Noah? No puedo creer que te portaste tan mal todo este tiempo— le regañé.

— No he hecho nada. Si hasta están contentos conmigo. Hasta creo que no quieren que me vaya. Lo puedo ver en sus caras.

— Bueno Noah, vámonos— agarré su mochila—. ¡Gracias chicos!

— ¡Por fin podremos dormir!— gritó Christopher.

— Ah, una cosa— me detuve—, ¿por qué no podía comunicarme con ustedes?

— Tu hijo acabó con todo— todos señalaron al pobre Noah.

— Entendido— me dio pena el mal rato que los pobres tuvieron que pasar por Noah.

Me llevé a Noah a casa. Me sentía mal porque sabía que los chicos no habían tenido una buena semana con Noah y yo pasándola bien con mi esposa.

Llegamos a casa, Valeria nos esperaba con un pastel de chocolate.

— ¡Mamá!— Noah se abalanzó sobre Valeria.

— ¡Mi amor!— le besa—. Te he echado mucho de menos. ¿Cómo te portaste?

Noah me mira asustado.

— Se portó mal— dije—, muy mal.

— ¡Noah!— Valeria se notó molesta.

— Ve a tu habitación Noah— le ordené.

El pequeño se fue cabizbajo.

— Tranquila Valeria, sabes que Noah es muy inquieto, pero los chicos están bien, nadie salió herido... Que yo sepa.

— Lo sé Richard, pero es que el pequeño jamás ha estado lejos de mí, y cuando por fin lo está hace desorden. Noah no es fácil.

— Pensemos en otra cosa mejor— la abrazo—. Su fiesta de cumpleaños es en 5 días, ¿seguiremos con los preparativos para su fiesta?

— Me parece bien— me besa.

Ayudé a Valeria a recoger la mesa después de cenar. Me recosté un rato para descansar.

                                                                                    •  •  •

Ya había amanecido. Valeria no estaba en la cama. Tomé mi neceser y me di un baño. Tenía un mal presentimiento, sentía un vacío, como si me faltara algo pero lo ignoré por completo.

Bajé a ver cómo estaban Valeria y Noah.

— Buen día— saludé.

— ¿Qué tal?

— Bien, ¿y Noah?

— Tiene que estar durmiendo.

— Iré a despertarlo.

Fui a la habitación y no estaba.

— ¡Noah! ¡Noah!

Salí y fui al baño y no estaba.

— No está Noah, Valeria.

— ¡Cómo que no está! ¡¿A dónde se ha metido ese travieso?!— Valeria entra a la habitación y la revisa.

— Valeria...— me acerco a la ventana.

Estaba media abierta y forzada.

— ¡Joder!— exclamé.

— ¿Qué ha pasado Richard?— pregunta asustada.

— Se han llevado a Noah...

Una Fan Más |Richard Camacho| Where stories live. Discover now