Capítulo IV: Sin carne, por favor.

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Al día siguiente, despertaste con la familiar sensación de nauseas. Tus náuseas matutinas no habían sido demasiado insoportables, pero de ninguna manera eran agradables. Pasaste una cantidad generosa de tiempo en el baño antes de escuchar un golpe en la puerta.

—El desayuno estará pronto, por favor reúnase con la familia en el comedor, señorita _____.

Debe de ser un mayordomo. Hubiera deseado que me trajera más ropa. Pensaste mientras agarrabas tu única camisa, que ahora era demasiado pequeña y mostraba una parte de tu barriga en crecimiento. Para empeorar las cosas, tampoco podías abotonar tus jeans. Te había negado en varias ocasiones comprar ropa de maternidad. Frunciendo el ceño, decidiste que era mejor que aparecer con la misma ropa que ayer.

Cuando entraste en el comedor, oíste un jadeo sorprendido y tu rostro se encendió de un rojo intenso. Mientras te escabullías a un asiento vacío murmurabas algo acerca de no tener nada de ropa. Tu asiento era el más cercano a Illumi y te miró justo a tiempo para ver el ligero rubor y torpe cruce de piernas. Sintiéndote cohibida, simplemente observabas el espacio vacío frente a ti, esperando la comida.

Después de lo que parecía una eternidad, se colocó un plato frente a ella. Salchicha, huevos, pan tostado con mantequilla de maní y jugo de arándano con una pastilla, vitamina prenatal supuso, junto a ella. Todo se veía bastante bien, excepto por la salchicha. No comías carne. Y el olor comenzaba a hacer que la bilis de tu estómago subiera a tu garganta. Rápidamente le pediste a un mayordomo que retirara la grotesca carne inmediatamente. Sin embargo, en lugar de aceptar sus necesidades, el mayordomo miró primero a Illumi.

— Ella lo comerá.

Giraste tu cabeza hacia él. Eso era inaceptable.

—Absolutamente no. No como carne y no comenzaré a comerla ahora, y si no se retira eso de mi plato ¡Juro que vomitaré lo que me quede en el estómago! —cruzaste mirada con Illumi, sintiendo esa sensación de temor una vez más, pero esta vez en lugar de obedecer, cumpliste tu promesa. Vomitaste sobre la mesa e Illumi. Avergonzada y furiosa, te levantaste inmediatamente para disculparte con Zeno, Silva y Kikyo por arruinar el desayuno y corriste devuelta a la torre.

Te dejaste caer en la cama, activaste tu Nen y sentiste como tus huesos se volvían elásticos. Esto te ayudó a hundirte aún más en la cama y a satisfacer tu necesidad de convertirte en nada. Zeno, por supuesto, no podía permitirte estar sola. Él rio entre dientes después de verte en ese estado. Tu habilidad siempre lo impresionó. Te había visto llegar a ser tan dura como una roca muchas veces, era muy útil para la defensa, pero era raro que te viera entrar en modo elástico. Él se acercó y levantó tu pierna que era como un fideo. Su viejo amigo estaría orgulloso de ver a esta chica ahora.

—Te dije hicieras saber si necesitabas algo— Zeno rodó sus ojos hacia ti—. No dejes que Illumi te intimide. Eres nuestra invitada de honor y tu abuelo ciertamente estaría disgustado si algo te sucediera".

Reíste ligeramente mientras limpiabas tus lágrimas. Zeno tenía razón, tu abuelo siempre había cuidado de ti. No te habías dado cuenta de que Zeno era el viejo que constantemente formaba parte de la conversación entre tu padre y tu abuelo, pero ahora estaba claro. Después de unos minutos gimoteando y ser examinada por el anciano, decidiste volver a endurecer tus huesos y sentarte.

—Necesito ropa nueva—finalmente hablaste. Zeno se puso de pie y comenzó a salir de tu habitación, sin interés.

—Te dije que primero le preguntaras a Illumi—comentó mientras la puerta se cerraba detrás de él.

Estupendo. pensaste. Es hora de enfrentar al niño al que le vomité.


The Zoldyck's Nanny [Hunter x Hunter] [Illumi Zoldyck X Reader] CANCELADAWhere stories live. Discover now