Especial 200,000.

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IMPORTANTE: Este capítulo NO es mío, al final del capítulo tenéis más detalles. Espero que lo disfrutéis :3

Llegué al piso y como pude abrí la puerta, encontrándome con Raspberry tirada sobre un cojín, seguramente en el quinto sueño. Es linda cuando duerme. Lo mejor de todo es que puedo acariciarla sin que me muerda. Dejé encima de la mesa de la sala las bolsas de la compra. Saqué mi cartera del bolsillo derecho de mi pantalón y la dejé sobre una encimera en la cocina, seguido de las llaves.

La otra gata, Willy, estaba dormida también, solo que ella si estaba en su camita. Era tarde, estaba regresando de hacer la compra porque realmente no tenía casi nada en mi nevera. A veces vivir solo apesta, y ______ no es muy buena en la cocina que digamos, así que si algún día llego a vivir con ella tengan por seguro que voy a acabar obeso de tanto pedir pizza y hamburguesas.

Me puse a guardar todo. El cereal por aquí, el pan a la despensa, la harina… también supongo, las bananas sobre el frutero, y el resto pa’ la nevera. Tomé una de las bolsas y dentro guardé todas las demás. Vamos, de la ley de la “Bolsa de las bolsas” no se escapa nadie. Rubius, ¿Tienes una bolsa? ¿Ves la bolsa de ahí? Bueno, coge una bolsa. ¿Me das una bolsa? Ahí en la bolsa. ¿Dónde guardas las bolsas? No las enceuntro Creo que hay en la bolsa de las bolsas, que es en donde guardo las bolsas. Todos en vuestras casas tenéis una bolsa donde guardan las bolsas, no me lo nieguen.

Estaba cansadísimo. Era tarde y me dolían bastante los brazos por cargar las cosas hasta casa. ______ tenía razón cuando dijo que debía comprarme un auto y uno de esos carritos portátiles para llevar las compras. Apagué la luz de la cocina, seguido la de la sala y finalmente caminé a oscuras hasta mi habitación. Encendí la luz y enseguida me tumbé en la cama a la vez que me frotaba la cabeza. Había dejado el móvil cargándose antes de ir al supermercado, así que probablemente tenía algunas notificaciones. Entré y lo primero que vi fue una notificación de hace 9 segundos (Sí, segundos) en el grupo de WhatsApp, cuyo nombre era “Los tontos bien tontos”, cabe mencionar. En el grupo estábamos los de siempre. Mangel, Cheeto, Alex, Willy, Thous, Mario, EDDisplay. Gñé, toda la panda.

El mensaje era de Willy, que ponía “Es verdad, el tiempo si que vuela”. Me he perdido de algo, seguro que sí. Entré al chat y vi una larga conversación de tan sólo los últimos 14 minutos. Me fui al principio, desde la hora en la que salí, para comenzar a leer. Todo puras gilipolleces y tonterías, hasta llegar a un mensaje de Alex, en el que ponía “Por cierto Rubius, ya has pensado que quieres en tu cumpleaños?”. Los demás preguntaron lo mismo también, y el siguiente mensaje era de Mangel, diciendo “Seguro y ha salido”. Ay mi Mahe, sí piensa él -A veces-.

En los demás mensajes no se veía nada que tuviese que ver con mi cumpleaños. Bajé por completo en la conversación hasta llegar al cuadrito donde se escribe el mensaje, y ahí escribí “Muy buenas!! Ya he llegado, dejen que me duche y enseguida vengo”. “Tío, mas fácil hubiese sido que te ducharas y luego hablaras” escribió Cheeto en su respuesta. No le presté atención y dejé el móvil a un lado; no tenía caso pelear con él sobre algo tan estúpido, porque al final íbamos a acabar hablando de algo que no tiene nada que ver con el tema principal.

Abrí el armario y del primer cajón saqué el pijama, que no constaba de más que un pantalón Adidas que me quedaba grande (A ______ ni siquiera le quedaba…), y una camiseta que ya no usaba. Caminé hasta el baño, dejando encendida la luz de mi habitación. Al entrar dejé la ropa sobre la encimera del lavamanos y abrí la ducha. Esperé a que el agua se calentara y entré. Apoyé una mano en la pared y con la otra me desordenaba el pelo bajo la regadera. Luego me lavé con el jabón, el champú y blá blá blá.

Cuando por fin salí, me sequé bien el cuerpo antes de ponerme el pijama. El pelo me lo dejé a lo natural, ni que yo me peinara mucho. Dejé la toalla donde se supone que iba y salí del baño, apagando la luz. Entré a mi habitación, apagué también la luz –La había dejado encendida antes.- y me tiré a mi cama. Tomé el móvil para ver sobre qué hablaban los demás. Cosas sin sentido, nada de importancia. Decidí dormir, aún seguía bastante cansado y mañana quiero levantarme temprano para poder grabar video temprano, editar el video temprano y subir el video temprano. Muchos ‘tempranos’, y eso que lo temprano no va conmigo, no soy de madrugar. Acomodé bien la almohada bajo mi cabeza, y cerré los ojos para poder dormir. Cosa que no me costó mucho hacer porque soy demasiado flojo.

Será cosa del destino. | Rubius y tú |Where stories live. Discover now