46. Together

1K 44 0
                                    


Segundo día sin Morgan y primer día del entrenamiento de mi pequeña Nugget. Me encontraba en el gigante jardín de la escuela de entrenamiento. Todas las personas que buscaban controlar a sus fieras, estaban junto a mi todos en una fila con nuestro perro frente nosotros. Algunos perros querían correr, casi safando él brazo de su dueño en cambio Nugget; miraba a todos los perros con emoción.

—Buenos días, hoy comienza él curso para educar a nuestros canes, fieras para algunos.—Agregó con gracia Ryan, él entrenador. Resulta que tiene una sonrisa contagiosa y es pelirrojo, con algunas pecas e incluso su rostro tiene rasgos definidos.

»Comenzaremos con la obediencia a la hora del paseo. Como saben, ciertos canes incluso intentan morder la correa y huir lo más lejos. En esta clase, será vital hacerle saber al can que no somos sus dueños: somos su mejor amigo y si él nos obedece podremos satisfacer lo que él deseé.

—Pedacito de pollo, quieto.—Nugget me miro, sabiendo que me dirigía a él y es solo que, estaba tan inquieto.

—La chica rubia de Jeans y piñas.—Alcé la mirada, observando a todos en mi dirección.—Tu serás nuestra modelo.

Camine hacía él, que se encontraba frente a todos mientras que Nugget trotaba como un corsel.

—¿Cómo has llamado a tu perro?—Preguntó sonriendo levemente.

—Pedacito de pollo.—Murmuré avergonzada sintiendo mi sonrojo, todos rieron.

—¿Es ése, él nombre de tu perro?

—Se llama Nugget en realidad.

—Bien, tu controlas a donde van y mientras él obedezca será fácil. ¿Me permites?—Miro a Nugget y luego a mi, le ofrecí la correa mientras que él cachorro estaba feliz por conocer a alguien nuevo. Tomó la correa y comenzó a caminar con Nugget a su lado, trotando felizmente aunque sin tratar de ir por su lado.

»El cachorro no controla su camino, sino ustedes. Muchas veces él cachorro trata de huir detrás de niños, perros y usualmente ardillas. Nosotros sin saber como controlarlo permitimos que él haga lo que desea y ese es nuestro error porque así se mal acostumbra al perro y continuara haciendo lo que quiere. Tampoco hay que forzarlo con maltrato, muchas veces nos desesperamos y llegamos a maltratar a nuestro amigo pero esto no es la solución. Solo hay que tomar firmemente la correa mantenerlo a nuestro lado, siguiendo nuestro camino.

Todos empezamos a realizar vueltas por él campo tratando de seguir las indicaciones de Ryan. Algunos hombres gruñían molestos al ver que no podían seguir las instrucciones pero él instructor se acercaba a ellos y los ayudaba con su dilema.

—Me sorprende ver que Nugget te obedece.—Mire sobre mi hombro a Ryan, que seguía mi paso.

—Igual a mi, es un poco imperativo pero se mantiene firme a mi lado.—Sonreí de medio lado y mantuve él agarre de la correa firme.

—Es una buena elección, los Hosky son perros fieles y muy hermosos.

—Fue elección de mi esposo, él nos lo obsequio.—Añadí y reí.

—Tu esposo, claro, lo sospechaba.

Al terminar él entrenamiento de hoy, ambos acabamos exhaustos. Subí a Nugget al Audi y condujo hasta casa de mis padres, ya es hora de que mi hijo conozca a sus abuelos. Al llegar a casa, me encontré a Nicole cuidando de sus gardenias del jardín delantero. Su mirada siguió él Audi hasta él garage de mis padres. Aparque y me gire hacia el cachorro, que chillaba por poder salir o ver por la ventana.

—Nugget es hora de que conozcas tu otra casa. Debes de querer a tus abuelos, son mucho más amorosos que los de tu papá.—Acaricié su cabeza y abrí la puerta para que saliera. Apagué él motor y salí del auto, Nicole me miró fijamente y no pude evitar hacer lo mismo, sonriendo levemente. Después de nuestra pelea solo habíamos intercambiado un par de mensajes por Facebook y ahora, estabamos de frente aunque no por mucho porqué ella entro a su casa sin sonreír.

One Year Where stories live. Discover now