Capítulo 68. Eso es lo que yo quiero...

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-La he cagado, lo sé, no tendría que haber llamado. - Repetía ella una y otra vez. - De verdad, ¿en qué estaba pensando? 

-Nora, tranquilízate, por favor. - Contesté.

-Llegará en cuestión de horas, y yo estoy aquí, asustada, sudando y sin saber que decirte. ¡Hace cuatro años que no la veo!

Estaba empezando a acabar con mi paciencia. La entendí -en realidad no- pero, ¿en serio? Vamos... yo ni la conocí a la mía.

-¡Pues yo no la conocí! - Chillé de golpe. Me arrepentí al segundo.

Lo sé, a veces me meto yo, como si todo girase a mi alrededor, pero... no entiendo como podía estar tan nerviosa, bueno, vale, sí que lo entiendo.

-Lo siento... - Añadí. - Esto no tiene que ver conmigo...

-No te preocupes, es mi culpa, no he pensado en ti.

-No tienes que pensar en mi, tienes que pensar en ti. Ahora te vas a tranquilizar, y cuando venga, hablaréis.

-Hablaremos, o tal vez ella me de una bofetada.

-Eres mayor de edad, ya no te puede mandar. Aunque... tampoco lo hizo hace cuatro años. - Traté de decir eso con tono de broma, por su cara vi que no se lo tomó muy bien. - Lo siento... - Me disculpé por enésima vez.

-No estás consiguiendo que me tranquilice, me pones más nerviosa. - Bufó.

-Iré a llamar a Rubén, a ver que puede hacer.

Salí del salón y me dirigí a la puerta, aunque antes de salir oí a Nora decir ''Empeorarlo, eso puede hacer'', y bueno, no le contesté. Abrí la puerta de mi casa y me dirigí a la que había al lado, a mi derecha. Llamé al timbre varias veces, era raro, pero aún no teníamos copia de las llaves, aunque nunca se me ocurrió pedirle unas. No tardó en abrirme la puerta.

-¿Qué ocurre? - Preguntó él, por su pelo y su ropa deducí que estaba durmiendo.

-Pues... Nora llamó a su madre, después de cuatro años. Se dirige aquí, o bueno, se dirigen, los dos padres de Nora. Ella está muy nerviosa, y yo estoy a punto de meterle una bofetada. - Dije rápidamente, después tomé una bocanada de aire. 

-Tranquila, tranquila.

¿Qué teníamos todos con esa maldita palabra? ¿tranquila? ¿en serio? 

-¡Cuándo le dices a alguien que se tranquilice, se pone más nervioso!

Y después me di cuenta de que eso mismo llevaba repitiéndole yo a Nora una hora, una y otra vez. Normal que se ponga nerviosa, incluso yo me puse nerviosa.

-¿Y qué se supone que tengo que hacer? ¿llorar? - Volvió a preguntar.

-No, tienes que venir y ayudarme, me dará un ataque. 

Él bufó. Cogió sus llaves de encima de un armario que había a la entrada. Le agarré de la mano, cerró de un portazo, y volvimos a mi piso. Nora estaba sentada - al fin se había sentado -, mirando a un punto fijo, seguramente en un universo paralelo, donde no tenía que encontrarse con sus padres en cuestión de horas, pero, teníamos que devolverla a la realidad.

-¡Eh, Nora! - Agité mi mano por delante de su cara. - Vuelve con nosotros.

-Me matarán, me ahorcarán y después me lanzarán al mar, me comerán los tiburones.

-Bueno, los tiburones dan igual, ya estarás muerta antes. - Soltó Rubén, yo me reí, aunque en bajo, no quería parecer insensible. Nora le fulminó con la mirada. Le di un golpe a Rubén, como diciéndole ''Eh, un poquito de tacto.''

Será cosa del destino. | Rubius y tú |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora