The Zoldyck's Nanny [Hunter x Hunter] [Illumi Zoldyck X Reader] CANCELADA

Capítulo VII: Amor... Interrumpido

Tan rápido como Illumi puso sus labios sobre los tuyos, se escuchó un golpe en la puerta.

—Es la hora del almuerzo Joven Illumi, sus padres le están esperando—era un mayordomo. Claro que era un mayordomo. Soltaste un leve quejido, pero Illumi se reincorporó inmediatamente mientras apretaba su toalla y se alejaba de ti.

—Muy bien, gracias—respondió bruscamente. Se volteó para mirarte—. Perdón por mi falta de ... moderación. Trataré de estar más sereno en el futuro—dijo para después irse a vestir, dejándote estupefacta.

El resto del día continuó normalmente y finalmente fue por la tarde la hora de que obtengas ropa nueva. Algún diseñador de la ciudad más cercana había sido invitado y ciertamente estaba emocionado de estar aquí.

—¡No puedo creer que en realidad estoy en la mansión Zoldyck! ¡Contratado por ellos! ¡Ropa de maternidad! ¡Kikyo debe estar esperando otra vez! ¡Qué emocionante!

Hombre, desearía que se callara. Él ni siquiera ha entrado a mi habitación todavía y puedo escucharlo alto y claro. Pensaste irritada.

Cuando el mayordomo lo condujo al diseñador a su habitación, vio su cara transformarse de una asombrada a una emocionada.

—¡Oh, va a ser divertido, divertido, divertido de diseñar! ¿Te gusta el estilo de Kikyo, o eres más del estilo contemporáneo? ¿Necesitas ropa formal? ¿Ropa de baño? ¿¡Lencería incluso?! Debe ser un vestuario completamente nuevo para ti ¿No estás emocionada? ¡Estoy prácticamente gritando!

Más bien literalmente. Comentaste en su cabeza. Sin embargo, tan pronto como ibas a abrir la boca para decir tus preferencias, entró nadie más que el padre del bebé.

—He decidido unirme. Si debo mirarte durante los próximos seis meses, al menos que sea con ropa que sea también de mi agrado. Por supuesto, tu tomarás la última decisión, pero sentí que mi opinión puede ser tomada en cuenta.

—¡Oh, por supuesto, Joven Illumi! Ahora, ¿dirías que esta encantadora dama es más de vestidos o pantalones?—El diseñador bromeó de nuevo.

—Panta-

—Vestidos—interrumpió Illumi, ganándose una mirada desafiante.

—No seas difícil Illumi. Prefiero los pantalones, pero no me importarían algunos vestidos. ¿Podría mostrarme algunos?—has pasado por este proceso recientemente, después de haber alcanzado un crecimiento acelerado hace tan solo un año. Sabías lo que querías y pensaste que sería fácil. Pero por supuesto que no. Nada con Illumi es fácil nunca.

—¡Pero por supuesto querida! ¡Serán demasiado largos y posiblemente demasiado grandes, pero para eso estoy aquí!

Y él se mantuvo fiel a su palabra. E Illumi también te escuchó por una vez y mantuvo sus opiniones en un mínimo. Iba maravilloso. Tan maravilloso que no había visto a Kikyo entrar. No fue hasta que disjiste eso que te diste cuenta de su presencia en la habitación. Eso sí que era un asesino.

—¿Podrías permitirme probarte también algo de ropa? Tengo la sensación de que yo también estaré en la familia pronto—Kikyo ronroneó astutamente.

—¡Pero por supuesto, señora! ¡No soñaría con negar la oportunidad de vestir a la única dama de los Zoldycks!

Y por un momento, te sentiste un poco insultada. Ella no era la única. Ya no. Tu estabas ahí ahí también. Y brevemente, tal vez solo un momento, tus ojos se llenaron de lágrimas al darte cuenta de que tu tiempo especial de vestimenta había terminado. Robado por Kikyo en un intento de hacerte sentir incómoda y no bienvenida. Iba exactamente como había esperado y pensó que incluso podría verte llorar. ¡Oh la alegría que traería! Al verte, esta chica extraña, no apta para su hijo, ¡finalmente se da cuenta de su lugar! ¡Qué gran noche sería!

Eso fue hasta que su hijo decidió desviarse de su plan. Antes de que una sola lágrima caiga de sus ojos, Illumi se levantó, agarró la ropa más cercana y rápidamente se acercó a ti.

—Ponte esto—ordenó.

—Por favor—replicaste, riendo ligeramente mientras parpadeabas para alejar tus lágrimas. Esto causó que suspiraras e Illumi todo los ojos.

—Ponte esto, por favor—Él cedió al darle al menos una muestra de modales. Sin molestarse en ver lo que había agarrado, desesperada por salir de esta situación, tomaste la ropa y te retiraste al baño para cambiarte. Solo entonces te diste cuenta de lo que tenías en sus manos. Al principio, parecían pijamas algo eróticas. Pero una vez las tenías puesta, te diste cuenta exactamente de lo que usabas. La temida lencería. No había forma de que pudieras caminar por ahí. No con Kikyo juzgándote. Pero realmente no tenías nada mejor para cambiarte, y sabía que Illumi se enojaría si no le mostrabas la ropa.

Entonces lo invitaste a entrar

—¿Q-qué es esto?—Illumi luchó por mantenerse inexpresivo. Era como si ella fuera una súcubo, simplemente tratando de hacerlo perder el control.

—¿Te ... te gusta?—Preguntaste tímidamente.

¿Me gusta? Illumi meditó. Gustar que no es una palabra lo suficientemente fuerte. Lo que ella tiene puesto es increíble. ¿Quién usa ese tipo de ropa? Es casi como las prostitutas de los burdeles que mi padre frecuenta. Sin el conocimiento de Illumi, _____ se sentía de una manera similar. Llevabas un largo vestido blanco transparente, medias blancas, liguero y bragas de encaje blanco. Lo demás estaba abierto para que todos lo vieran, causando que te pusieras roja.

—¿Bien?—insististe mientras te cruzabas de brazos no solo para mostrar tu impaciencia sino para esconder tus pezones.

—Me gusta mucho. Pero tal vez solo para que yo lo vea—Illumi caminó hacia ti y te rodeó con sus brazos en lo que podría haber sido el abrazo más incómodo que te hayan dado en tu vida—No dejes que ella te arruine esto. Me estoy ... ¿divirtiendo? ¿Es esa la palabra?

Reiste por lo bajo y respondiste—Sí, esa es probablemente la palabra—y por solo una fracción de segundo, creiste ver una sonrisa mostrarse en el inexpresivo rostro de Illumi.

—Te traeré más ropa entonces—te dejó saber cuándo te soltó y caminó hacia la puerta.

—¡No más de esto!—pediste cuando lo viste salir. Se giró brevemente para te con su típico rostro inexpresivo.

—No puedo prometer eso.

Y todo lo que podías hacer era reír.