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— Richard, vuelvo en un momento— el celular de Valeria sonó y ella salió corriendo para tomarlo.

Ya eran las 10 de la noche. Noah ya estaba durmiendo, yo estaba en la habitación de Valeria viendo el televisor.

Aproveché para mirar mi celular y tenía más de 200 mensajes de los chicos, en especial de Christopher. Los cuales decían que mañana teníamos que ir a una entrevista en la noche. Otros decían que estaba muy desaparecido qué dónde me había metido. Obvié darles algunas explicaciones y sólo les dije que asistiré a la entrevista y nada más.

— Richard— Valeria entró algo preocupada a la habitación—. Solo me hablaron al principio y no pude entender nada, luego se quedaron un buen rato en silencio y luego colgaron.

— Seguro fue una llamada equivocada, ¿no te fijaste el número?

— Sale número privado.

— Que raro. Olvida eso Valeria, y ven— le dije que se sentara a mi lado—. Creo que debemos tomarnos un tiempo para nosotros, ya sabes, como recién casados.

— ¿Hablas de una luna de miel?— rió.

— Algo así— encogí los brazos.

— Estaría bien. Sería bueno pasa un rato en familia, nos llevamos a Noah y compartimos un buen rato.

— Hay un problema— ella me miró extraña y deseosa de saber cuál era dicho problema—. Tiene que ser tú y yo solos, sin Noah.

— ¡Ok, ya entiendo!— ella frunció el ceño.

— No te pongas así Valeria. En una luna de miel no pueden haber 3 sino 2.

— ¿Entonces dónde dejaríamos a Noah? ¡No puedo dejar a mi hijo votado! ¡No Richard!— ya le estaba empezando la mamitis. La madre que no se puede separar ni un minuto de su hijo.

— Podemos dejarlo con alguien— di como opción—. Pensemos, no sé... ¿Qué onda tu mamá?

— Está en República Dominicana, no le mandaremos a Noah en un avión, ¡no!

— Yo puedo llevarlo, es mi país.

— También es mi país pero eso no quiere decir que gastemos dinero en un pasaje para llevarle a Noah a mí mamá.

— Espera... ¿Eres Dominicana?

— Sí...

— La puta madre.

— Deja de decir palabrotas— me cerró el pico con un “trompada”.

— Está bien, está bien. Podemos dejarselo a los chicos de CNCO, mis amigos, ellos sabrán cuidarlos bien.

— No sé, no confío.

— Son mis amigos, Noah estará bien con ellos, ya verás Valeria.

— Lo voy a pensar, Richard. Ahora no estoy segura de ello.

— Te aseguro que podemos dejarlo con ellos y que nada le va a pasar a Noah. Y te aseguro que a él le gustará pasarla con ellos. Solo será como una semana nada más.

— Yo no puedo Richard— agachó su cabeza—. Yo no puedo dejar a mi pequeño Noah por ahí sin saber si comió, si le pasó algo. ¡Ay no! Sin Noah no iré a ninguna parte.

— Vamos a consultarselo a él primero— le acaricié la espalda—. Recuerda que tienes a un hombre viejo, ese ya toma sus propias decisiones.

— ¡No digas eso de Noah, Richard!— rió.

— Es la verdad Valeria. Es la verdad.

Me recosté.

Pasé una noche feliz porque dormí la noche entera y no me desvelé en ningún momento.

Una Fan Más |Richard Camacho| Where stories live. Discover now