21. ¿Hotel?

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Los discursos habían terminado. Kylie no quería mirarme, al parecer estaba avergonzada por lo que dijo sobre mi. Todos estaban en la pista bailando alegremente mientras que yo los veía y Kylie solo jugaba con una servilleta. La mire de reojo y note que se veía triste, tome el valor y busque su mano que estaba sobre la mesa, la tome y entrelace nuestras manos. Recibí una mirada y yo le sonreí, ella solo miro hacia otro lado, mientras apretaba nuestras manos.

—¿Quieres bailar?

—No, ve tú.—Hablo y me sonrió tiernamente. Esta chica es tan bipolar.

—Quiero ir contigo.—Una canción sonó, le gustaba a Kylie porque de inmediato sonrío.

—Bien.—Tomo mi mano y caminamos hacia la pista. La tome de la cintura y la traje hacia mi mientras ella rodeaba con sus manos mi cuello y recostaba su cabeza sobre mi hombro. Nos movíamos al compás de la música. La tome de la mano y le di una vuelta, la atraje hacia mí de nuevo mientras veía como reía. Se alejó y dio una vuelta, me miró y camino hacia mí. La tome por sus piernas mientras esta reía y miraba hacia arriba, la baje y le di una vuelta de nuevo. Se acercó a mí y me miró sonriente.

—Te amo, Morgan.—Me miró y acaricio mi mejilla.

—Y yo a ti, K.—Le sonreí y bese sus labios, sus lindos y rosados labios. La canción termino y ella se quedó bailando con sus amigas. Vi a mis amigos y me acerqué a ellos.

—¿Qué fue eso, Morgan?—Hablo Kendall.

—Bailaba con mi esposa.—Fruncí el ceño.

—Se refiere al beso, ¿lo fingió porque todos los veían?

—No lose.—La busque con mi mirada. Brincaba como una loca mientras sus amigas hacían lo mismo y reían. Esa idea ni siquiera había pasado por mi mente, ¿y si fue así?

—¿Así que es una farsa?—Volvió a hablar Alex. Alexander es un chico realmente sarcástico y suele tener mal humor. Su cabello oscuro siempre esta peinado hacia atrás y es lacio, lo envidio. Tiene un mentón muy definido y es un poco mas bajo que yo.

—Se podría decir que si.—Metí mis manos en mis bolsillos, sin nada que hacer con ellas.

—¿La quieres?—Hablo él rubio de Keegan.

—Por supuesto.

—¿A qué te refieres?—Pregunto Tyer levantando una ceja. Yo le soy fiel a Kendall, aunque cuando no esta le soy fiel a Keegan pero Tyler es literal un chico muy apuesto. Tiene sonrisa encantadora, va conmigo a dar vueltas en bicicleta y es alguien muy confiable, incluso su cabello negro como él carbón tiene un brillo muy increíble. Se que hablo de mis amigos como si fuera chica pero bueno, no puedo decir que este dios griego se junta con chicos semidioses o si?

—¿La amas, no?

—Si, creo que si.—Baje mi mirada y Kendall brinco hacia mi, rodeando mi cuerpo con sus brazos.

—Eres tan romántico y cursi.—Chillo como una chica y todos rieron.

—Quita, que arrugas mi traje.—Me soltó y yo acomode mi traje.

—Ay, por favor.—Insistió.

—¿A dónde irán?

—Quiero que conozca el hotel, en Miami.—Sonreí y ellos rieron.

—Que romántico.—Exclamó Alex en su típico tono sarcástico.

—Podemos ir a Londres ahora mismo si queremos.—Gruñí con fastidio.

—Cuando eres rico y lo tienes todo.—Keegan limpio una lágrima imaginaria de su mejilla.

—Cállate, Keegan.—Exclamé riendo. Me lancé a su espalda, mientras rodeaba su cuello con mis brazos. Me cargaba.

—Siempre de gays.—Kendall puso sus ojos en blanco y camino hacia una pelirroja.

—Siempre consiguiendo con quien acostarse.—Keegan negó con la cabeza, bese su mejilla a lo cual recibí un leve golpe en el estomago.

—Y tú de gay. Habla el que se acostaba con 15 en una semana.—Todos rieron y yo puse mis ojos en blanco.

Eran las 1:23 de la madrugada y aún había gente bailando, entre ellas Kylie, que estaba borracha y seguía bailando con sus amigos. Un auto nos esperaba, Manely había preparado las maletas de Kylie y yo, ya las tenía hechas desde hace días. Era una luna de miel al estilo de Edwar y Bella.

—Tengo que irme.—Kendall me guiñó el ojo y camino hacia una chica, tambaleándose. Yo negué con la cabeza y camine hacia Kylie. Me miró y comenzó a reír, escondiéndose detrás de su amiga pelirroja.

—Kylie, es hora de irnos.—Le grite, la música estaba demasiado fuerte.

—Aún no se van los invitados.—Grito riéndose. Puse mis ojos en blanco y suspire.

—Los regalos, K.—Le hable como a una bebe mientras sonreí.

—¡Llévame!—Se paró frente a mi, de perfil. Pase mis manos por debajo de sus rodillas y la tome en brazos como a una princesa.
Entramos al salón, que tenía un pequeño bar en la esquina. Había unas diez mesas con la misma decoración que las de afuera. La senté en una silla mientras esperábamos a Manely. Quien le daría algo para que se cambiara y nos pudiéramos ir a Miami.

—Ya que se irán con Merrick, será más cómodo para ella irse en pijama. Además, es para mí más fácil.—La miro, estaba quitando todos los pasadores de su cabello, que caía en rizos, se veía tan tierna mientras murmuraba cosas y repentinamente reía.

—Kylie, mi amor.—Ella me miró y se sonrojó un poco.—Tienes que acompañar al baño a Manely, es una emergencia.—Exclamé desesperado. Ella asintió y se pudo de pie, mientras seguía a Manely. Me giré y camine a la silla.

—¡Tú maleta!—La lanzó hacia mí y la cache. Corrí al baño y me cambie. Me puse unos vaqueros negros y una camisa blanca de manga corta, con unos vans negros. Doble el esmoquin y lo metí con cuidado a la bolsa junto a los zapatos. Salí y Kylie está sentada en una silla, dormida.

—¡Dejaste que se durmiera!—Manely se encogió de hombros.

—Ya hice mi parte, no molestes.—Se llevó ambas maletas hacia la camioneta, la tome en brazos y la subí a la camioneta. Nos llevaron hasta el aeropuerto, donde nuestro avión privado nos esperaba. La tome en brazos de nuevo y subí al avión, la acomode en el asiento y lo recline. Me dieron café, no me podía quedar dormido.

Kylie

Desperté por el ruido del, ¿mar? Abrí mis ojos de golpe y los frote, el mar se veía por la ventana. ¿Dónde estaba? Vestía mi pijama de oreos, qué vergüenza. Estaba en hotel, obviamente, en una habitación presidencial, sin presumir. Me puse de pie y camine hacia la otra habitación, donde estaba Morgan. En bóxers, desayunando.

—Estoy almorzando.—Aclaró mientras bebía jugo de naranja.

—¿Qué hora es?

—La 1:21 de la tarde.—Tomo su celular con una mano y con la otra metía la comida a su boca.

—¿Tú...me cambiaste?—Trague saliva y el soltó una carcajada.

—Lo hubiera querido pero no, Manely te cambio.—Abrí mis ojos.—Seguías consiente aunque a los 5 minutos estabas casi muerta.

—¿Seguimos en Los Ángeles?—Hable mientras observaba la habitación, las paredes eran blancas y había una mesa para 6 personas, donde Morgan gozaba de un gran bufet. Fruta picada, una ensalada y un gran bistec.

—Estamos en Miami, en mi hotel.—Hablo tranquilamente. ¿Un hotel? ¿Los O'Conner tenían un hotel?

—¿También son dueños de hoteles?—Hable sorprendida.

—Solo de este. Además, es uno de 5 estrellas. Realmente conocido y demasiado elegante. El mejor de Miami, para dejar los rodeos.

—Dios mío.—Murmuré sorprendida.

—¿Quieres comer algo?

—Claro.—Me encogí de hombros y me senté a su lado.

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