La era de la luz

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–Atención ciudadanos de todas las naciones–Interrumpió un comunicado pirata en la televisión en todo el mundo–De acuerdo con lo sucedido en Consejo de la Unión Europea con relación a su disolución, se ha lanzado por parte de Mater un decreto conocido como "La Era de la Luz". Este decreto comprende la aplicación de la ley marcial y la reconstrucción de la Inquisición. A su vez, se decreta que los países retomen todos los valores, avances e ideologías de la Edad Media, aboliendo todo lo obtenido desde el fin de ésta hasta nuestros tiempos. Tal vez tengan muchas preguntas pero ustedes no han de saber nada. Mañana acudirán a sus casas los nuevos alguaciles a asignarles su nueva clase social y trabajo en relación a sus fondos económicos e históricos, además de facilitarle la adaptación a esta medida desechando todo lo que origine una desconexión temporal. Esto ocurrirá con todos los países, por lo que, todo sistema político e integrantes serán inmediatamente reemplazados. Eso es todo, disfruten de la llegada de la nueva era, la Era de Deus, la Era de la Luz.

(Unos meses después en la ciudad de Orlés)

Se despierta con el ruido de la calle. Aún con los ojos cerrados sale de la cama con su pijama de seda bordado a mano y cuando por fin llega al cerrojo de la ventana se anticipa a los rayos del sol y entre abre sus ojos para evitar deslumbrarse. Adaptados sus ojos al resplandor busca el origen del ruido discretamente apartado de la baranda de mármol del balcón; Se podía apreciar en la Catedral de la Sainte Croix la protesta de la mañana.

–¡Qué pena!–Bostezando y con la voz aún ronca–No aprenderán hasta que hayan muerto. Lo peor es que morirán llevando razón.

Automáticamente cerró las ventanas con un suave empujón para evitar el aire caliente del Atlántico y cualquier otro problema que surgiera del exterior. Mientras se iba alejando a tomar su ducha matutina no paraba de ver la ventana, como si su alma sufriera por la realidad que fuera se vive, pero pronto giró su dolorido cuello a la puerta de su cuarto.

El pasillo estaba casi solitario. Solo irrumpía los haces de luz de las ventanas y una de las doncellas de la limpieza que, en ese momento, se encargaba del polvo de los cuadros. No queriendo molestarla, pasó silente al aseo mientras avanzaba burlándose de la doncella como si fuera un niño de diez años. "¡Lo mayor que está y lo mal que la trato!" Reflexionó una vez en el baño, pero él mismo sabía que tenía que hacerlo así. El agua de la bañera estaba más caliente de lo normal y más espumosa, era como a él le gustaba. Tras un largo y bago baño mirando por la ventana decidió salir al ver sus escamosos dedos blancos y se puso el albornoz celeste con sus iniciales bordadas en gris: "CC". Al salir de la habitación se encontró de cara a la doncella y en ese momento hubo un momento de silencio en el cruce de miradas. Uno sorprendido y la otra con una muesca de decepción. Por fin rompió el silencio:

–Amo Blaise–Dejó una suave pausa la doncella–¿Se da cuenta la hora que es para la cantidad de deberes que tiene hoy? ¿Cuándo va a comportarse con responsabilidad y dejar esta nueva actitud?

–Madame Montagnesse, las circunstancias actuales me obligan a seguir esta actitud y respecto a mis responsabilidades le agradezco de corazón su preocupación pero me estoy preparando para hacerlas. El capitán no viene a instruirme hasta mediodía.

–El capitán no tardará en venir por culpa de la revuelta y tiene aún que vestirse. Hágale un favor a su padre y siga los deseos de su familia.

–Si siguiera los deseos de mi familia no sería nada. Quien soy es lo que me apela. Yo no quiero formar parte del ejército, sino de las grandes obras de este país.

–Me recuerdas tanto a mi hija... Luego vino el decreto.

–Todos los hemos sufrido, Madame Montagnesse. Voy a prepararme.

La cruzadaWhere stories live. Discover now