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— Yo quiero ver a Noah feliz, Richard. Pero de ahí a llegar a casarme no es lo que quiero ahora, ni siquiera eso está en mis planes.

— Valeria es por el bien de tu hijo, ¿o acaso no lo quieres a Noah?

— Claro que quiero a Noah pero no se le puede dar todo el gusto de hacer todo lo que él quiera ni prometerle algo que nosotros podemos darle.

— Es una simple boda nada más.

— Una boda que yo no quiero y te aseguro que tú tampoco quieres— notaba que estaba furiosa.

— Está bien Valeria— dije cortante—. No hagamos nada. Ya cuando Noah no quiera hablarnos a ninguno de nosotros y tú sabes que él es algo imperativo, ahorita se escapa y jamás lo volveremos a ver.

Tomé mi chaqueta y salí enojado del apartamento. La suerte es que mi apartamento está debajo del de Valeria. No tenía ganas ni de comer ni de nada. Sólo echarme en la cama a pensar en que, ¡qué diablos me estaba pasando con esto! ¡Cómo rayos le estaba haciendo la propuesta a Valeria de que sea mi esposa! ¿Acaso me estaré volviendo loco? A lo mejor sí. Definitivamente no estaba bien de la cabeza. Tantas cosas en la mente va a hacer que quede loco. No sé si esto de quedarme junto a Noah y Valeria sea un error pero ya estoy haciendo cosas que no son normales.

Me quedé totalmente dormido. Volví a saber de mí cuando escuché el timbre del apartamento sonar sin parar. Ya había amanecido.

— ¡Ya voy!— grité entre bostezos.

Abrí la puerta y vi al pequeño Noah de brazos cruzados.

— ¿Acaso no querías abrirme?— preguntó con exigencia.

— Claro que sí— me rasqué los ojos—. Lo que sucedió fue que estaba durmiendo, Noah.

— Eso no justifica nada papá. Apurate que quiero que me lleves al colegio.

— ¿Y Valeria?— pregunté confundido y él rodó los ojos—. Quiero que me lleves tú. Anoche escuché todo y estoy muy enojado con ella por no aceptar la propuesta de matrimonio.

— Tampoco debe de ser así Noah. Tienes que aprender a respetar las decisiones de los demás. Tienes que sacar toda esa brinca y perdonarla a Valeria, ella es tu mamá.

— Lo sé papá. Yo la voy a, perdonar pero primero quiero darle una lección.

— Eres un pichón demasiado raro. No creo que en eso te parezcas a mí— él rió al escucharme.

— Quiero que me celebres mis 3 años. Estoy casi cumpliéndolos.

— No es posible— quedé confundido. Y es ahí cuando analicé que 2 años hizo que la conocí pero que Noah ya iba a tener 3—. ¿Cuándo cumples año?

— En dos semanas.

— ¿Qué quieres de regalo?

— Estaba pensando como eres rico podrías llevarme a dar una vuelta en avión y vamos a California.

— No soy tan rico como crees. Y tú mamá no nos va a dar permiso para llevarte por ahí.

— Solo tiene que enamorarla para que me deje ir y si ella quiere venir con nosotros mucho mejor.

— Lo voy a pensar Noah. Ahora ve a la casa, que voy a cambiarme para llevarte a la escuela.

— Falta 10 minutos para que empiece la clase y el colegio está bien lejos. Así que mira a ver si te apuras.

— Algún día voy a matarte Noah, ya verás.

Él solo se rió y subió a su casa.

Me puse unos jeans, me dejé la franela con la que dormí y me puse una chaqueta por encima. Subí a buscar a Noah para llevarlo al colegio. Es demasiado tedioso esto de encargarse de un niño y más cuando sabes que no es tuyo. Regresé a la casa; me acordé de Valeria así que subí para saber como estaba.

Toqué el timbre y ella salió aburrida.

— Pensaba que hoy irías a trabajar— le dije cortante. No quería molestala mucho por la cara que traía que tenía miedo de que soltara una bofetada o no me hiciera algo similar.

— Hoy no tuve ganas. Noah va a acabar conmigo— dice entristecida—. ¿Puedes creer que no me dirige la palabra porque no acepté casarme contigo?

— No te pongas así Valeria— me acerqué a ella y la abracé. Ella se echó a llorar en mi hombro y no sabía que hacer en ese momento.

— Hagamos algo Richard— dijo entre sollozos.

— La verdad es que no sé qué podemos hacer Valeria. Esto ya está llegando muy lejos. Noah está de por medio y nosotros aquí sin saber que hacer.

— Casarnos— ella se limpió las lágrimas y se puso seria—. Tu eres como el amor de mi vida— ella sonrió tímidamente—. Sólo que me ves como una fan más, una loca que según tú te está arruinando la vida poniéndote a criar un hijo que según tú no es tuyo. Y para mí sería bien lindo estar casada contigo y aunque suene loco es la verdad, y aunque al principio me negué casarme es porque no quiero un esposo que no sienta nada por mí.

— Pero podemos interntarlo— le sonreí—. Sé que suena loco pero yo quiero casarme contigo y si se nos da, me gustaría ser un buen esposo para ti. Porque eres una buena muchacha, trabajadora, madre y lo que más admiro en ti es eso y de verdad, de color razón, lo que menos quiero es que sufras. Y si nos casamos, haría el esfuerzo todos los días de enamorarme de ti.

— Eso se escuchó lindo— ella se sonrojó.

— Aprovechemos que Noah está en el colegio y vayamos— ella abrió los ojos de felicidad y me abrazó.

— ¿Estás bromeando conmigo Richard, cierto?

— No Valeria, así que apurate.

Ella fue corriendo a la habitación, seguro sale de ahí en dos horas, mujeres. Yo bajé a ponerme algo con lo que pudiera verme bien, pero recordando, aún no me he bañado.

Lo hice lo más rápido que pude. Me eché un chin de cada perfume para sorprender a Valeria. Estoy muy ansioso. Creo que será la decisión más loca que he tomado en toda mi vida pero de la que nunca me voy a arrepentir.

Estoy dispuesto a ir por ello, luchar por Valeria y por Noah hasta el último día de mí vida.

Una Fan Más |Richard Camacho| Onde as histórias ganham vida. Descobre agora